martes, 14 de junio de 2022

Rebajas

 Rebajas

mallorcadiario.com

Cuando parecía que el debate sobre las rebajas ya estaba superado, han surgido algunas voces pidiendo volver a la regulación que fijaba una determinada fecha de inicio por ley. Aunque, sin embargo, ahora han obtenido muy poco eco.

Recordemos que las rebajas consisten en la realización de lo que los economistas llaman “una discriminación de precios”. Es decir, cobrar precios distintos a diferentes colectivos por un mismo producto, con la intención de maximizar los ingresos obtenidos por las ventas. Se trata de intentar que todos paguen lo máximo a lo que están dispuestos.

Ciertamente, siempre hay clientes que pueden y quieren pagar precios elevados, y otros que en cambio se sienten atraídos, principalmente, por los bajos precios. Entonces ¿Cómo cobrarles más a unos que a otros? Los comerciantes saben que hay muchas fórmulas, como puede ser, por ejemplo, introducir alguna pequeña diferencia entre productos cuasi idénticos que convierte a unos en gama alta y a los demás en gama baja. También se puede vender el mismo producto en dos tipos de establecimiento, o con fórmulas distintas, etc. Sin embargo, la manera más tradicional ha sido la de realizar rebajas de precios en un momento dado.

En materia textil o de calzado hace mucho tiempo que se inventó la “obsolescencia programada” de una temporada en forma de “moda”. Así, aquellos compradores más sensibles a seguir los dictados de la última tendencia suelen estar dispuestos a pagar más por la última novedad, mientras que aquellos otros que lo único que buscan es una prenda o un calzado prefieran, simplemente, buscar precios más moderados.

Pues bien, la discriminación de precios llevada a cabo mediante las rebajas permite al vendedor alcanzar el precio más elevado que está dispuesto a pagar cada uno de los distintos tipos de comprador, aumentando así sus ingresos totales. Sin embargo, para tener éxito en este empeño es necesario acertar en el momento preciso de iniciar el período de rebajas. Mantener el precio alto demasiado tiempo puede significar renunciar al segundo tipo de cliente. Mientras que un precio bajo demasiado temprano puede tener las mismas consecuencias empresariales. Así, definitivamente, como el sector comercial es extremadamente competitivo acertar con el momento preciso de realizar las rebajas resulta crucial.

Ahora bien, de un tiempo a esta parte el concepto de “temporada” ha quedado muy diluido, puesto que la tendencia está siendo la constante renovación de stocks con sistemas de distribución parecidos al industrial “just-in-time”. Lo que lleva a que cada establecimiento tenga su propia forma de funcionar. Para unos la renovación será semestral, para otros, trimestral o mensual, incluso puede ser quincenal.  Este es el motivo por el cual tiene que ser cada uno de ellos, de forma individual, quien intente acertar en con su “discriminación de precios”.

Es cierto, que, al no fijar un día de forma compartida, los clientes no se enteran del cambio de precios ni por la prensa, ni porque en el calendario figure un día señalado (como la jornada de después de Reyes). De ahí que, ahora, la labor del comerciante es también mantener correctamente informados a sus potenciales usuarios, algo que las redes sociales y, en general, la informática facilita mucho. De hecho, el correcto flujo de información entre vendedores y compradores siempre ha sido una importante labor responsabilidad de estos últimos.

Por todo ello, en mi opinión, la mejor actuación que podrían tener las patronales en este asunto, no es de ninguna manera presionar a los poderes públicos para que vuelvan a legislar sobre este asunto poniendo coto a la libertad de precios. Alternativamente, si podría resultar interesante contribuir a difundir cuál es el auténtico papel de las rebajas y como puede ser aprovechado por cada uno de los diferentes tipos de comerciantes. 

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