martes, 25 de abril de 2023

Por una política aburrida

 Por una política aburrida

 mallorcadiario.com

Ante las inminentes próximas elecciones, tanto locales y autonómicas, como nacionales, pienso que en vez de analizar las distintas ofertas que nos realizan los partidos, -siempre con nuestro dinero-, puede ser más interesante escribir unas pocas líneas sobre lo que, desde mi punto de vista, me gustaría a mí solicitarles. No sería otra cosa que lo que se puede resumir en una política monótona, gris y aburrida, sin leyes que lleven el nombre de un conseller o un ministro, ni que tengan su origen en el trending topic de la red social de moda, sin aló presidente, ni normas que cambien de semana en semana, sin discursos cuya única intención es justificar captar la atención del periodista a sueldo que la convertirá en titular, sin sorpresivas subvenciones para el colectivo que se desmarca en las encuestas, etc.

En fin, como decía, les pediría una política aburrida en la que sólo se aprueben leyes suficientemente meditadas, respetando los tiempos y las formas, tras debates sociales plasmados preferentemente en artículos de opinión extensos. Me gustaría que se hiciesen propuestas constructivas que, ni desprecien la historia ni que intenten modificarla, sino que supongan un mínimo grado de respetuoso compromiso con los que nos precedieron en la vida. Y que, al mismo tiempo, tengan la suficiente amplitud de miras como para contar también con los que todavía no han nacido. Sin importar que ni unos ni otros tengan derecho a voto en estas próximas elecciones.

En esa línea, les pediría tanto a las formaciones políticas como a sus líderes, que no se saquen más conejos de la chistera, ni que nos intenten colocar unicornios, aunque éstos tengan la forma de tranvías, de repúblicas, de paguitas que no llegan o de fondos resilientes. A la vez que también les pediría que, por muchos votos que consigan, tengan una actitud absolutamente democrática respetando estrictamente a las minorías, recordándoles que la minoría más pequeña que existe es el propio individuo.

Soy de la opinión que los intentos de transformar el marco mental de las personas a través de los medios de comunicación de masas, se ha convertido en una las estrategias políticas que más degradan la democracia. Por lo que considero que explicitar y limitar los recursos dedicados a la propaganda gubernamental se ha convertido una imperiosa necesidad.

Ahora bien, que nadie se confunda, el aburrimiento que desearía no significa para nada dejar de lado la agenda reformista, sino más bien centrarla en aquello que es importante por fundamental. Para empezar, sinceramente, pienso que, tras la experiencia de los últimos años, un cierto nuevo giro hacia el bipartidismo puede contribuir a que las propuestas más radicales y estrambóticas tengan que pasar más filtros, contribuyendo al aburrimiento que deseo. Aunque considero que para que ese giro se produzca los partidos de mayor solera deberían intentar alejarse de las estratégicas de populismo facilón, mostrando la valentía necesaria para adoptar programas reformistas que comiencen haciendo propuestas acerca de la ley de partidos, para corregir lo que no ha funcionado en el seno de sus propias organizaciones, propiciando la actual fragmentación. Quizás, de esta forma, se podría comenzar a evitar el deslizamiento degradante de la política a la categoría de espectáculo.

Así mismo, tampoco soy de la opinión que tener un buen gobierno pase necesariamente por contar con bueno gobernantes. Pues en un sistema de alternancia siempre cabe la posibilidad de que alcance el poder quien no cuente con la formación, capacidad o actitud suficiente. Pero por eso mismo, pienso que hay que dar mayor importancia al perfeccionamiento del sistemático juego limitador del equilibrio de poderes, poniendo especial énfasis en el papel de la prensa y la propaganda.

En definitiva, en estas líneas estoy identificando la política de altura con el aburrimiento, porque pienso que, en una sociedad compleja y madura, sencillamente, no es posible conseguir auténticas mejoras sociales con pensamientos del tamaño de un tuit. 

martes, 18 de abril de 2023

Las ventajas políticas de la agenda medioambientalista sobre la economía.

 Las ventajas políticas de la agenda medioambientalista sobre la economía.

 mallorcadiario.com

Preocuparse por el futuro económico de nuestros hijos y nietos es ahorrar. Preocuparse por el futuro medioambiental de nuestros hijos y nietos es gastar. Esta es, sin duda, uno de los motivos por los cuales se pone, desde buena parte del espectro político, mucho énfasis en las cuestiones medio ambientales y muy poco (o nada) en las económicas.

