sábado, 22 de abril de 2017

Mi padre, Antonio Aguiló Tarongí

(Según magníficos retratos realizados por mi hermano Juan)

Nace en Palma el 11 de septiembre de 1927, hijo de José Aguiló Aguiló y de Josefa Tarongí Tarongí. Sin duda, la repetición de los apellidos de sus padres en la Mallorca de los convulsos años de la década de los treinta y cuarenta del siglo XX marcarán su formación y pensamiento.

Hombre apasionado y, al mismo tiempo moderado y prudente, vitalista, alegre, entregado a su familia, amante de los libros, discutidor nato que le sabe sacar provecho a la vida.

Estudió el bachillerato en el Colegio Palmesano de Montesión, y más tarde se inclinó por los estudios de Leyes en la Universidad de Barcelona para finalizarlos en la de Granada. Durante muchos años ejerció la profesión, hasta que se retiró para dedicarse a la agricultura y las mediterraneas tertulias.

Le ha tocado vivir, además de los duros años de guerra y postguerra la etapa del crecimiento económico que se inicia con el Plan de Estabilidad de 1959. La última crísis ya la ha vivido con mucho distancia desde su retiro.

Su desbordada curiosidad y la pasión por saber la ha volcado en sus cuatro hijos (Pep Ignasi, Juan, Antonio y Alberto), fruto de su matrimonio con María Ignacia Fuster Abbad. Siempre ha dicho que si alguien tenía que influir en el pensamiento de sus hijos era él mismo, algo que creo, ha conseguido con contundencia y efectividad.

Ahora está a punto de cumplir los noventa años aunque, con su bonomía habitual, casi no lo pueda creer.



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