martes, 20 de octubre de 2020

Sostengo que la derecha

 mallorcadiario.com

Sostengo que la derecha

 En mi opinión, a la actual derecha política española le falta realizar un ejercicio de introspección para diseñar una estrategia hacia un horizonte compartido e ilusionante a medio plazo. Una labor de vital importancia para nuestro país en un momento, como el actual, en el que se utiliza y azuza la división social para conservar y ampliar los espacios de poder por parte de una izquierda multiforme.

Sostengo que les corresponde a los partidos de la oposición dos labores fundamentales, la primera es identificar la raíz profunda de los problemas que nos han llevado a la situación de grave crisis política, institucional y económica. Y, al mismo tiempo, proponer una alternativa creíble, esperanzadora y compartible para una parte muy amplia de la población.

Esperar que el desgaste de la acción de gobierno sea suficiente para producir un cambio de rumbo político ya no es suficiente. La ocupación de todas las instituciones de poder, por parte de los actuales mandatarios, les asegura liderar el “relato”, tanto para la capitalización de sus aciertos como de la justificación de sus errores. Es parte del “tablero inclinado” del que habla Cayetana Álvarez de Toledo. Un campo de juego en el que pueden caer chuzos de punta sin que la sociedad reclame una alternativa.

Con toda modestia, considero que dos son, principalmente, los puntos focales que nos han conducido con paso lento pero imparable a la actual situación: el primero la legislación electoral y su influencia en la configuración de unos partidos políticos tan excesivamente centrados en torno al líder que han acabado dando muestras de problemas de representatividad. De hecho, incluso hay diputados que ni tan siquiera participaron en la campaña en la que fueron elegidos. Lo cual incita a la aparición de nuevas alternativas políticas, aunque con los mismos defectos. El segundo punto es el modelo de financiación autonómica que al no otorgar la suficiente responsabilidad a los dirigentes regionales está en el origen, tanto de las fuerzas centrífugas, como de muchas de las ineficiencias de los aparatos públicos.

Ciertamente, no son debates populares que quepan en un tuit, ni se centran en las muchas carencias de la acción del actual gobierno, ni otorgan un rédito inmediato, pero es posible que tengan la suficiente entidad como para facilitar una necesaria coincidencia entre los distintos partidos de la oposición, de forma que puedan, cada uno desde su propia perspectiva, realizar propuestas enriquecedoras que permitan visibilizar una ilusionante recuperación de los valores del auténtico republicanismo cívico (no del sectario de Sánchez-Iglesias) que ahora vemos en peligro. Sobre todo, porque muchas otras reformas modernizadoras pendientes para volvernos a acercar a los países más avanzados, no serán posibles sin un reforzamiento de los cimientos de nuestra convivencia.

Profundizar en los valores democráticos desde una perspectiva reformista que permita la regeneración imprescindible de la armonía social que está en la base de la prosperidad, pienso, requiere en estos momentos, sin dejar de estar atentos al día a día, centrarse de forma pausada y tranquila en la elaboración de un proyecto que pueda ser compartido por sus sólidos y realistas argumentos racionales por un gran parte de todos aquellos que pueden estar preocupados por el futuro, y por tanto, de forma muy especial por los jóvenes.

Sin ningún género de duda, la derecha tiene que reivindicar la Constitución y el espíritu netamente democrático de la Transición que la hizo posible. Una Constitución que fue fruto de un amplísimo consenso que, pienso, puede ser renovado mediante propuestas de modificación de aquellas partes de su desarrollo jurídico que han mostrado contener una tendencia histórica al alejamiento del mismo.

Soy consciente de que estas normas son tremendamente difíciles de modificar ya que cualquier pequeña alteración puede tener consecuencias trascendentales. No obstante, quizás, sí se puede empezar a hablar, y, además, se puede comenzar aquí en Baleares.

 

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