Si hubiese ganado el SI escocés se habría abierto una crisis de enormes consecuencias. Habrían dado un golpe de muerte a la Gran Bretaña, reduciendo en poderío e influencia internacional a uno de los países más firmemente comprometidos con la causa de la libertad en el mundo, atizando de manera decisiva las expectativas soberanistas de galeses y nord-irlandeses, además de alentarlos en Cataluña y el País Vasco, en Flandes, en la fantasiosa Padania, en Córcega, etc.
Se habría acabado con la construcción de la Unión Europea regresando a su pasado fragmentario de rencillas, enconos y guerras sangrientas.
Por eso Vargas Llosa amaneció el 19 con un gran suspiro de alivio.
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