martes, 19 de julio de 2022

Cubanizados coches verdes de gasolina


mallorcadiario.com

Cubanizados coches verdes de gasolina

La línea que separa la regulación de la planificación centralizada es fina. Tan fina que Deng Xiaoping pudo cambiar la devastadora gestión económica de Mao por otra más innovadora y dinámica, corriendo la línea desde la férrea planificación hacia una regulación algo más flexible. El resultado fue que la innovación volvió a hacer acto de presencia en el empobrecido gigante asiático. Iniciando un proceso de transformación que, en el tiempo de una generación, le ha devuelto el estatus perdido de superpotencia.

Ciertamente, la planificación centralizada realizada por burócratas politizados mató la innovación, hasta tal punto que otro dirigente comunista, Leonid Brézhnev, llegó a diagnosticar que el gran problema del atraso empresarial de la Unión Soviética es que "temían tanto a la innovación como el diablo al incienso”. Y es que la innovación es, mayoritariamente, el resultado de las fuerzas del mercado en su función coordinadora y equilibradora de las prioridades sociales. La planificación centralizada, por su parte, se realiza siguiendo criterios ideológicos que conciben una hipotética sociedad ideal, que como tal, no debe cambiar.

Pues bien, en materia de transición energética y coche eléctrico hay muchos síntomas de que la Unión Europea, y sus estados miembros, están acercándose peligrosamente a la delgada línea roja que separa la simple regulación de la asfixiante planificación. Y, si esto es así, el resultado no puede ser otro que la incapacidad de innovar en estas materias tan relevantes. La historia del progreso de la humanidad, es la historia del creativo e imaginativo uso de la energía.

La hiperregulación en esta materia, y paralelamente en lo referente al coche eléctrico, puede estar creando desincentivos a mejorar los productos que demandan los consumidores, puesto que como se impondrán obligatoriamente por ley, ¿Qué necesidad hay de mejorarlos? Y sí, además, se otorgan cuantiosas subvenciones que cambian los precios relativos de los insumos desvinculando los de los costes, ¿No es mejor contar con buenos equipos de abogados que faciliten la consecución de esos fondos públicos, antes que con ingenieros que desarrollen innovaciones inciertas?

Parece un hecho innegable que en el seno de las administraciones públicas la innovación brilla, sobre todo, por su ausencia (excepto en los rarísimos casos en que hay competencia entre sus organismos). Entonces, si se hace depender a todo un sector tan fundamental como el de la energía y la automoción de las decisiones de esas mismas administraciones ¿Será posible la innovación?

Por supuesto, esta regulación tiene un alcance geográfico limitado al viejo continente. En China, y en otros enclaves, el margen de maniobra es mucho mayor. Lo que nos puede hacer pensar que será allí en donde tendrán lugar los desarrollos tecnológicos más importantes en estas cuestiones. En parte ya lo estamos viendo, la tecnología punta ya no es europea.

El fabuloso desarrollo europeo nunca ha sido un punto alcanzado y conquistado para siempre, sino que requiere de un movimiento permanente, de ese impulso creativo e innovador, que como el pedaleo en las bicicletas, nos provea de la necesaria fuerza equilibradora.

Quizás, cuando pase el tiempo, recordaremos a Ursula von der Leyen o a Christine Largarde como nuestras anti-Deng Xiaoping, es decir, como aquellas dirigentes que, mediante su liderazgo (o su ausencia de liderazgo) condujeron a nuestras sociedades hacia una economía parcialmente de tipo planificado y, por tanto, atrofiada en su creatividad. Aunque, si es así, lo malo es que ya será demasiado tarde y viviremos en una sociedad empobrecida aferrada a la nostalgia del recuerdo de lo que fue, cuando se consideraba que los auténticos estadistas eran aquellos capaces de mantener sus ideas a lo largo del tiempo.

Sinceramente, soy de la opinión de que probablemente fracasará la iniciativa de prohibir los vehículos de combustión a mitad de la próxima década. Aunque, es verdad que tal vez no será considerada una mala noticia pues en la política actual, la factoría léxica populista transformadora de los marcos mentales, siempre puede encontrar la solución mediante una nueva taxonomía que pinte de verde, además de a las centrales nucleares y de gas, a los cubanizados coches de gasolina que por entonces circularán.

 

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