martes, 30 de mayo de 2023

El vuelco electoral y las alianzas

 El vuelco electoral y las alianzas

 mallorcadiario.com

Con nuestro sistema electoral resultan más importantes los movimientos en la oferta electoral que los cambios de opinión de los electores. Es decir, es más relevantes el número de partidos que compiten por un espacio político que los trasvases de votantes entre bloques.

La principal virtud de la democracia es hacer posible la rendición de cuentas de quienes ostentan el poder, pues el cuerpo electoral tiene la posibilidad de premiar o castigar en las urnas la gestión desarrollada durante una legislatura.

La gestión del todavía alcalde Hila ha sido manifiestamente deficiente, y otro tanto, aunque quizás en menor medida, sucede con la presidenta Armengol, también con Sánchez. Por ello es lógico pensar que han sido los palmesanos y los baleares los que acaban de decidir removerlos de sus puestos. Sin embargo, si nos fijamos con un poco más detalle en los resultados de ayer, podemos observar que ambos políticos obtienen más votos que en 2019. Así que tienen que ir a la oposición (o a casa) sobre todo por los movimientos telúricos en el bloque de la izquierda.

Por su parte, en la zona de la derecha, la desaparición de Ciudadanos ha tenido el efecto contrario, es decir, permitir la agrupación de sufragios suficientes como para que el PP pueda alzarse con la victoria con apoyos puntuales de Vox. Dicho en otras palabras, el voto de la ciudadanía es mucho más estable que la oferta política. Este hecho, es en realidad, un alegato al bipartidismo, pues demuestra que los partidos que surgen por motivaciones de carácter coyuntural tienden a no conseguir el suficiente arraigo para mantenerse en el tiempo.

Dicho de otra forma, el cuerpo electoral utiliza a los partidos políticos de nueva creación, principalmente, incluyendo a los independentistas refundados, como instrumento de castigo a las opciones tradicionales. ¡Nada más! No deposita en ellos su confianza como proyecto de medio y largo plazo.

Esta es una lección importante a la hora de plantear las posibles alianzas. De ella se puede deducir que las fuerzas políticas con estructura y base (PSOE y PP) deben mantenerse firmes en sus principios realizando concesiones muy acotadas a los potenciales socios. Una lección qué tiene que aprender, sobre todo, el PSOE a pesar de estar en la oposición. Pues pienso, que por todas las declaraciones efectuadas el PP de Prohens ya la tiene aprendida.

De hecho, soy de la opinión que las dos principales líneas del PSOE de Sánchez, y por tanto de Hila y Armengol han sido, el mantenimiento del poder a cualquier precio, así como la ocupación de todas las instituciones y de todos los resortes de poder. De esta forma han asumido como propias la mayoría de las propuestas de sus socios más radicales o independentistas refundados. Unas propuestas que, en muchas ocasiones, por extremistas, han generado múltiples despropósitos. Al implementarlas el gran público las ha padecido, lo que les ha llevado a abandonar a sus promotores.

En definitiva, en materia de configuración de alianzas, pienso que tiene mucho más que reflexionar el PSOE postarmengolista y postsanchista derrotado que el PP vencedor.

martes, 23 de mayo de 2023

La inflación derrotó al bando republicano

 La inflación derrotó al bando republicano

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La guerra civil española, de infausta memoria, tuvo tres grandes frentes de batalla, el propiamente bélico, el de las cancillerías de las grandes potencias del momento y, sobre todo, el económico, aunque éste último resulte totalmente desconocido para el gran público. De hecho, apenas fue tratado hasta la aparición, de forma póstuma, de la obra dirigida por Enrique Fuentes Quintana en 2008 “Economía y Economistas Españoles en la Guerra Civil”.

El 18 de julio de 1936, cuando nuestra nación se partió en dos mitades, el bando republicano tenía todas las de ganar. El pronunciamiento militar de aquel día se quedó muy lejos de triunfar en su intento de desbancar al poder constituido. Así, la zona gubernamental continuó controlando alrededor del 70% de los presupuestos generales del estado.

Por su parte, ocurrió otro tanto de lo mismo con la población, que entonces rondaba los 25 millones. No sólo el saldo demográfico era favorable al bando de la república, sino que, además, contaba con las principales capitales de provincia y, por tanto, con la gente de mayor poder económico y mejor preparación, es decir, con más capital humano. Como consecuencia, también quedaron la zona fiel al gobierno las principales industrias, así como con los más importantes puertos y aeropuertos. Incluso, contaron con la mayor parte de la flota mercante.

