martes, 27 de abril de 2021

Enchufar coches de gasolina

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Enchufar coches de gasolina

El proceso de descarbonización pasa por la sustitución de los coches diésel o gasolina por otros, de nuevo diseño, que funcionen con electricidad. Aunque en muchos casos podría ser suficiente, y muy interesante, simplemente reemplazar el motor de combustión interna por otro alimentado con baterías.

Para comparar la huella de carbono entre vehículo eléctrico y otro de combustión interna hay que tener en consideración toda la vida útil del automóvil. Y aunque es cierto que cuantificar las emisiones exactas de CO2 que supone la fabricación de cualquier coche es muy difícil, por depender de muchas variables como pueden ser los métodos de obtención de las materias primas, el tipo de transporte de la misma, la construcción de las propias factorías, etc., existen estudios rigurosos que permiten una razonable aproximación.

Dichos estudios concluyen que la fabricación de un coche eléctrico supone aproximadamente el 40% de las emisiones de CO2 que generará a lo largo de sus años de vida útil. Sólo el conjunto carrocería-interior supone ya el 15%. Lo que lleva a pensar que el proceso de sustitución de los millones y millones de automóviles de combustión que actualmente existen por otro de baterías conlleva un fuerte impacto medioambiental.

Es por ello que, quizás, una buena iniciativa sería facilitar la reconversión de muchos de los actuales coches pequeños de gasolina o diésel, que ya tienen años a sus espaldas, en eléctricos. Algo que parece que algunos países europeos, curiosamente aquellos que fueron pioneros en la automoción, están consiguiendo realizar a precios competitivos. De hecho, incluso en Ibiza existe una pequeña compañía que ha revivido, en formato eléctrico de nueva factura, un modelo mítico que todos relacionamos con las Pitusas.

En cualquier caso, se trata de una actividad que, al parecer, encuentra su mayor obstáculo, una vez más, no en cuestiones técnicas o de localización, sino en materia de la paralizante burocracia regulatoria y de homologación. Por supuesto, el Gobierno no ha considerado que la simplificación administrativa puede tener mayor potencia e interés que los diferentes Planes Moves.

Se trata de una actividad que no sólo contribuiría de forma clara a la reducción de la huella de carbono, sino que además, es netamente local con poderosos efectos arrastre, sobre todo, en materia de conocimientos de ingeniería del automóvil. Una interesante alternativa para muchos talleres que observan cómo su facturación cae, al tiempo que se ven obligados a paralizar sus inversiones por la incertidumbre que genera la inminente prohibición de los motores diésel y gasolina.

Sin duda, además, podría constituir una excelente iniciativa, no sólo para realizar una reconversión suave e ilusionante de todo un importante sector de actividad económica local, sino también para incentivar el desarrollo de las infraestructuras, públicas y particulares, que el vehículo eléctrico requiere, con capacidad de atraer también inversiones foráneas que creen sinergias positivas con el turismo al poder revivir modelos icónicos o clásicos. Las islas, por sus pequeñas dimensiones, suponen el lugar ideal para este tipo de producto. Además, el que puedan existir economías de escala y de estandarización otorga ventajas a quien actúe en primer lugar.

Desgraciadamente en Baleares, y en el conjunto de España, nos sobran políticos y burócratas siempre dispuestos a legislar mediante prohibiciones, mientras que, sin embargo, nos faltan ingenieros desarrolladores de producto. Un desequilibrio ocupacional que nos está conduciendo, desde hace tiempo, por una pendiente descendiente.

Por supuesto, eso no evita que nuestros dirigentes continúen autoimponiéndose muchas medallas en economía circular y el I+D+i. Pero lo cierto es que al mismo tiempo que legislan en pos del cómodo, y paralizante, statu quo que les permita continuar pisando moqueta.

viernes, 23 de abril de 2021

Economistas clásicos

 La economía, como cualquier otra disciplina científica, se ha ido construyendo con el paso del tiempo hasta configurar las distintas corrientes actuales. El camino recorrido no ha sido lineal, ni tan siquiera único. Pues cada uno de los autores que han contribuido a su enriquecido lo hizo desde la perspectiva de la sociedad de su tiempo y de los problemas que le tocó vivir. Sin embargo, muchas de sus ideas se entrelazan o se transmutan en otras nuevas que incluso pueden resultar, en ocasiones, totalmente contrapuestas a pesar de continuar con la misma lógica.

Así, conocer a los clásicos resulta esencial para el dominio de cualquier rama del saber. En expresión de Keynes: “Los hombres de acción que se creen plenamente eximidos de influencias doctrinales son normalmente esclavos de algún economista del pasado [... ] Estamos convencidos que se exagera la fuerza de los intereses creados en relación a la influencia que progresivamente van adquiriendo las ideas. En realidad, estas no actúan de forma inmediata, solo lo hacen después de un largo tiempo... Pero son las ideas y no los intereses creados los que, antes o después, son peligrosos para el bien o para el mal”.


