El déficit acumulado hasta junio duplica el obtenido hasta mayo, mes en el que el saldo negativo del Estado fue de 19.543 millones de euros, el equivalente al 1,78% del PIB.
Esos 38.607 millones son el resultado de unos ingresos de 47.233 millones, lo que supone una caída del 29,5%, y del aumento del 20% en los gastos, hasta los 85.840 millones, casi el doble que lo recaudado.
Que el Estado gaste más en tiempos de vacas flacas es normal, y hasta beneficioso. Pero al mismo tiempo debería hacer un ejercicio de corrección de aquellas variables estructurales que impiden un mejor ajuste de todo el sistema productivo; algo que no se hace ni se hará mientras se siga la doctrina electoralista de Zapatero.
Evidentemente cuando la presión electoral apriete si se iniciarán las correspondientes actuaciones, sin embargo, a medida que el tiempo pasa es más complicado iniciar los oportunos cambios.
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