Es cierto, que todo lo anterior hay que tamizarlo, en función de la ruptura la unidad de mercado y, por tanto, la estructura económica. Pues sus efectos se dejaron sentir con más fuerza e intensidad en las áreas de mayor desarrollo y complejidad respecto a aquellas otras más centradas en la producción de bienes básicos de carácter agrícola. No obstante, en cualquier caso, la superioridad estatal en cuestión de recursos económicos resultaba palpable.

Hasta tal punto fue así que Prieto, y algunos otros principales dirigentes, no tuvieron reparo alguno en proclamar, con total confianza, que la rebelión quedaría sofocada en cuestión de días. Pues a todo lo anterior había que añadir que el Banco de España, que también quedó en su zona y con muchos de sus empleados armados, en ese momento contaba con unas impresionantes reservas metálicas en monedas acuñas y lingotes, uno de los principales tesoros del mundo.

Sin embargo, con el estallido del conflicto, el desempeño económico fue muy diferente en ambos lados. Quizás porque la república no supo retener a los equipos económicos que contaban con la suficiente preparación, o quizás, más probablemente, porque debido al cóctel de ideologías que la sustentaba, se prefirió ignorar las enseñanzas de esta materia.

 Sin ir más lejos, el desempeño monetario fue radicalmente diferente en ambos bandos. Mientras que los alzados apostaron por la unidad y control de la moneda, la republica no sólo se fragmentó la impresión sino también la propia divisa. Imprimió la Generalitat, el Gobierno Vasco que acuñó sus eliodoros y otros organismos surgidos de forma espontánea, aunque aceptados por el gobierno, como puede ser el caso de los belarninos asturianos. De esta forma la oferta monetaria, en términos de pesetas republicanas, se disparó incontroladamente generando una fuerte alzade precios.

Por su parte Franco, que en absoluto era partidario de la economía liberal ortodoxa, defendía las ideas propias del nacionalismo económico, incluyendo el control centralizado de los mecanismos de la política monetaria y, por tanto, de la emisión de moneda. Lo que rápidamente le permitió contar con un sistema financiero menos débil e inestable. Por todo ello las pesetas de ambos bandos partieron con el mismo valor, en términos de poder adquisitivo, al inicio de la contienda. Pero en febrero de 1939 las pesetas republicanas sólo mantenían 0,9% de su poder adquisitivo inicial, mientras que las nacionales conservaban el 77,5% de ese valor. Es lógico, pensar que las pesetas del bando sublevado fueran preferidas también en aquellos enclaves que permanecieron fieles a la república.

En cualquier caso, desde tiempos anteriores a la ciencia económica se dice que para ganar una guerra hacen falta tres cosas: dinero, dinero y dinero. Quizás por ello Prieto, Largo Caballero, Negrín, y otros mandatarios republicanos fueron incapaces de distinguir entre dinero y economía. Algo parecido a lo que ocurre a la izquierda actual.

martes, 16 de mayo de 2023

Un error urbanístico enmendable

 Un error urbanístico enmendable

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La ciudad policéntrica tradicional tiene mucho sentido. Es decir, la ciudad que se va formando como la adición de barriadas en las que, cada una de ellas, cuenta con un centro propio. De esta forma, las diferentes zonas, cuentan con los servicios necesarios, tales como supermercados, farmacia, oficinas bancarias, etc. También con colegios, centros de salud, etc. Esta estructura urbana facilita a sus habitantes poder llevar a cabo buena parte de su vida con menos desplazamientos de que los que son necesarios en barrios con suelo de un sólo uso, como pueden ser los exclusivamente residenciales.

Palma, se configuró así durante muchas de sus primeras fases de crecimiento. Una forma de organizar el espacio que el arquitecto colombiano, residente en París, Carlos Moreno ha rebautizado como “Ciudad 15 minutos”. Sin duda, se trata de una fórmula que surgió de forma casi espontánea, sin necesidad de realizar ningún tipo de planificación, aunque, lógicamente también se puede diseñar. Es decir, el urbanismo liberal no señala usos exclusivos del suelo, sino que únicamente establece los que no están permitidos. De esta forma, las zonas de trabajo, residencia y ocio pueden convivir en calles y plazas.

El urbanismo socialista cuando todavía admiraba a Ceaucescu, por contra, abogó por segregar los usos del suelo, una tendencia que aquí siguió con entusiasmo, sobre todo, el municipio de Calvià, regido por ediles de izquierda. El barrio conocido como “La Pantera Rosa” es el ejemplo más emblemático, de hecho, su nombre oficial es “Pablo Iglesias”. En esa misma línea, más tarde, llegó la prohibición de reconvertir hoteles en pisos. Por supuesto, con esta forma de pensar los planteamientos urbanísticos han continuado asignando un único uso a cada solar, aunque es cierto, que raro es el pleno municipal en que no se lleve a cabo una rectificación del mismo.