Ciertamente, no se trata de afirmar que el presente sea fruto del pasado, sino más bien de que a cada presente le corresponde un pasado. O, dicho de otra forma, el pasado también es fruto del presente, por lo que su conocimiento, igualmente, lo es de nuestra época. La economía, tal como señaló un destacado pensador, es lo que hacen los economistas y la evolución de sus ideas es uno de los procesos de innovación más destacados que a todo estudioso y profesional le interesa conocer.

Sin embargo, infelizmente, en muchos de los planes de estudio de nuestra materia las asignaturas dedicadas a los clásicos, o bien se consideran un complemento que no debe ocupar una posición central en los mismos, o bien directamente desaparecen. Generando un vacío que los discentes solo podrán rellenar si su curiosidad los lleva a realizar las muy extensas lecturas pertinentes. Lo que, como es lógico, no suele ser frecuente.

Ser capaz de tener una visión con la suficiente altura y perspectiva del recorrido que han seguido las principales ideas aportadas por quienes nos han precedido constituye la mejor forma hacer realidad los valores que cualquier universitario debería portar, tales como, la imparcialidad, la calma, la moderación, la sobriedad, la prudencia, la libertad y el espíritu crítico, la sabiduría, el trabajo duro y la inquietud por la propia reputación.

En definitiva, solo asignando el lugar que le corresponde al conocimiento de los autores clásicos, reconociendo que muchos de esos grandes pensadores del pasado están en plena vigencia, los centros universitarios pueden ser capaces de cumplir plenamente con su importante misión de ser el vínculo, a través del saber, entre los muertos, los vivos y los que han de venir.

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martes, 20 de abril de 2021

Madrid ejerce su autonomía

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Madrid ejerce su autonomía

Resulta curioso observar cómo ha ido evolucionando el estado de autonomías, que inicialmente se creó con el objetivo de solventar las tradicionales reivindicaciones de autogobierno del País Vasco y Cataluña. Ahora, tras cuatro décadas de recorrido, da la impresión de que sólo Madrid ejerce, de verdad, su autonomía siguiendo un camino propio y diferente al de los demás. Por su parte Baleares, siempre atenta a los reiterados éxitos electorales del populismo de Pujol, decidió convertirse en remolque catalán a pesar de las significativas diferencias existentes en materia de estructura social y económica. Ahí continuamos.

Efectivamente, si observamos las políticas económicas, seguidas por las distintas comunidades autónomas, se puede observar como todas se parecen mucho. Pues con frecuencia una de ellas, mayoritariamente Cataluña o el País Vasco, diseña una determinada ley y, acto seguido, ese texto circula entre los consejeros del resto de gobiernos autonómicos para acabar adaptándose a cada uno de los diferentes territorios.

Por ejemplo, en cuestiones económicas, casi siempre se trata de normas de tipo “mercantilista” pre-liberal de protección a los productores autóctonos, al objeto de ganarse su apoyo electoral. Lo que explica las numerosas colisiones que se producen con la legislación básica nacional, sobre todo, cuando esta deriva de directivas europeas que pretenden la reducción o supresión de prácticas corporativistas en aras a la consecución de mercados eficientes en los que solo producen, sin ningún tipo de privilegio, aquellos capaces de contener costes y precios.

La consecuencia de este tipo de orientación autonómica es la de incrementar el número de organismos públicos de control y supervisión, lo que a su vez contribuye también a ganar el apoyo electoral de los grupos llamados a ocupar los deseados puestos de funcionario que a la sazón se tengan que crear. Evidentemente, para eso hacen falta fondos por lo que la consecuencia es recabar más dinero del gobierno central y crear algunos tributos nuevos que no erosionen las bases electorales o que una buena campaña mediática convierta en aceptables. De hecho, no hay que olvidar que el sistema de financiación autonómica, con sus distintas actualizaciones, se crea siguiendo las principales propuestas surgidas desde la Generalidad de Cataluña pujolista. De forma que, en cada revisión, es el gobierno central el que asume la desagradable e inevitable labor de subir los tributos.

Pues bien, con la pandemia, descubrimos que la Comunidad de Madrid, es capaz de ejercer de verdad la autonomía sin tener que hacer seguidismo de lo que hagan las demás. Seguramente el motivo de esto es que hace algún tiempo decidieron desviarse, tan solo unos poquitos grados -liberalizando horarios comerciales- del rumbo que seguían las demás, pero los suficientes para que acaben marcando destinos de arribada que se perfilan más inclusivos y, por tanto, prósperos y atractivos. No obstante, lo más curioso del todo es que aquellos que suelen hacer los discursos más divisorios y centrífugos reclamando mayores cotas de autogobierno son los mismos que, ante el éxito de Madrid, comienzan a hablar de armonización, reivindicando -¡ATENCIÓN!,- nuevos límites a la capacidad de autogobierno de Madrid. El genial Berlanga hubiese sido feliz observando y narrando a su manera, el fenómeno autonómico “tipical hispanish”.