Como decía Jeremy Bentham los políticos defienden sus propios intereses y los de sus grupos de presión. Sólo promueven el bien común si coincide con el propio. De esta forma, como en las democracias el horizonte temporal son periodos legislativos breves, normalmente de cuatro años, no dudan de anteponer el corto plazo trasladando los costes al largo. Así, se recurre, reiteradamente al endeudamiento masivo (o a la impresión inflacionista de dinero), para aplazar los costes de sus actuaciones actuales electoralistas o clientelistas a las generaciones venideras. Dicho más llanamente, les tiene sin cuidado el ciudadano que todavía no ha nacido, por la simple razón de que no tiene derecho a voto.

¿Ahora bien, por qué entonces se preocupan tanto del medioambiente o el cambio climático? ¿Por qué intentan preservar, ahora sí, la herencia que dejaremos a nuestros hijos y nietos en esta cuestión exclusivamente? La razón es muy sencilla. Porque la preocupación por el medioambiente futuro, a diferencia de la economía futura, justifica un mayor gasto político presente.

Los políticos cuya única divisa es la ambición menos escrupulosa, como Sánchez y otros, lo han tenido claro desde el primer día. Se colocan el pin de la Agenda 2030 a modo de salvoconducto, pues de entre los 17 objetivos explicitados prevalecen los temas medioambientales a los económicos. Es más, extrañamente el primero de ellos, que es el muy loable “Fin de la pobreza”, aparece más ligado al ambientalismo que a la economía. Y lo mismo ocurre con el resto de temas sociales que se pretenden promover. En todos ellos, las grandes cuestiones económicas quedan relegadas o supeditadas a una mayor intervención gubernativa.

A este tipo de políticos no les importa, en absoluto, conocer que la ecología, como ciencia, es hija de la economía. El origen de las especies de Charles Darwin está dedicado a un economista: Thomas Robert Malthus; porque los animales descritos se comportan de forma similar a como lo hacen los agentes de la City londinense. Tampoco les importa saber que el concepto básico de con la teoría subjetiva del valor de William S. Jevons, explicitado hacia la década de 1870, fue uno los principales motivos por los que se comenzó a valorar los recursos no explotados de la Tierra, es decir, el medioambiente. Una teoría que pretendía desplazar del imaginario colectivo la anterior teoría del valor trabajo de Marx, entre otras cosas, porque si todo valor surge únicamente del trabajo, se podía despreciar el entorno natural al carecer, justamente, de valor social. No fue casualidad que fuese durante aquella década que el presidente norteamericano Ulysses S. Grant creó el primer parque natural del mundo: Yellowstone. Un ejemplo que, poco a poco, imitaron todos los países.

Ciertamente, una economía sólida es el mejor fundamento para alcanzar tanto una sociedad sólida y cohesionada como un medio ambiente bien preservado. Una población cada vez más urbana, lógicamente, valora de forma creciente el medioambiente, y justamente, por eso, los criterios económicos, por sí mismos, pueden resolver muchos de los problemas, generando la riqueza necesaria para hacerlo con una mayor contundencia.

Durante generaciones el petróleo, no fue un recurso económico natural, sino una sustancia asquerosa y maloliente que desvalorizaba por completo los campos en donde aparecía. Sin embargo, cuando en el siglo XIX la creciente demanda de luz artificial hacía imposible continuar utilizando aceite de ballena para tal propósito, se optó por recurrir al que más tarde sería considerado, incluso, el “oro negro”. De alguna forma, fue el sistema económico de precios libres el que evitó la desaparición de los majestuosos animales marinos. Fueron los principios económicos básicos.