El fracaso de aquellos planeamientos parece evidente, de manera que ahora, la izquierda parece abrazar el concepto de “Ciudad 15 minutos”, aunque a su manera, es decir, ensayando anuncios de prohibiciones de todo tipo. Y en cualquier caso no parecen recordar que el mayor disparate urbanístico contrario a la nueva filosofía lo cometieron cuando modificaron a las bravas el diseño de Richard Rogers del ParkBit. Un diseño que incluía un centro con los servicios necesarios para las viviendas que allí se tenían pensado ubicar.  El resultado es que los, quizás, 4000 trabajadores del parque tecnológico se tienen que desplazar cada día generando un intenso tráfico que se suma a del Campus de la UIB (12000 estudiantes y 1000 profesores, además de personal de administración) y, también, al de Son Espases (5000 trabajadores).

Por cierto, en el propio Campus de la UIB ocurrió algo parecido pues, inicialmente, también se pensó construir algunas viviendas que en caso de ser adquiridas en mayor o menor medida por personal universitario también hubiesen contribuido a disminuir la necesidad de realizar desplazamientos, sobre todo, teniendo en consideración que también se destinó algunos solares para el emplazamiento de locales comerciales.

El resultado de esos errores un colapso diario en los accesos a la vía de cintura cuyo coste nadie quiere calcular pero que es más que evidente que tanto en términos medioambientales como económicos, e incluso, de equilibrio mental.

Evidentemente la construcción de viviendas en el ParkBit, o en el Campus de la UIB, no soluciona completamente el problema, pero puede significar una reducción significativa de la necesidad de realizar desplazamientos, sobre todo, como resultado se permite la instalación equipamientos que permitan que la aparición de un centro urbano donde se puedan realizar compras y gestiones del día a día.

La Palma policéntrica, o Palma 15 minutos, tiene en aquella zona su mayor reto que en este coso supone volver a sus orígenes tanto en su configuración espontánea tradicional como del diseño que realizaron los urbanistas que planearon aquellos enclaves. Se trataría, simplemente, de aceptar el error cometido por un exceso de ideología.

martes, 9 de mayo de 2023

La sociedad dual de los socialistas

 La sociedad dual de los socialistas

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Es curioso como los socialistas, que realizan machaconamente el discurso de la igualdad, acaban generando una sociedad muy dual en la que los instalados (insiders) tienen muchos más derechos y beneficios que los no instalados (outsiders). Un hecho que, inicialmente, se puso de manifiesto con la legislación laboral al distinguir entre las categorías de fijos y de eventuales.

La dualización que privilegia a los insiders sobre los outsiders se fue extendiendo, después, a otras materias y, ahora, vuelve a tomar carta de naturaleza con la nueva legislación sobre la vivienda. Pues, sin duda, la elevación de precios que va a provocar va a favorecer a aquellos que ya están “instalados” en la sociedad, dificultando el alquiler y la movilidad de los no-instalados. Es decir, los que tienen una vivienda en propiedad, en buenas condiciones, ya verán cómo se vuelve a incrementar su patrimonio, también se verán favorecidos todos aquellos que puedan contar con unos ingresos fijos, como es el caso de los funcionarios con plaza, pues este tipo de inquilinos se convertirán en la preferencia absoluta de los arrendadores.

Se puede decir, que las leyes educativas socialistas también ahondan en este tipo de dualidad, ya que rebajar los niveles de exigencia incrementa las diferencias entre los vástagos de los que disponen de un buen nivel cultural en casa, respecto de aquellos que carecen de él. De esta forma, además, la función de “escalera social”, que caracterizó a la escuela durante varias generaciones, parece condenada a su desaparición.

Las políticas socialistas medioambientales también tienen un efecto claramente dualizador, pues al estar basadas en el “mando y ordeno” gubernativo favorecen a unos a costa de poner dificultades a otros. Así, por ejemplo, la obligación de sustituir los vehículos particulares por eléctricos para circular por determinadas zonas (que a buen seguro se irán ampliando) facilita los desplazamientos de aquellos que, por sus características sociales, pueden adquirir un vehículo eléctrico a costa de aquellos otros que, seguramente, por su inseguridad laboral y de vivienda, no lo puedan hacer.

En materia territorial ocurre otro tanto de lo mismo, las políticas intervencionistas de la izquierda suelen poner mucho más énfasis en favorecer a las empresas ya existentes que a las que están por crear, apelando a la proximidad, al idioma o a cualquier otra argumentación justificativa. Es por ello que, en Baleares, el sector de las grandes empresas turísticas, ya instaladas, constituye el núcleo duro de los grandes beneficiarios de las actuaciones limitativas del tripartito.