Pero lo cierto y verdad es que resulta que históricamente en Europa pasó lo mismo cuando surgieron los estados-nación modernos. Inicialmente todos los monarcas se decantaron por políticas mercantilistas que intercambiaban privilegios por apoyos, hasta que Inglaterra se desvió unos pocos grados al aceptar pautas más liberales e inclusivas que limitaban el poder con contrapesos. Con un éxito económico y social de tal magnitud que fue allí en donde se inició la revolución industrial.

Quizás pueda pasar lo mismo en la España de las autonomías, aunque, personalmente pienso que el sistema electoral y el de financiación juegan muy a la contra. Pero ¡Cosas veredes Mio Cid que farán fablar las piedras!

martes, 6 de abril de 2021

Los niños no son de los padres, también según el KKK

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Los niños no son de los padres, también según el KKK

Hace cien años, en el estado norteamericano de Oregón se promovió una ley que finalmente se aprobó el 7 de noviembre de 1922 por la cual se proscribían las escuelas privadas y se obligaba a todos los niños a asistir a escuelas públicas. Sus impulsores lo celebraron considerando que, al fin, los niños serían educados exclusivamente bajo el mismo uniforme patrón dictado por las autoridades públicas.

Entonces, cómo también está sucediendo aquí, la Constitución se convirtió en la gran salvaguardia de libertad. La corte suprema de los Estados Unidos el 1 de julio de 1925 declaró explícitamente que “el niño no es una mera criatura del Estado” añadiendo que la ley de Oregón se hallaba en oposición a la “fundamental teoría de la libertad sobre la cual se basan todos los gobiernos de esta Unión”.

Es importante recordar que en la década de 1920 el Ku klux Klan era especialmente poderoso en los estados del norte, y una de sus máximas aspiraciones era acabar con el sistema de escuelas parroquiales católico, con el objetivo declarado de obligar a los hijos de los inmigrantes a recibir una educación en la que les inculcaron el neo-protestantismo que, los seguidores del Klan, consideraban la base de la americanización auténtica. Por supuesto, utilizando torticeramente expresiones del neolenguaje, justificaban su despótica pretensión como una forma de “preservar las instituciones libres” propias del país.

Esta poco conocida historia, que ahora a los españoles no nos parece tan lejana, brinda dos importantes aprendizajes. El primero es que los enemigos de libertad siempre sueñan con el control completo del sistema educativo para poder hacerse, de esta forma, con el control de las mentes de las personas. Es por eso mismo que vale la pena estar vigilantes ante los que, con trampas del lenguaje, utilizan el argumento de la propia libertad para eliminarla, en aras de acumular poder. Mientras que la segunda gran lección gira en torno al gran valor que tiene la Constitución como muro de contención en la preservación de los derechos de todos y cada uno de nosotros.

El proceso que se vivió en Oregón, efectivamente, nos resulta familiar. Pues comienza con la construcción de un discurso que intenta dividir a la sociedad, o bien en función de su origen o su lengua, tal como hacen aquí los nacionalistas, o bien mediante un supuesto antagonismo irreconciliable entre las clases sociales populares sometidas y las oligarcas malignas. Todo ello con la idea de crear el ambiente necesario para facilitar el acceso a los puestos de mando, y poder, de aquellos que utilizan la estrategia de identificar a un enemigo para aglutinar a suficientes mayorías. Una forma de actuar que denominamos con el confuso nombre de “populismo”.

Y es que ciertamente, el populismo llegó a España de la mano de los nacionalistas para alcanzar un poder casi inamovible en algunas comunidades autónomas. Ahora, se extiende al conjunto de la nación replicando la misma senda que lo intenta impregnar todo del tufillo de la confrontación. Teniendo en el punto de mira, en primer lugar, la individualidad y la diversidad de pensamiento, pero también a la familia e incluso al amor romántico. Para lo que intentan el fomento una especie de culto al poder que convierte a la oposición discrepante en disidente.

Cuando esto sucede la Constitución se convierte en el único muro de contención capaz de frenar las pretensiones de poder ilimitado a la que siempre aspiran los populistas. Por ello, si queremos evitar que los niños sean del Estado tal como deseaba hace un siglo el KKK, y ahora la ministra Celaá, debemos reforzar, más si cabe, nuestra Constitución.

jueves, 1 de abril de 2021


 Mi madre nos ha dejado