martes, 6 de julio de 2021

Conselleria del litoral

mallorcadiario.com

Conselleria del litoral

Sostengo que el mar padece tres graves problemas, pues por un lado está abajo, esto es, más bajo que la tierra por lo que la gravedad arrastra hacia él toda suerte de porquerías y deshechos. En segundo lugar, está el plástico que es difícilmente biodegradable. Y, por último, aunque no menos importante, el mar no tiene propietario que lo defienda, al igual que ocurre con los torrentes, por los que circula buena parte de la basura que le acaba llegando.

Hace ya muchos años fui uno más entre los amantes de la naturaleza aficionados a navegar por todo el litoral mallorquín. Fue entonces cuando observé que el auténtico problema medioambiental de nuestra Isla lo sufría el mar. Era frecuente encontrar desde enormes plásticos transparentes que se podían enrollar en la hélice del pequeño propulsor, a otros de tamaño micro fruto de la fragmentación. En algunos lugares el agua se volvía turbia afectada por la emisión de aguas residuales. También se podían encontrar restos de redes de pesca o de petróleo en forma de pelota. En definitiva, un panorama claramente peor que el que se podía ver en tierra, con la excepción mencionada de los torrentes.

Me uní a un grupo de voluntarios para realizar labores de limpieza, aunque pronto observé que los resultados que conseguimos eran básicamente simbólicos. Durante las mañanas de algunos domingos sacamos del agua neumáticos, restos de productos higiénicos, zapatos, colchones, carritos de supermercado, además de bolsas y de todo tipo de envases. A medio día celebramos la faena; momento que aprovechaban algunos políticos espabilados para fotografiarse con nosotros.

Ahora la vida me ha llevado a navegar mucho menos, pero desde entonces, casi nada ha cambiado y los problemas continúan. El mar por supuesto continúa estando abajo, y como no es previsible que esto cambie, debemos aprender a convivir con esta dificultad. En cuanto a los plásticos algo se ha mejorado, pues ahora algunos son más fácilmente biodegradables y otros se utilizan menos. Pero es seguro que seguiremos utilizando este material sintético pues, por otro lado, como sustitutivo de muchas materias primas naturales ha evitado su agotamiento o la sobreexplotación. Si podemos esperar que los avances tecnológicos vayan perfeccionando paulatinamente su mayor compatibilidad con el medio ambiente.

Por último, el mar sigue sin tener dueño, es decir, que como no pertenece a nadie, nadie se encarga de defenderlo ante cualquier agresión. Nadie demanda a un ayuntamiento u otro agente cualquiera cuando vierten aguas residuales sin depurar, o cuando los torrentes mal mantenidos por un consell le descargan toneladas de desperdicios, o cuando se realiza otro tipo de explotación excesiva. Pero lo que todavía es peor, administrativamente tampoco existe un responsable claro. Más bien se produce una concurrencia y solapamiento de competencias entre distintos organismos, niveles y departamentos que hace casi imposible una actuación rápida y eficaz.

Por eso, hoy no voy a sugerir que se privatice el mar, aunque es probable que no fuera una mala idea, sino que me limitaré a proponer que se unificarán las competencias de las distintas administraciones en una sola. Por ejemplo, en una consejería o un ministerio del litoral, de manera que los ciudadanos pudiésemos identificar quién es el responsable de paliar los graves problemas que padece el inmenso azul. Pues, aunque esa hipotética administración marina única, como todas las demás, tendiera a tirar balones fuera responsabilizando a otras de sus fallos y errores, al menos muchos sabríamos que se trata sólo de una estrategia.

Efectivamente, muchas de las agresiones padecidas por el litoral, en realidad no han tenido la respuesta adecuada por la ausencia de una administración plenamente responsable e identificable que actúe, de facto, como propietaria. El lío administrativo es uno de los principales motivos de muchos incumplimientos, por no haber generado los incentivos suficientes para paliar los problemas. Al tiempo que tampoco ha propiciado el desarrollo de nuevas tecnologías en materia de mantenimiento y cuidado.

En definitiva, desgraciadamente con el mar, con el litoral, y con los torrentes estamos anclados en un estadio primitivo, casi depredador, característico de las sociedades dedicadas a la caza y la recolección.


No hay comentarios: