Los políticos deberían ser personas sencillas y humildes que no ambicionaran imponer a los ciudadanos su forma de pensar y sus opciones ideológicas, sino que su papel debería consistir en resguardar las instituciones, garantizando la seguridad y abriendo, en la medida de lo posible el horizonte de la libertad de las personas.
Pero como las cosas no son así, y en la realidad los políticos tienen más bien a ampliar el horizonte de su poder; reconforta encontrarse con personas como Álvaro Middelmann, capaz de decir lo que piensa aunque eso le suponga despertar las irás de muchos. Sobre todo, porque lo que piensa coincide con el papel ideal que deberían jugar los políticos.
De esta forma, con una valentía poco usual reclama un mayor espacio para los ciudadanos, y una mayor contención a los políticos tal como informa diariodemallorca.es.
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