En definitiva, como la política seguirá existiendo, como sociedad nos conviene, tal como nos recomendaba Bentham, tener mucha precaución y buenas dosis de desconfianza ante las ofertas electorales de los que aspiran al poder o mantenerse en él. Es justamente por eso que desde aquí recomendaría que cuando quizás alguno nos proponga menos política, y menos poder concentrado en sus manos, le apoyemos. Seguro que el medio ambiente de nuestros hijos y nietos nos lo agradecerá.

martes, 11 de abril de 2023

Elogio al automóvil

Elogio al automóvil

 mallorcadiario.com

Para la gente de mi generación el automóvil ha sido algo así como uno de las más máximas aspiraciones personales. La herramienta imprescindible para alcanzar un sueño de emocionante libertad. Pues con él descubrimos lugares que, tiempo atrás, resultaban inaccesibles y, además, lo hacíamos sin horario y sin necesidad de planificación de ningún tipo. Por supuesto, también nos servía para acercarnos a las personas que nos importan, de una forma tan rápida que aumentó nuestras relaciones sociales y la satisfacción que de ellas se deriva.

Mi primer coche, muy poco sofisticado y muy usado, resultó costoso, pero luego los modelos fueron incorporando innumerables mejoras con precios cada vez más contenidos en relación a los salarios. De esta forma, además de un ser uno de los principales bienes particulares, también se convirtió en un elemento claramente democratizador al estar al alcance de grandes mayorías.

En mi juventud su uso no tenía apenas limitaciones, recuerdo haber aparcado legalmente tanto junto a las aceras laterales de las Avenidas de Palma, como en la mismísima puerta de la Cartoixa de Valldemossa, o en el extremo final del Dique del Oeste. También en las zonas más céntricas de las ciudades peninsulares que visité. De esta forma, tuve la sensación de haber entrado en una nueva dimensión de mayor poder; una dimensión claramente superior a la de ir a pié. Pues, además, el interior del coche permitía seguir de forma relajada las noticias del día, o escuchar las melodías compuestas por los más grandes maestros, siempre protegidos de las inclemencias más duras del tiempo meteorológico.

Con un remolque acoplado, para transportar una Copino con un pequeño fueraborda, no quedó rincón mallorquín, ni terrestre ni marino, sin disfrutar. En todos los municipios costeros, a excepción de Calviá, había rampas artificiales o naturales que permitían el libre acceso al mar.

Por todo ello, y en cualquier lugar, el automóvil configuraba un espacio propio de intimidad, similar al propio hogar. Un escenario muy adecuado para los encuentros furtivos del amor, añadiendo a las emociones de libertad y de poder descritas, las de plenitud. Era nuestra alfombra mágica voladora.

Con el transcurrir de los años, poco a poco, comenzaron las restricciones a la circulación. Que se fueron incrementando a medida que el automóvil se hacía más y más asequible. Al mismo tiempo, los modelos se sofisticaron hasta lo inimaginable con una calidad de construcción capaz de proporcionar a sus ocupantes unas comodidades extraordinarias. Sin embargo, el uso de estos nuevos y fabulosos autos ya no conseguía transmitir el mismo placer de los anteriores. La sensación de libertad se convirtió paulatinamente en puro agobio a medida que los embotellamientos se hacían cotidianos y las plazas de aparcamiento se esfumaban y encarecían, convirtiendo a la circulación en casi una pesadilla. Un peculiar medio-alcalde de Palma calificaba al automóvil de "dictador", a modo de justificación para no realizar nuevas inversiones en infraestructuras facilitadoras.

De esta manera, hemos llegado al tiempo actual, en el que mientras los modernos soñadores empresariales nos prometen coches eléctricos que se conduzcan solos, las limitaciones a su uso se extienden por todos los lugares. La Unión Europea, por su parte, ya no quiere coches baratos. Las nuevas tarifas y los elevados impuestos van deteniendo, con cada nuevo incremento, su poder democratizador. Definitivamente, el coche ya no es lo que era. De hecho, no son pocos los que consideran que la electrificación obligatoria, y todas las regulaciones técnicas derivadas, en curso no es más que el último paso hacia su desaparición, al menos, en su modalidad de propiedad individual o familiar. Pere Navarro no quiere conductores de la tercera edad.

Por todo ello, he querido, en estos días de asueto, dedicar unas letras a elogiar a esa máquina que cambió nuestra percepción del mundo para que muchos pudiéramos alcanzar una sensación de disfrute de la que, tal vez, no podrán gozar las próximas generaciones.

