martes, 28 de marzo de 2023

¿Y si lo hubiese hecho el PP?

 ¿Y si lo hubiese hecho el PP?

mallorcadiario

El estado, para los seguidores de Rousseau, no sólo debe ser autoritario, sino que, además, debe ser totalitario, ya que debe ordenar todos los aspectos de actividad humana incluido el pensamiento. Deseaban tratar a todos los ciudadanos como a niños, controlando su educación, implantando la ley social en lo más profundo de sus corazones. Quienes controlan las opiniones de un pueblo, controlan sus acciones, por ello los niños no han de ser de sus padres, sino del estado.

Traigo a colación esta reflexión sobre aquel filósofo que tanto influyó en la Revolución francesa a pesar de no haberla llegado a vivir, y que se constituyó en modelo de intelectual influyente, porqué quizás no estemos tan lejos de haber alcanzado su ideal.

Un simple ejercicio mental sobre la actualidad política española puede mostrar lo que quiero decir. Imaginemos por un momento que los luctuosos sucesos ocurridos el pasado junio en la verja de Melilla hubiesen pasado con un gobierno del PP. O que ese mismo gobierno de derechas hubiese reformado una ley penal que excarcela a agresores sexuales; o que hubiese rebajado las penas por corrupción que afectan a sus militantes y socios; o que hubiese indultado a golpistas; o que hubiese reconocido la soberanía marroquí del Sahara occidental; o que hubiese sucedido una fortísima subida de  los precios de todos los productos incluidos los muy necesarios; o que contase en su formación con miembros corruptos que frecuentan lupanares tras la realización de discursos feministas; o que se hubiesen adquirido trenes que caben en los túneles a los que están destinados; o que hubiese cerrado ilegalmente el Congreso de los Diputados; y podríamos seguir y seguir.

Cualquiera de los puntos del párrafo anterior hubiese servido para desatar feroces campañas políticas que, a buen seguro, serían respaldadas por una parte importante de la población. De hecho, me inclino a pensar que sí un gobierno del PP, o incluso de Vox, hubiese protagonizado únicamente la mitad de los hechos mencionados se hubiese desencadenado tal malestar en las calles que, muy probablemente, no hubiese podido llegar al final de la legislatura.

El proyecto político de la izquierda, que ahora combina socialismo, populismo podemita y nacionalismo, sin duda, tiene muchos ramalazos roussonianos. Aunque, su forma de penetrar en el cuerpo social es mucho menos burda de lo que inicialmente se pudiera pensar leyendo a sus autores originales. Esta sutileza ha contribuido a crear un “marco mental” que les auto-otorga una superioridad moral que, a su vez, les permite llevar a cabo actuaciones impensables para cualquier otro grupo político. Así el PSOE, se ha podido transformar, con plena aceptación, en una izquierda reaccionaria y puritana que regaña a quien no sigue sus dictados.

De hecho, ya se puede observar como “la calle” sólo reacciona ante las acciones que lleva a cabo la derecha, aceptando, de forma indirecta, algo así como su no-legitimidad. Por ello un hipotético próximo gobierno de derechas que intente llevar a cabo las genuinas políticas de reformistas que necesita España y que están en su ideario lo va a tener extremadamente difícil. Tanto que muchos de sus dirigentes preferirán aparcarlas aceptando un buen margen de continuismo.

Este razonamiento es el que lleva a algunos analistas a la conclusión que en la mente del renovado líder del PP ronda la idea que una posible victoria de la derecha, motivada, sobre todo, por la pérdida de votos del PSOE, puede desembocar en la dimisión de Sánchez por su reiterado fracaso electoral. Si así fuese Feijóo podría proponer al socialismo no sanchista un pacto que haga posible un auténtico “aggiornamento” económico y social de la democracia española. En fin, para los países como para las personas el azar en las circunstancias también juega su papel.

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