martes, 24 de octubre de 2023

Occidente pendiente de… Argentina

 Occidente pendiente de… Argentina

 mallorcadiario.com

Mientras la práctica totalidad de las democracias occidentales, incluido los Estados Unidos y la Unión Europea, descienden paulatinamente hacia la disolución de sus principios fundacionales abrazando un neo-dirigismo estatista que recuerda mucho al destructor peronismo; la propia Argentina parece que puede estar a punto de iniciar un auténtico cambio de trayectoria política, que puede marcar un antes y un después mucho más allá de sus fronteras.

Ciertamente, desde los tiempos del general Juan Domingo Perón y de su esposa, la idolatrada Evita, el país de la plata no ha levantado cabeza, constituyendo un misterio que ningún economista gubernamental, o del establishment, ha conseguido desvelar. Un país con excelentes recursos naturales y humanos que, sin embargo, se hunde progresivamente en la más extraña miseria obligando a muchos de sus ciudadanos a abandonar su tierra o a sufrir unas injustificadas penurias fruto de una desesperante decrepitud político-moral.

El proceso electoral en curso está siendo diferente por la arrolladora personalidad de un peculiar candidato que aporta una bocanada de aire fresco para todo Occidente. Javier Milei, como profundo conocedor de la contra-intuitividad de la economía, se ha dedicado a desenmascarar la monumental mentira de la pretendida justicia social del consenso progre-izquierdista. Lo ha hecho con una combinación de histrionismo pedagógico que ha cautivado a muchos jóvenes, quienes ya se creían perdedores natos con la única y triste aspiración de encuadrar en algún plan asistencialista.

Ha defendido el liberalismo clásico, no sólo por sus superiores resultados económicos, sino, sobre todo, por sus sólidos principios morales. ¡No hay progreso sin libertad! Con ello ha roto el mito según el cual los académicos son incapaces de transmitir las contundentes ventajas liberales a las masas electorales. Sus apariciones en televisión, combinadas con las clases magistrales ofrecidas a pie de calle en sustitución de los tradicionales mítines, le han otorgado una tremenda popularidad que también está sirviendo para dar a conocer al gran público los principios económicos básicos.

Por supuesto, el establishment lo intenta desprestigiar por tierra, mar y aire. No ahorran ni medios, ni medias verdades, ni, directamente, mentiras. Maliciosamente lo comparan con Trump o con Bolsonaro, a pesar de sus grandes diferencias resultado de su muy superior formación y bagaje cultural. También lo han acusado de delitos que pretendían su detención. Pero Milei no es un loco con una motosierra, su capacidad argumentativa no se apoya, a pesar de sus permanentes exageraciones, ni en la demagogia inconcreta habitual, ni en la ocultación de datos tan al uso, sino en la reflexión coherente y detallada, por tanto, asumible por todo aquel que le escucha. Por eso mismo, este excéntrico aspirante a presidente, ha dominado en todo momento la iniciativa durante toda la campaña electoral. El resto de candidatos y candidatas no han tenido otra alternativa que situarse a su rebufo.

La victoria de Milei, si se llega a producir, constituirá necesariamente un hito para todos los que compartimos la gran nación española en ambos hemisferios, pero también para el resto de democracias pues, en buena medida, habrá resuelto el viejo dilema que planteó Jacques Delors durante su mandato como presidente de la Comisión Europea en los años de la Gran Recesión: “Sabemos lo que tenemos que hacer, pero no sabemos cómo hacerlo”, refiriéndose a lo difícil que resulta electoralmente aplicar las reformas que fortalecen la economía.

El fenómeno Milei es un caso único porque para que se produzca es necesario que se den toda una combinación de factores poco comunes. Un candidato con una personalidad muy peculiar que mezcla un profundo conocimiento doctrinario sobre temas económicos, de filosofía moral y de práctica financiera -que sólo se adquiere tras años de estudios y experiencias-, con un carácter marcadamente televisivo de showman algo estrambótico. Al mismo tiempo, y a pesar de sus cualidades, la trayectoria de su vida no le tiene que llevar a sentirse parte del sistema. Además, por lo arriesgado de su apuesta, tiene que carecer de vínculos personales que supongan ataduras que le limiten. ¡Literalmente se la está jugando!

Desgraciadamente, a pesar de todo lo dicho, una gran mentira atractiva puede seducir más que la verdad, aun sabiendo que es mentira; tal como tal como nos sucedió a los españoles de aquí cuando el debate Solbes-Pizarro de inicios de 2008, o tal como les sucede una y otra vez a nuestros compatriotas catalanes. Por lo que no sería nada extraño que los argentinos acaben decantándose por el desastroso neo-peronismo. Ese es el poder del realismo mágico que reviste los intereses de la élite con los ropajes del interés general.

Pero, en definitiva y, en cualquier caso, sea quien sea el próximo presidente argentino, y con independencia de los éxitos o fracasos que pueda alcanzar quien ostente tan alta magistratura, Milei ya nos ha proporcionado a todos - incluidos a los progres neo-peronistas- un acervo de fundamentales referencias y argumentos a la hora de “vender” políticamente las bondades de las reformas necesarias para mutar el camino descendente de cualquier sociedad en otro ascendente.

 

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