martes, 18 de agosto de 2020

DECRECIMIENTO BALEAR

 

DECRECIMIENTO BALEAR mallorcadiario.com

Los datos económicos del próximo trimestre mostrarán un rebote de la actividad, es decir, volveremos a ver crecimiento. El Govern, seguramente, aprovechará la ocasión para activar sus terminales mediáticos atribuyéndose un éxito que en realidad no será tal. La matemática simple esconderá una realidad muchísimo más dura. Pues, Baleares ya ha empezado a perder población, y la tendencia previsiblemente durará en el tiempo. Decenas de miles de baleares que se han quedado atrás, poco a poco, se irán de forma definitiva. Un fenómeno desconocido para las últimas generaciones.

El decrecimiento demográfico mantenido nos conducirá a reducción del valor de muchos activos, sobre todo de los equipamientos empresariales (locales, instalaciones, etc.), ya que nadie estará interesado en volverlas a poner en funcionamiento. Además, con menos actividad y habitantes las empresas que continúen trabajando también verán disminuida su facturación y, como consecuencia, los salarios se ajustarán de una u otra forma.

El sector público se convertirá en el gran refugio para guarecerse del temporal, serán muchos los que intentarán formar parte de sus plantillas. Sin embargo, la recaudación tributaria se reducirá drásticamente por lo que el Govern, de forma abierta o soterrada, se verá abocado a una fuerte reducción de sus gastos. Este desequilibrio llevará a elaborar presupuestos en los que la inversión pública -ya muy mermada desde la anterior crisis- roce el cero más absoluto, de forma que también los proveedores habituales igualmente se verán afectados.

Se deteriorarán, todavía más, las cifras de nupcialidad y natalidad. Pues muchas parejas aplazarán sus planes de vida, optarán por realizarlos en otros lugares o sencillamente desistirán. La prosperidad de Palma, como gran motor del archipiélago, siempre ha estado correlacionada directamente con el número de extranjeros que la habitan, por lo que pasará a vivir una época insólita de falta de empuje.

Se acelerará la pérdida de puestos en el ranking de CCAA. Lo que llevará a que el sistema de financiación autonómica se revierta, de manera que la Comunidad pasará a ser receptora de fondos autonómicos, aunque de forma escasa dada la situación del conjunto de la nación. Mientras que España, a su vez, también descenderá posiciones en el concierto internacional consecuencia de la fracasada gestión realizada.

Es cierto que pueden llegar fondos europeos, y también inversionistas privados, ya sean colectivos o individuales, o incluso se podrían movilizar recursos locales, pero eso requerirá la introducción de importantes reformas liberalizadoras y flexibilizadoras de la economía, sin las cuales solo se puede invertir en lo que ya existe que es justamente lo que está perdiendo valor. Sí, sólo iniciando un potente proceso reformista, transparente y seguro, que permita la adaptación, modernización y el trasvase de recursos entre sectores y subsectores, así como crear otros nuevos atractivos para el capital, se puede revertir el negro panorama descrito.

Sin embargo, no invita al optimismo el que haya que comenzar reformando la dinámica del actual Govern de regular y prohibir primero, para controlar y sancionar (o no) después. Ese va a ser el principal escollo para permitir volver a recuperar el tradicional pulso empresarial creador de la comunidad. Si la política no se enfrenta con decisión y claridad a lo real, estamos abocados a revivir tiempos que hasta ahora considerábamos muy remotos.

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