martes, 7 de julio de 2020

El arte de subir impuestos y Sánchez.


El arte de subir los impuestos y Sánchez.

Decía Jean-Baptiste Colbert, el famoso ministro de finanzas francés del siglo XVII, que el arte de subir los impuestos es parecido al de desplumar al ganso, ya que el objetivo es obtener la mayor cantidad de plumas haciendo el menor ruido posible. Es un arte peligroso, pues la historia está llena de ministros, gobiernos e incluso imperios caídos por haber fracasado en el intento.

Todos los ministros de finanzas todos, tanto los que ocupan el cargo en tiempos de vacas gordas como los que lo hacen en recesión, trabajan incansablemente para aumentar al máximo los ingresos del erario público. Es decir, no cabe ningún impuesto más porqué si cupiese ya estaría implantado. Hasta incluso Reagan justificó su contención con un gurú que sostenía que así recaudaría más. De hecho, es una ley como la de la gravedad que cualquier administración aumentará su tamaño mientras los ciudadanos acepten, sin protestar, una unidad adicional de tributos.

Ciertamente, la quiebra del Estado, no sólo se produce durante las crisis, sino que es casi permanente. Aunque los gobiernos sólo la reconocen y actúan de forma pública y notoria cuando no consiguen ningún tipo de crédito. Cuando eso ha sucedido en nuestro país, los gobiernos socialistas han solido dejar paso a gobiernos populares. Por lo que el papel de ajustadores fiscales, hasta ahora, les ha tocado mayormente a estos últimos.

Pero Pedro Sánchez quiere mantenerse en la Moncloa en cualquier tiempo a cualquier precio. Por lo que ya nos ha anunciado que va subir impuestos, aunque se ha cuidado mucho de repetir que lo que se trata es de una “reforma del sistema fiscal”, sabedor que es cierto que el actual sistema no es sino un conjunto heterogéneo de impuestos que han crecido de forma desordenada, con grandes ineficiencias y mal repartidos entre administraciones.

Así que probablemente, siguiendo el consejo, Sun Tzu que decía que “conquista quien utiliza el arte de la desviación”, nuestro maquiavélico presidente usará el concepto de “reforma fiscal” para involucrar en su propósito a las CCAA, por aquello de la corresponsabilidad y, quizás, incluso a grandes ayuntamientos, así como a algún sector productivo de fuerte impacto mediático al que, a cambio, prometerá proteccionismo. De esta forma, junto con los perdedores del hachazo fiscal que será la mayor parte de la población, rentas medias y bajas incluidas, habrá un puñado de ganadores. Por supuesto, serán preferentemente estos últimos los que aparecerán en los numerosos medios de comunicación que ya tiene a su servicio.

Como su objetivo principal es continuar instalado en el poder, desplumará más en donde el ganso haga menos ruido, con un resultado que quedará muy lejos de ser justo, a pesar de los eslóganes que machaconamente repetirá. Los sectores de la sociedad mejor organizados serán menos castigados que los que no lo estén. Lo que hace pensar que preferirá subir los tributos de mayor potencia de fuego y alcance, evitando aquellos que afecten a sectores concretos con capacidad de respuesta. El arte de subir impuestos, como el de la guerra, lo basará en el engaño que divide al adversario.

¿Sobrevivirá Sánchez al rejonazo fiscal que nos ha anunciado? Ciertamente se la jugará en el envite, y puede le salga mal, pero su trayectoria de ladino embaucador se convierte en una ventaja para esta batalla. Más vale que todo aquel que no esté en uno de esos pocos sectores con resortes de influencia vaya preparando su bolsillo.

Pep Ignasi Aguiló, economista

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