El 85% por ciento de las reservas de hidrocarburos se encuentran en manos de empresas estatales, y una buena parte en países con líderes políticos impredecibles que están poniendo trabas a la inversión extranjera y aumentando la inseguridad jurídica.
La AIE (Agencia Internacional de Energía) estima que en los últimos años la inversión en infraestructuras de oferta de hibrocarburos ha sido un 20% inferi0r a la necesaria.
El 60% de las reservas probadas de petróleo se encuentran en Oriente Medio, y el 75% en países de la OPEP. Mientras que Rusia, Irán y Qatar acumulan el 56% del gas.
Esto provoca que se esté produciendo un resurgimiento del nacionalismo energético, ya que una parte muy importante y creciente de los ingresos que se generan van a parar al sector público de los países productores. Los nuevos escenarios, en contra de lo que se suele decir, cambian el equilibrio entre Estado y Mercado a favor del primero.
De esta manera los fondos que generan pueden recibir el nombre de Fondos Soberanos y pueden ser utilizados como arma geopolítica, por ejemplo, realizando compras o ventas a gran escala que pueden hundir precios, y con ellos industrias o sectores. Hecho que ha llevado a algunos países occidentales a bloquear su entrada en algunos de los sectores cosiderados más estratégicos.
En defintiva, estamos en un momento en que hay que evitar a toda costa que la economía mundial se convierta en un juego de suma cero, en donde lo que ganan unos lo pierden otros. Y en donde, en cualquier caso, es necesario cambiar el modelo energético mundial a fin de evitar la dependencia de los líderes dudosos que antes hemos mencionado.
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