martes, 5 de abril de 2022

Importancia del crecimiento económico

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Importancia del crecimiento económico

Con frecuencia se oye hablar sobre la necesidad de alcanzar el crecimiento económico, pero rara vez se explica el motivo. Cómo mucho se dice que es un equivalente del enriquecimiento, y por tanto, es el instrumento que permite generar más empleo y mejorar el nivel de vida.  Ahora bien, como ya tenemos unos estándares elevados no son pocos los que consideran que ya es hora de echar el freno en aras a conseguir otro tipo de sociedad. Además, el crecimiento implica cambios y por tanto también riesgos, pero nuestras sociedades más envejecidas refractarias a todo esto.

Veamos, la humanidad no abandonó su estado de miseria hasta que, hacia finales del siglo XVIII, comienza una etapa de crecimiento. Adam Smith y otros pensadores de aquel tiempo son relevantes, precisamente por señalar que, no tan solo es posible escapar de la pobreza, sino que además es bueno hacerlo.

Como las sociedades siempre se organizan en torno a una idea moral, mientras no hubo crecimiento económico, los filósofos exaltaron de una u otra forma las bondades morales de la pobreza, exacerbando los peligros de la búsqueda del enriquecimiento personal. Platón, Aristóteles, cínicos, epicúreos, estoicos y cristianos recelaron de todas aquellas prácticas que alejaran a las gentes de la miseria. Incluso llegaron a crear instrumentos mentales, como el de la idea del “precio justo” o la condena del cobro de intereses, que califican de usura, para mantener ese estado de pobreza. Una pobreza que, como señalamos, se consideró moralmente superior.

Sólo cuando, poco a poco, se comienza a romper con la idea de la superioridad moral de la pobreza y del statu quo que comporta (“es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”) se inicia el despegue, de forma lenta en sus inicios para acelerarse después, que nos conduce al mundo actual.

Es el fenómeno del crecimiento económico el que nos ha traído un mundo con menos males, ya sean estos hambrunas, enfermedades o crímenes, al tiempo que nos ha permitido rodearnos de prodigios materiales, como la abundancia de luz artificial, de agua caliente al instante, u otros que hacen nuestro paso por el mundo mucho más agradable.

Sin embargo, hay un bien que está asociado al crecimiento económico en el que no se suele pensar: la paz y la armonía social. Cuando se produce el crecimiento económico todos los grupos sociales, o todas las personas, pueden aspirar a mejorar su posición sin que para ello ningún otro tenga que empeorar la suya. Siempre aparecen nuevas oportunidades. De esta forma, la concordia y el entendimiento entre los diferentes es muchísimo más fácil, por lo que lo normal es que reine la paz y la armonía expuesta en la famosa parábola de la "mano invisible".

Sin embargo, cuando el crecimiento no se produce, la economía se torna un juego de suma cero, en el cual para que alguien pueda mejorar su posición es necesario que otro empeore la suya. Una situación perversa donde las haya, pues inevitablemente hace aparecer el conflicto (de clases o de cualquier otro tipo), al haber siempre personas, o grupos, que verán en el hundimiento de otros su única posibilidad de mejora.

Dicho en otras palabras, los sectores que denuestan el crecimiento económico porque consideran que ya se ha alcanzado un nivel de riqueza suficiente, no están teniendo en consideración la importancia inmaterial del fenómeno. De hecho, suelen vincularlo al consumo de recursos materiales limitados, sin considerar que estos lo son, única y exclusivamente, por la acumulación inmaterial de conocimiento humano, un recurso económico hasta ahora inagotable.

Por todo ello, me atrevo a predecir que, si llega a triunfar la idea de la superioridad moral del crecimiento cero, se inaugurará una nueva época de conflictos de todo tipo, incluidos, por supuesto, también los bélicos.

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