lunes, 26 de enero de 2009

Apostar a caballo ganador

Estamos inmersos en una crisis económica de carácter estructural, es decir, derivada del cambio en algunos de los parámetros en los que se ha fundamentado la actividad productiva, tanto a nivel internacional como a nivel local.

En el panorama internacional se puede observar como el centro económico del mundo se está trasladando desde el Atlántico al Pacífico, a la vez que simultáneamente, un mayor número de seres humanos quiere participar de las mejores condiciones materiales que permiten los sistemas económicos capitalistas.

Mientras que a nivel local algunos sectores no dan ya más de si, y casi todos requieren de algún tipo de reorganización.

Ante este cambiante panorama, tanto internacionalmente, pero sobre todo localmente, sólo la innovación y la creatividad empresarial schumpeteriana, permitirán afrontar los nuevos tiempos, reorientando la economía. Se puede salir la crisis incluso con mayor fuerza.

Apostar por la innovación y la creatividad empresarial significa que la inversión pública ha de facilitar el proceso de transformación, haciéndolo más fácil a la competencia, y ayudando a mejorar la productividad. Lo que, a su vez, obliga a maximizar la rentabilidad social de todas y cada una de las inversiones que se realicen.

Sabemos que la principal materia prima de la economía es el conocimiento, por lo que es necesario maximizar y optimizar las inversiones en educación y en formación. De hecho, la educación y la formación constituyen el único factor real que permite luchar contra el desempleo. Y que además, propicia el aumento de sueldos y salarios. Algo que no es nuevo, pues históricamente sólo la elevación del nivel de formación de los trabajadores ha contribuido a aumentar los sueldos.

De igual forma también sabemos que la economía es interrelación entre personas, por lo que debemos contar con unas infraestructuras que nos permitan la máxima conectividad entre nosotros y con el resto del mundo; de una forma eficiente reduciendo el consumo energético y nuestra dependencia del petróleo.

Educación e infraestructuras, y por supuesto salud, deberían ser los principales capítulos hacia donde orientar la inversión pública al objeto de facilitar la salida exitosa de la crisis. Los estímulos deben tener también un objetivo a largo plazo pensando en la prosperidad de nuestros hijos.

Por otro lado, la inversión privada es la que crea empleo productivo y sólido, por lo que el incremento de ésta debe ser, así mismo, uno de los objetivos que debe marcase todo gobierno, incluido el nuestro. No hay que olvidar que los capitales fluyen hacia aquellos lugares en donde las instituciones y las normas son adecuadas y estables. Pues no hay mejor economía que la de mercado, y no hay economía de mercado sin garante. Y, sin duda, el mejor garante puede ser el Estado.

Sin embargo, conviene que la garantía sea lo menos onerosa posible. La estabilidad institucional debe procurar la seguridad jurídica que toda visión de futuro necesita. En definitiva, es cierto, que hoy por hoy, la riqueza de las naciones reside en su capital intangible.

Evitar normas que supongan trabas innecesarias, costosas o que generan incertidumbre a la acción empresarial, que desincentivan la creatividad y la innovación, que permite el mejor aprovechamiento de los recursos, es poner los medios para que nuestras empresas, actuales o potenciales, aumenten sus cuotas de participación en los mercados, y que sean capaces de abrir otros nuevos, muchos de los cuales ni siquiera somos capaces de imaginar.

Una economía capaz de confiar en si misma mediante sus empresas, puede y debe apostar por un sistema productivo de altos salarios a todos los niveles. Ya que éstos son la consecuencia del aumento de la competitividad basada el incremento general de la productividad. Es por esto que apostar por las empresas competitivas es apostar por la mejor de las salidas a la crisis.

El riesgo de no actuar de esta forma es entrar en una larga fase de estancamiento económico, que se prolongue más tiempo que el de las economías de nuestro entorno. De ninguna manera podemos quedarnos con los brazos cruzados. El resto del mundo se está transformando y no podemos quedarnos atrás. El tiempo perdido no se recupera.

Todavía tenemos la oportunidad de apostar por el caballo ganador. No la deberíamos dejar pasar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora hay gente con carreras que no encuentra trabajo. Apostar por la educación y la formación es interesante, pero creo que si no cambia estructuralmente la forma de enseñar van a ser esfuerzos inútiles. No puede ser que la gente memorice un montón de hojas para olvidarse al día después. Tampoco va a mejorar la sociedad en cuanto a conocimiento por muchos millones que se inviertan si persiste el dogmatismo en la enseñanza, y sobre todo, si es más importante cómo se pelotea al profesor que lo que se está haciendo. Otro punto a tener en cuenta sería la normativa que regula la educación, que no se cumple. No hay normativa y los docentes se han atribuido sus propias competencias. Actualmente están unidos y forman un colectivo bastante despreciable a efectos del alumno. Y sé que hay exepciones. Pero, repito la idea de que, no puede ser que se incumpla la normativa básica que regula las partes y que estudiar se convierta en memorizar.

