Si hace unos días advertíamos de como el problema del "paro", es uno de los rasgos diferenciales de la economía española. Hoy podemos observar con que rapidez e intensidad se están destruyendo puestos de trabajo.
Duante muchos años, se difundió la idea de que en nuestro país sólo podían trabajar 12 millones de personas. Hasta que el año 1997 se realizó una reforma del mercado de trabajo, que permitió incrementar ese numero hasta los 20 millones.
Da la sensación que los nuevos condicionantes de la competencia económica y productiva internacional nos obligarán, más tarde o más temprano, a realizar más ajustes.
El problema de tardar más puede ser una pérdida irrecuperable de bienestar, derivada de la falta de competitividad de nuestra economía. Cada vez se está haciendo más difícil mantener salarios elevados. Cuando, justamente, ésto es lo que podríamos tener si los construyeramos sobre bases sólidas.
Desgraciadamente, con el actual gobierno, instalado en el status quo, lo previsible es que la destrucción de empleo continue, pues los salarios están creciendo por encima del IPC. Y en una economía en recesión, éste es un mecanismo seguro para destruir aun más empleo. Como las empresas no pueden incrementar sus precios y no lo harán en un escenario recesivo, el aumento de las rentas salariales por encima del IPC reduce todavía más el margen de las empresas y, en consecuencia, éstas contratan a menos gente y despiden a más.
El gráfico es del Infome Mensual de La Caixa.
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