sábado, 20 de junio de 2015

Fabianismo: la utilización de la educación y a la propaganda en aras a un nuevo tipo de socialismo

Siempre se ha dicho que la izquierda maneja mucho mejor los resortes de la comunicación que la derecha. En este sentido vale la pena recordar al movimiento fabiano de finales del s.XIX y primeras décadas del s.XX.

El principal rasgo distintivo del movimiento socialista fabiano británico era su gradualismo, la creencia de que el capitalismo podía transformarse poco a poco desde dentro, a través del control de la educación y la propaganda (en forma de conferencias, artículos, opúsculos, etc.).

Tanto la educación como la propaganda era considerados como los instrumentos básicos para influir en la opinión pública de cara a favorecer a medio plazo aquellas reformas sociales que conduzcan a una sociedad más justa. 

Desde esta fe en un reformismo pragmático, los fabianos rechazaban los cambios instituciones dráticos y violentos. No compartían la creencia marxista en la teoría del valor trabajo como explicación de la explotación capitalista, ni tampoco la idea de que el capitalismo tenía que colapsar necesariamente, pues consideraban que éste sistema había conducido a un cambio tecnológico continuo y a un importante crecimiento económico a largo plazo. Además, defendían firmemente el cooperativismo y la democracia a la que siempre consideraron compatible con el socialismo.

Hablaban de la socialización de las rentas económicas en sentido ricardiano por medio de la tributación y la nacionalización (o municipalización) de empresas consideradas estratégicas.

De hecho consideraban que el capitalismo tradicional había despertado energías dormidas y las había canalizado con provecho a la producción de riqueza, pero a costa de generar degradación y sufrimiento humano. Sin embargo, cabía introducir mejoras avanzando, entre otros aspectos, en la dirección del cooperativismo, la democracia industrial vinculada al sindicalismo, la imposición progresiva, la regulación colectiva de la industria privada, la administración pública de un creciente número de servicios por parte de los municipios y de Estado, la racionalización económica propia de las grandes empresas (en las que desaparecía el elemento personal en favor de anónimos equipos de gestión industrial) o el aumento de medidas públicas dirigidas a enfermos, ancianos, parados y jóvenes.

En los fabianos hay un resabio utilitarista, pues en cierto modo eran herederos del radicalismo británico al reivindicar el papel del Estado como promotor de la felicidad pública, sin duda, muy influenciados por la escuela histórica británica.

Para realizar estas reformas una de las principales armas a utilizar era la actividad propagandística como intento de permeación social para influir  inadvertidademente en políticos, representantes y opinión pública a medio plazo para que adoptaran las prácticas de tipo socialista antes descritas.

En este sentido en 1895 crearon y tutelaron la London School of Economics and Political Science que desempeño un papel importante en la promoción de argumentos socialistas al tiempo que profesionalizaban la profesión de economista consolidando la materia como disciplina autónoma. 
Sin duda la creación de esta escuela fue uno de los principales elementos que les permitieron generar los argumentos necesarios para promover y guiar intelectualmente la creación del Partido Laborista Británico en 1906, al margen de los postulados marxistas y revolucionarios de la época.

Por lo demás, nunca intentaron modelar su propia teoría económica. Optaron, más bien, por adaptar algunos instrumentos de la economía ortodoxa, despreciando las formulaciones más abstractas como una "completa pérdida de tiempo". Se centraron en el estudio de la teoría de la renta de la tierra de Ricardo, por influencia directa de Henry George y sus propuestas de un impuesto único sobre este ingreso "no ganado", y, por tanto, que consideraban inmoral.

Los fabianos intentaron generalizar, sin éxito, la teoría ricardiana de renta diferencial a otros ámbitos como el capital y la cualificación del trabajo. Pues el objetivo último que perseguían era la socialización de todas las rentas económicas por medio de la tributación o la nacionalización, de forma que pudiesen ser usadas para fines públicos (seguros sociales, provisión de capital para inversión pública, etc.).

Por supuesto, los fabianos, como socialistas, no creían en el mecanismo espontáneo de la mano invisible, al que contemplaban como una fuente de anarquía, descoordinación y mala gestión de los medios de producción.

Su labor, acabó cuando sus principales dirigentes visitaron la Unión Soviética y quedaron prendados por el comunismo stalinista. Sin embargo, se puede afirmar que fueron los fabianos son los constructores de las bases del socialismo democrático que gobernaría buena parte de los países europeos durante la segunda mitad del siglo XX.

Quizás esta pueda ser una de las explicaciones del porqué la izquierda maneja mejor los resortes de la comunicación.


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