Ojalá que la sociedad encuentre la fórmula para que los coches sigan existiendo y proporcionando a las personas todo su benéfico potencial.

martes, 4 de abril de 2023

Kowtow, la antigua ceremonia china

 Kowtow, la antigua ceremonia china

mallorcadiario

Esta semana hemos visto como Pedro Sánchez se ha desplazado hasta el corazón de Pekín para realizar la antigua ceremonia del kowtow, es decir, el reconocimiento de la superioridad del emperador. Efectivamente, Xi Jinping, emulando a sus históricos antecesores imperiales, se está dedicando a repetir el solemne ritual por el cual los enviados de los países remotos tienen que postrarse completamente, ante su persona, tocando tres veces el suelo con su frente. Es la señal de la ampliación de los límites de “Todo bajo el cielo”, es decir, de los dominios influenciados por el “poder blando” chino. A Xi Hijo del Cielo”, como pináculo de la jerarquía política universal se le debe este reconocimiento, equivalente a la aceptación de un determinado tipo de vasallaje.

Está previsto que, en las próximas semanas, otros dirigentes europeos también se postren en idéntico ritual. Aunque quizás alguno prefiera una reunión por videoconferencia para suavizar el impacto visual de la escenografía. En cualquier caso, algunos dirigentes de países ex-URSS ya han realizado su kowtow. Así que luego, para compensar a Putin, Xi fue quién se desplazó a Moscú.

A pesar de que el potente aparato propagandístico sanchista nos venda el encuentro como un éxito diplomático de su gobierno, en realidad no es más que el resultado del reconocimiento de la nueva (o vieja) realidad geopolítica mundial, por la cual China vuelve a ostentar el “mandato celestial” de preservar la “Gran Armonía”. Por ello resultan irrelevantes los temas allí tratados, lo importante es que los dirigentes ya no corren al Despacho Oval, sino el Gran Salón del Pueblo.

Decía Confucio que todos los imperios se han creado por medio de la fuerza, pero ninguno puede mantenerse sin traducirla en una obligación, es decir, sin que la represión de paso al consenso. No se puede agotar la energía del emperador en el mantenimiento de la sumisión, sino que debe centrarse en la tarea de configurar el futuro.

Efectivamente, mientras Estados Unidos, heredero de las esencias cristianas, intenta difundir sus valores por todo el mundo; China no hace proselitismo, ni reivindica que sus instituciones tengan validez fuera de su territorio, pero es heredera del del “Reino Medio” (zhongguo), o país central, que clasificó de manera formal al resto de estados en distintos niveles tributarios según su distancia a sus formas culturales y a su geografía.

No deberíamos olvidar que no existe ningún otro país que pueda reivindicar una civilización tan antigua, continuada en el tiempo, que carezca de fecha inicial. Efectivamente, por muy atrás que nos remontemos China ya existía. Su extenso territorio y la gran influencia ejercida entre sus vecinos se debe, sobre todo, al conocimiento de los principios de la estrategia y habilidad política recogida en las obras de Confucio. El gigante asiático ya era la mayor civilización humana cuando todavía no habían surgido las ciudades-estado griegas, que alumbraron nuestro pensamiento occidental.

Efectivamente, la amplitud y la variedad del territorio imperial reafirmaba la idea de que China era el centro del mundo y, por tanto, su máximo mandatario, el “hijo del cielo”,  era de la mayor trascendencia para todo el universo, al presidir el tian xia, es decir, “Todo bajo el Cielo”. Durante milenios China no tuvo que tratar con ningún otro país que se le pudiese comparar en magnitud o complejidad, por lo que nunca tuvo necesidad del concepto de equilibrio de poderes. La India, la otra gran nación, ha pasado la mayor parte de su historia dividida. Además, el muro del Himalaya siempre ha constituido una formidable frontera. Japón, por su parte, se caracterizó por su tradicional aislamiento. Europa fue considerada un territorio lejano, y muy dividido, incapaz de asumir la importancia de la cultura del Reino Medio.

Hasta la Revolución Industrial, China siempre estuvo en el primer puesto del ranking mundial de PIB. Su la economía era la más próspera, en buena parte, gracias sus importantes redes comerciales que constituían el incentivo esencial para la innovación. Ahora ya ha recuperado su posición mundial, por lo que su objetivo estratégico va a ser evitar que los Estados Unidos continúen diseñando un nuevo escenario de bloques geopolíticos. El viaje de Sánchez no es más que un movimiento más en esa estrategia. Ciertamente, el kowtow ahora consiste en una foto y un apretón de manos, pero… ¡Nada nuevo bajo el sol!