Es cierto que, en las épocas de dinero fácil, la política clientelar, asociada con el recurso al déficit, tiende a ampliar la base de los insiders, al crear muchos puestos de trabajo en el seno del sector público y también en sus aledaños; así como por favorecer la adquisición de viviendas. Pero también lo es que la vida social y económica no puede desarrollarse únicamente con las capas de privilegiados con respecto a los que no lo están. Es decir, que sin los eventuales no habría fijos.

Así mismo ocurre que una vez se accede a la categoría de “instalado” el riesgo de perderla es moderado en un ambiente de mínimo crecimiento económico, sin embargo, ese mismo riesgo reaparece, e incluso se agudiza, en las épocas de estancamiento económico. Unas épocas, que, con frecuencia, están presididas por gobiernos socialistas. Es entonces cuando el número de no-instalados puede aumentar por encima del de los insiders, pudiendo acabar produciendo cambios electorales.

En definitiva, esta dualización social tan característica de los gobiernos socialistas puede explicar el fenómeno de porqué durante los años de abundancia de crédito, cuando más personas pueden aspirar a formar parte de la categoría social mejor posicionada se suele optar por partidos de izquierda, mientras que cuando las cosas vienen mal dadas, y aumenta el número de outsider, se recurre a la derecha. Dicho de una manera más simple y clara, en realidad, aquellos que sufren la desigualdad socialista prefieren gobiernos de derechas.

martes, 2 de mayo de 2023

Sánchez o el fracaso de las facultades de economía

 Sánchez o el fracaso de las facultades de economía

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Las facultades de economía han tenido la misión principal de mostrar a sus discípulos como la materia que estudian es contraintuitiva, esto es, que en ella opera la “teoría de las consecuencias no intencionadas”, pues los distintos agentes sociales tienen múltiples interrelaciones entre ellos siguiendo sus propios intereses, y generando una estructura en la cual la modificación de un sólo elemento cambia, o afecta, a todos los demás.

El ejemplo más palmario de esa contraintuitividad lo constituye como el exceso sostenido de gasto gubernativo acaba, indefectiblemente, generando inflación. Una inflación que, los mismos gobiernos causantes, intentan contrarrestar mediante la instauración de algún mecanismo de control de precios cuyos efectos serán invariablemente la disminución de la oferta, es decir, la escasez. El siguiente paso suele ser el diseño de alguna regulación para reparto de ese desabastecimiento, como, por ejemplo, las cartillas de racionamiento.

Este esquema se enseña tanto en los cursos iniciales de la carrera de económicas, como también, en los cursos más elevados. Lógicamente modificando el grado de sofisticación del razonamiento. Los textos, y los docentes, suelen centrar su énfasis en prevenir de las consecuencias negativas del control de precios, utilizando aparato gráfico y matemático para conseguir mayor coherencia en los razonamientos. Concluyen que, en cualquier caso, se acabará incentivando la creación de “mercados negros”, o ilegales, con precios muchos más elevados que los del mercado no intervenido.

Sin duda, uno de los motivos declarados por los fundadores británicos de las primeras facultades de economía, a inicios del siglo XX, era que el conocimiento contraintuitivo de este tipo secuencias políticas puede utilizarse para prevenir la pobreza implementando mejores y más prudentes actuaciones.

En España las facultades de economía comienzan su andadura, un poco más tarde, tras la Guerra Civil. De esta forma, cuando los cuadros de dirigentes comienzan a nutrirse de sus egresados, se produce un cambio de política cuyo primer, y más significativo, paso es el Plan de Estabilización 1959. La Transición a la democracia también está muy influida por los licenciados en economía. A partir de ahí, con más o menos éxito e intensidad, se implementan muy mayoritariamente políticas derivadas de sus enseñanzas. De hecho, hasta ahora, el conjunto de los países europeos ha tenido como estrella polar, que guía sus políticas, las ideas emanadas de esos centros educativos superiores.

Pues bien, Sánchez ha roto con lo que, a buen seguro, aprendió durante sus años de formación académica. Lo ha hecho con contundencia propiciando una política de excesos de gasto que, necesariamente, tenía que acabar contribuyendo a generar un proceso inflacionista, continuado por el perverso guion de la instauración del control de precios.

Pero lo peor del caso es que lo hace en un contexto europeo que, tras la crisis del 2008 y la mala gestión de la pandemia, es incapaz de diseñar una hoja de ruta acorde a los principios fundamentales de la ciencia económica. Y, sobre todo, cuando apenas queda un rincón de España sin facultad de economía. La normalidad con la que se aceptan las normas que van en la dirección contraria de lo laboriosamente aprendido y rigurosamente argumentado debería ser un motivo de preocupación mayor que el de tener un mal gobierno.