martes, 27 de diciembre de 2022

Impuesto anti-Ayuso

 Impuesto anti-Ayuso

 mallorcadiario.com

El “impuesto a los ricos” es en realidad un impuesto “anti-Ayuso” y, de paso, anti Partido Popular. Los impuestos nunca han estado realmente motivados por razones de justicia, sino más bien por su capacidad recaudatoria o por su oportunidad política. Esta es la razón por la que el sistema tributario español está constituido por una constelación deslavazada de diferentes e inconexas figuras impositivas. También es el motivo por el cual tenemos de las presiones fiscales más elevadas, al tiempo que la recaudación resulta sistemáticamente insuficiente.

Ahora bien, nunca como con Sánchez se había establecido un impuesto tan descaradamente oportunista como el nuevo “impuesto a los ricos” cuya única y exclusiva finalidad es, en realidad, la de romper la exitosa estrategia política de la Comunidad de Madrid.

Hace ya tiempo que la autonomía de la capital, navegando contracorriente, decidió suprimir el impuesto sobre el patrimonio. Lo que convirtió a la región en un polo de atracción de muchos de aquellos que tienen que hacer frente a esta doble tributación. El resultado fue un fuerte incremento de recaudación por otras vías que amplió notablemente las posibilidades financieras de la comunidad.

Este tema siempre disgustó profundamente a los separatistas de Cataluña quienes, de forma totalmente contradictoria con su ideología, emprendieron una batalla “armonizadora” que Sánchez y su manso PSOE inicialmente decidieron abanderar, pensando que suele resultar fácil colocar un impuesto que, supuestamente, no pagarán sus votantes, sino los odiosos ricos.

La estrategia les salió mal pues varias comunidades autónomas también anunciaron su intención de suprimir, o reducir de forma drástica, ese tributo. Lo hicieron presentando no sólo potentes argumentos de corte liberal, sino también números que demostraban que la recaudación a la que se renunciaba o no era significativa, o, que incluso podría aumentar por el llamado “efecto Laffer”. La propuesta caló entre no sólo entre los votantes populares sino también entre los socialistas. De hecho, alguna comunidad gobernada por estos últimos no tuvo más remedio que sumarse al carro. ¡Una derrota ideológica sanchista-separatista en toda regla!

De esta forma los fontaneros de Moncloa se pusieron a trabajar para idear una fórmula que rompiera con la exitosa estrategia fiscal del PP. Alumbraron el nuevo impuesto de solidaridad a las grandes fortunas” que es, básicamente, un nuevo impuesto de patrimonio que si no lo implementa la comunidad correspondiente lo hace la Hacienda nacional apropiándose, así, de la recaudación.

El resultado esperado es que Madrid, y el resto de comunidades que la seguían, no tengan el más mínimo incentivo a suprimir dicho tributo. Por supuesto, el País Vasco, con su régimen especial si lo podrá hacer. Se pretende de esta forma que ninguna comunidad del régimen común pueda convertirse en fiscalmente atractiva.

Este tipo de actuaciones, más allá de suponer clara merma de la autonomía financiera de las comunidades de régimen común, supone agravar las deficiencias de nuestro poco coherente sistema tributario agravando, de forma indirecta, recaudatorias de la hacienda estatal. En definitiva, los problemas tradiciones del país, una vez más, parecen agravarse con el gobierno Frankenstein.

 

martes, 20 de diciembre de 2022

La política catalana inspira a Sánchez

 La política catalana inspira a Sánchez

 mallorcadiario.com

Hace tiempo que sostengo que la política catalana inspira el sanchismo, no por sus alianzas sino por sus resultados. El nacionalismo, en sus diferentes versiones, ha gobernado en aquella comunidad autónoma de forma ininterrumpida durante casi medio siglo, incluso cuando se ha producido alguna alternancia al frente de la Generalitat. La oposición ha quedado reducida a la mínima expresión necesaria para legitimar su poder. De manera que el único anhelo que les queda pendiente es incorporar a su estructura al poder judicial. La independencia es tan sólo una promesa a utilizar a modo de utopía para continuar encaramados en los puestos de mando bien retribuidos.

El “Programa 2000”, publicado por El Periódico en 1990 y atribuido al entorno de Pujol, es la descripción del plan que, con paciencia, han ido desplegando los separatistas y que ahora les permite afrontar cualquier convocatoria electoral con perspectiva de éxito, aunque no lleguen a alcanzar el primer puesto.

El programa se puede resumir diciendo que hay que utilizar los presupuestos del gobierno autonómico y su capacidad legislativa y regulatoria para incentivar la penetración de la “conciencia nacional” en todos y cada uno de los estamentos de la sociedad catalana, al tiempo que hay penalizar cualquier discrepancia. La palanca principal de tal actuación es la explotación del victimismo, ya que, en nuestra sociedad las víctimas gozan del prestigio necesario para exigir ser escuchadas e inmunizarse contra cualquier crítica.

Pues bien, Sánchez también tiene elaborado su propio “Programa 2000” aunque todavía ningún medio de comunicación haya podido publicarlo. Como el pujolismo, los sanchistas pretenden utilizar los presupuestos generales del estado y su poder su capacidad legislativa y reglamentaria para colocar a los Tezanos que haga falta en todas y cada una de las instituciones sociales, relegando a la soledad a cualquier Leguina que se mueva.

El programa de Sánchez, como el de Pujol, comienza transformando la historia en un elemento de legitimación del líder y sus seguidores, por haber sido supuestas víctimas de la misma. El plan continúa identificando al PSOE con el estado del bienestar, atribuyendo sus posibles disfunciones a la casposa y mal intencionada oposición.

Siguiendo esa hoja de ruta, todos los medios de comunicación al servicio del líder proclaman, día tras día, que éste representa la modernidad entroncada con la agenda internacional más avanzada, y deseada por todo aquel que pretenda tener conciencia de pueblo solidario. Así los que dificultan sus planes lo hacen por una malhadada añoranza de un pasado oscuro o, quizás por ser incapaces de ver la luz del presente.

La superioridad moral de la nueva izquierda sanchista es tan evidente e importante que tiene que quedar plasmada en los libros de texto escolares y en las series de Netflix. También en las películas subvencionadas, aunque las vea muy poca gente. Quien contribuya a que sea así, será premiado con su promoción social, y quien no, relegado.

El lenguaje es un instrumento tan potente que hay que cuidarlo con especial mimo. Al igual que Pujol consiguió, imponiendo el uso de determinados vocablos y expresiones, que se identificara a toda Cataluña con su grupo político y su persona, Sánchez pretende hacer lo mismo con la corrección política que impone formas de vivir, comer, viajar o relacionarse. Su mesianismo es líquido y adaptable, aunque en ambos casos recurren a la ostentación de los símbolos del poder para subrayarlo.

Por último, en este breve repaso, no puede faltar el victimismo que con el actual presidente toma forma de imaginaria conjura del IBEX con la ultraderecha, o de cartas amenaza, los golpes de estado togados y, como no, de guerra-civilismo revivido.

En la política catalana el Pacte del Tinell tristemente parece que, de facto, rinde los frutos deseados por sus firmantes. ¿Ocurrirá lo mismo en el conjunto de España?

 

martes, 13 de diciembre de 2022

Austeridad privada, abundancia pública

 Austeridad privada, abundancia pública

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Si la crisis del 2008 se intentó remediar apelando a la necesaria austeridad pública retornando a la senda del equilibrio presupuestario; la actual crisis se enfoca apelando a la austeridad privada de las familias y empresas.

Entre ambas crisis toma carta de naturaleza la Agenda 2030 con unos muy loables objetivos que, sin embargo, se utilizan para confrontar a la humanidad con la naturaleza. El máximo exponente viene de la mano del cambio climático antropomórfico que crea una urgencia medioambiental que impone la necesidad de cortar de raíz las emisiones humanas de CO2.

El razonamiento no puede ser más claro, el despegue capitalista iniciado con la revolución industrial incrementa exponencialmente el número de seres humanos hasta convertirlos en perniciosos para el medio natural. Así, es por ello que el nuevo feminismo aboga, no tanto por la igualdad entre mujeres y hombres, sino por considerar a ambos sexos como antagónicos. Un relato que dificulta el compañerismo que produce niños.

La difusión de la ideología queer tiene objetivos similares. El animalismo, por su parte, nos relata cómo cualquier otra especie está mejor enraizada en la madre tierra que nosotros mismos.

Con esta narración, lo que podemos hacer los individuos para alcanzar los objetivos de la Agenda consiste en no reproducirnos y, simultáneamente, en reducir al máximo nuestros niveles de consumo. Para lo primero, como ya se ha comentado, se fomenta un tipo de feminismo que concibe a hombres y mujeres como enfrentados en una especie de lucha de clases. Para lo segundo, las empresas tecnológicas nos brindan la oportunidad de aprovechar mejor los recursos ya existentes (plataformas para compartir bienes, o compras de segunda mano, etc.) y el consumo de bienes inmateriales (redes sociales o de entretenimiento). Con todos esos mimbres los ritmos de crecimiento económico que hemos conocido en las últimas décadas probablemente no se volverán a alcanzar, puesto que, la austeridad privada se irá acentuando en el tiempo, declinando los niveles reales de PIB.

