martes, 3 de noviembre de 2020

Sin plan de inversiones

mallorcadiario.com

Sin plan de inversiones

Cada año, desde hace décadas, cuando se presenta el Presupuesto General del Estado, se produce el mismo ritual balear, acudiendo raudos a la sección que territorializa las inversiones por comunidades autónomas. Luego, los diarios, -aunque cargarán más las tintas los de tendencia más nacionalista-, titulan con grandes caracteres “Baleares nuevamente maltratada”. Las tertulias de radio y televisión ocupan minutos y más minutos con el tema, los columnistas dejarán de tener miedo al folio en blanco y, por supuesto, en el Parlament algún diputado de un partido que está en el gobierno de la nación aprovecha la ocasión para disfrutar de su minuto de gloria. Y luego, hasta el año próximo, en que se repetirán los mismos protocolos y el mismo rasgar de vestiduras. 

Pero ni ningún político del gobierno o de la oposición, ni ningún periodista, y casi ningún tertuliano preguntará sobre el listado de inversiones pendientes que justifiquen una cifra diferente. Y para colmo, serán los mismos que no dudarán un segundo en mostrarse radicalmente contrarios a la ampliación de un puerto o de un aeropuerto, o de cualquier otra infraestructura de competencia nacional que conlleve una mayor partida presupuestaria.

 Una vez más, para los políticos locales es mejor mantener el problema que buscar una solución. Ya que ésta sería tan sencilla como debatir y proponer un plan de inversiones a realizar a medida que se cuente con la financiación correspondiente.

Pero claro, eso supone “mojarse” tener que asumir que hay infraestructuras que se han de ampliar, y que, al hacerlo, habrá quien salga ganando, pero también quien esté disconforme. Y estos últimos pueden dejar de votar o hacerlo por otros colores. Por tanto, es mejor no menearlo y dar la culpa a un ente forastero: “Madrid

Resulta que los actuales diputados, como consecuencia del sistema electoral, no representan correctamente los intereses de los ciudadanos que les votan, sino que más bien, como la lógica de partidos hace necesario que estos busquen la ampliación de sus bases electorales se centraran solo en aquellos temas que resulten de muy fácil y clara “venta” política, eludiendo los más complejos por muy necesarios y fundamentales que puedan ser.

Es por eso que, con frecuencia, se prefiere un problema que pueda justificar un discurso (y muchos sueldos) a encontrar una solución. Es así porque el sistema electoral marca los incentivos de los diferentes actores políticos.

De manera que podemos concluir, sin mucho temor a equivocarnos, que mientras el sistema electoral permanezca inalterado. La política seguirá las mismas pautas, así que, con cada nuevo Presupuesto General del Estado volveremos a vivir la misma ceremonia que, por desgracia, alimenta, sobre todo a los nacionalistas y populistas, aunque lo haga de manera paulatina.

Si, en momentos tan difíciles y complicados como los que estamos viviendo ningún partido es capaz de poner sobre la mesa las raíces profundas de alguno de nuestros principales problemas estamos abocados a continuar tal como estamos, con su lento declinar.

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