martes, 5 de julio de 2022

La excepción ibérica, Spain is diferent


mallorcadiario.com

La excepción ibérica, Spain is diferent

La “excepción ibérica” de Sánchez se parece tanto a aquel viejo eslogan “Spain is diferent” que, una vez más, deja traslucir como para nuestro actual presidente Franco no es sólo una obsesión sino también, y sobre todo, una fuente de inspiración. Haber aguantado cuarenta años en el machito, sin duda, le proporciona una interesante fuente de aprendizaje a quien sólo aspira a estar un día más en el poder.

Una práctica habitual de la política económica franquista consistió en el diseño de subvenciones cruzadas, es decir, elevar los precios de algunos bienes para reducir el de otros cuando el criterio del gobierno no coincidía con el del mercado. Por ejemplo, ocurría con las llamadas telefónicas, ofrecidas por el monopolio nacional, cuyas tarifas eran mucho más elevadas en las de larga distancia (se las llamaba conferencias) para subvencionar las urbanas que eran las que en realidad soportaban los mayores costes propios de “última milla”. Una medida populista por la cual los gobiernos de la dictadura se podían presentar como defensores de las clases más populares.

Así, durante el franquismo las subvenciones cruzadas se fueron estableciendo en casi todos los sectores controlados o regulados cómo podía ser correos, el transporte interurbano, el tabaco, los hidrocarburos, etc. Una práctica que se tuvo que ir revirtiendo, poco a poco, cuando la democracia, por fin, se abrió paso en nuestro país. Pues si los precios tienen que cumplir su papel de coordinador de la actividad económica, para facilitar la toma de la decisiones racionales y eficientes tienen que reflejar la realidad. De hecho, la existencia de aquellas subvenciones cruzadas hacía imposible la apertura de esos mercados a la beneficiosa competencia que reduce los precios hasta el nivel de los costes.

Pues bien, una vez más, el gobierno socialista del malabarista Pedro Sánchez revive una vieja práctica franquista con la “excepción ibérica”, ya que no es más que una subvención cruzada del precio del gas a costa de la producción de electricidad mediante energías limpias. Una distorsión de los precios de mercado que tiene, necesariamente, la perversa consecuencia de incentivar una mayor utilización del gas en la generación eléctrica. Pues con su implementación, los precios dejan de reflejar adecuadamente los costes.

El PSOE es un partido curioso capaz de festejar la llegada del buque de refugiados Aquarius por lo que significa en materia de “fronteras abiertas”, para el poco tiempo considerar adecuado el dramático y vergonzante uso de la fuerza extrema en esas mismas fronteras. O que puede defender la imposibilidad de una reducción tributaria por la necesidad de mantener el estado del bienestar, para implementarla a bombo y platillo a los pocos días. Su potentísimo aparato mediático es capaz de encontrar los argumentos necesarios para distanciarse y condenar el independentismo catalán, para después darles la vuelta y justificar el otorgamiento de indultos a los golpistas separatistas. Y suma y sigue, pues en su esencia está que lo importante a la hora de gobernar no es ni la ideología, ni la representación de sectores electorales concretos, sino el dominio del relato, tal como han hecho todos los populistas nacionalistas, incluido el propio Franco.

En este sentido, ante el fracaso de la excepción ibérica, y de las otras ineficientes medidas implementadas hasta ahora, para mitigar el grave mal de la inflación no debemos extrañarnos que la respuesta del presidente haya sido la toma de control del INE, pues, el relato es lo primero y fundamental. Quizás los muchos asesores de Sánchez hayan recordado que el "Spain is diferent", ideado por el Ministerio de Información y Turismo (curioso título para un ministerio) al inicio de la década de los sesenta, sirvió para sacar ventaja, y así justificar, el menor nivel de vida de los españoles fruto de aquellas populistas políticas.

 

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