Ahora bien, el gran peligro del decrecimiento siempre ha sido que, al convertir a la economía en un juego de suma cero, incrementa las posibilidades de estallidos de conflictos sociales que, en el margen, pueden llegar a ser bélicos. Sin crecimiento las ganancias o mejoras de cualquier grupo social, únicamente se pueden conseguir a costa de otros que empeoren su situación.

No obstante, la historia nos muestra cómo las religiones que ensalzan la pobreza pueden proporcionar estabilidad, y paz, a sociedades económicamente estancadas. Es por ello que soy de la opinión que la Agenda 2030 se está instrumentalizando a modo de una nueva religión que calme los ánimos ante el inicio de la actual senda de estancamiento, sin que ello desemboque en excesivos conflictos. En definitiva, a partir de los deseables objetivos propuestos se establece una instrumentalización, de entre las muchas posibles, encaminada a conseguir la aceptación de unos menores estándares de vida para los hijos de los que han gozado los padres.

La austeridad privada, además, permite la abundancia de lo público, lo cual se necesita para crear una nueva élite de sumos sacerdotes que articulen y prediquen el necesario control de los individuos que evite las desviaciones características de los librepensadores.

En nuestro país, Sánchez aprovecha estas tendencias para proclamarse Nuncio Papal de esta nueva creencia. Por ello gusta tanto de revestirse de la púrpura y oropeles que le permiten continuar avanzando en la nueva austeridad privada, y la modificación de los conceptos del bien y del mal, sin ser cuestionado.

 

martes, 6 de diciembre de 2022

Dualidad digital

 Dualidad digital

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La digitalización de cada vez más actividades productivas es ya una tendencia imparable que, poco a poco, expulsa del mercado a aquellas empresas, profesionales o sectores que no se están adaptando. La “destrucción creativa” schumpeteriana, tan característica del capitalismo más genuino, es implacable sustituyendo el trabajo humano por el mecánico…. ¡Aunque no tanto! Pues el sector público redimensiona al alza sus plantillas mientras experimenta el mismo proceso. Y lo hace con una dinámica propia situada en las antípodas de la empresa privada. Ciertamente resulta fácil observar como en cualquier organismo público el incremento de la informatización o robotización, paradójicamente, suele ir acompañado por un incremento del personal que lo atiende.

De hecho, este es uno de los motivos que explica que esté aumentando el empleo a costa de una reducción de la productividad. O, dicho en otras palabras, el sector público aumenta sus efectivos para la realización de tareas que parecen resultar totalmente socialmente prescindibles.

En términos económicos, mientras la digitalización reduce los costes productivos en el sector privado, los incrementa en el público. Se pone en marcha, de esta manera, un peligroso círculo vicioso que se retroalimenta, pues a medida que el sector privado prescinde a algunos de sus trabajadores para hacer frente al incremento, sobre todo, de sus costes laborales y tributarios, en el sector público ocurre lo contrario, añadiendo aún más presión, vía nuevas necesidades fiscales, sobre el sector privado.

A lo anterior hay que añadir que el sector privado suele operar en régimen de competencia, mientras que el público lo hace como monopolio. La división se traslada, entonces, al ámbito de las condiciones laborales pues la competencia siempre es más exigente que el complaciente monopolio.

Está dinámica transforma las potenciales grandes ventajas de la digitalización, en un instrumento de control que limita las energías creativas, cercenando la libertad individual. Por ejemplo, surgen nuevas exigencias sociales, feministas, animalistas, etc., -siempre con apariencia de buena intención-, que engordan las filas de lo público socavando el potencial productivo privado. El resultado es un creciente dirigismo que, de forma lenta, añade dificultades a la iniciativa individual con el resultado de la disminución de los estamentos medios de la sociedad. De esta forma la polarización social está servida.

El modelo no parece sostenible a largo plazo, aunque el proceso es lo suficientemente lento como para poder perdurar durante algún tiempo. En cualquier caso, hoy por hoy y por distintos motivos que incluyen la dualidad del proceso de digitalización, la democracia avanza hacia su transformación en una enorme y burocrática maquinaria que genera la suficiente inseguridad jurídica como para permitir legitimar abusos de poder, agravios y privilegios.

Sin duda, este diferente impacto del proceso de automatización y digitalización, se convierte, por tanto, en un argumento más para que, desde esta tribuna, abogue por una mayor limitación de los poderes estatales y una reducción del peso económico del sector público.

viernes, 2 de diciembre de 2022