Pep Ignasi Aguiló Fuster dijo...

Ana, estoy deacuerdo en que un exceso de educación no conduce a nada. Pero por otro lado, hay estadíticas que muestran como hay una relación inversa entre la posibilidad de estar en el paro y el nivel de estudios.

Es decir, que hay muchos menos parados a medida que vamos ascendiendo en la escala académica.

También estoy deacuerdo contigo en que la educación debería fomentar algunos valores que ahora están siendo dejados de lado. En concreto aquellos que forman parte de las virtudes de un universitario, de entre las cuales habría que citar el "espíritu de crítica" y el "pensamiento autónomo".

Quizás el efecto de la reforma educativa hacia la dirección correcta sería más efectiva que el aumento de recursos. Pero creo que conseguir la orientación correcta es mucho más complicado que el aumento de recursos, por lo que, desde un punto de vista realista, es más fácil apostar por esta última opción.

Muchísimas gracias por tus comentarios. Pep I. Aguiló.

Anónimo dijo...

Pep, sólo puntualizar una cosa: es normal que haya menos parados titulados que no titulados porque hay menos gente titulada que no titulada. Pero igual lo decías en términos proporcionales.
Por otra parte, hay profesores que piensan que no se deben poner a muchos titulados en el mercado para que éstos no pierdan valor o algo así. Eso ya quiere decir que se conceden títulos de forma "responsable" con el objetivo de que no estén parados (como para darle buena reputación al título). Personalmente, no creo en esas supuestas leyes, pero al margen de eso, observando todos los factores que influyen en el que haya más o menos titulados, el hecho de que haya menos titulados parados (incluso proporcionalmente) no tiene porqué implicar que más titulados=menos paro, precisamente porque los responsables de que haya titulados lo controlan desde esa perspectiva (y en otras ocasiones desde otras como la de obtener fondos).
Lo que digo implica en términos económicos que los conocimientos generados en la titulación no tienen porqué implicar menos paro, y si lo hicieran, deberían ser en términos de toda la población y no sólo para ellos mismos (si sólo es para ellos mismos puede ser una situación pareto-óptima), sobre todo en el caso de los titulados en ciencias económicas, políticas, etc. Eso pienso yo. No sé si me he explicado bien. Un saludo.

Pep Ignasi Aguiló Fuster dijo...

Ana, ciertamente los universitarios deberían, no sólo generar trabajo para ellos mismos sino para el conjunto de la sociedad.

Pienso que en parte, eso está pasando, aunque en parte no.

Veamos..., estamos inmersos en un mundo globalizado, en donde las mercancias se pueden fabricar allí en donde sea más barato hacerlo. Así, que es lógico que las empresas se desplacen a lugares como China u otros países en donde encuentran mano de obra barata.

Generalmente esa mano de obra será poco cualificada. Aunque con el tiempo la cualificación irá aumentando, de forma que la deslocalización también afectará a los universitarios. Pero les afectará más tarde, y más a aquellos especializados en conocimientos técnicos.

Sin embargo, aquellos con conocimientos más humanísticos, se encontrarán más anclados a sus lugares con lo que el fenómeno de la deslocalización será mucho menos intenso.

Y, en general, el trabajo genera trabajo, y en este caso también.

Por otro lado, creo que es muy importante fomentar el espíritu crítico, y el espíritu creativo y emprendedor. En definitiva, el pensamiento autónomo. Pues, las personas que gozan de formación tienen muchas más posibilidades de soñar un proyecto y de ponerlo en funcionamiento, generando riqueza no sólo para ellas, sino también para los demás.

Además, en buena medida, el trabajo cualificado es sustitutivo superior del trabajo no cualificado. Pues una persona preparada puede sustituir en muchos puestos de trabajo a dos o más personas que carezcan de esa preparación. Por ello, se verá menos afectada por el desempleo.

Estoy muy deacuerdo contigo que otro tipo de educación podría mejorar mucho las cosas. Sin embargo, y en cualquier caso, como dice Condoleezza Rice, "La educación es la fórmula que permite a los hombres y mujeres alcanzar sus sueños"

Una vez más muchas gracias.