El precio que pagamos por la electricidad en nuestras casas se compone de cuatro partes claramente diferenciadas.
- El precio de la energía propiamente dicho que se determina en una subasta a plazo.
- El coste de llevar la electricidad hasta nuestras casas, que se engloba bajo el epígrafe de "peajes de acceso a las redes".
- El margen para el comercializador con el que contratamos la energía.
- Los fuertes impuestos correspondientes.
El margen del comercializador es muy reducido y, por tanto, el precio de la electricidad viene determinado a medias por el resultado de la subasta y por los peajes de acceso.
Los peajes de acceso corren con los gastos de todo un elenco de actividades, fruto de decisiones netamente políticas, que contribuyen al encarecimiento final:
- El IDAE (Instituto de Diversificación y Ahorro Energético), creado durante la segunda crisis del petróleo de 1979.
- Red Eléctrica
- Moratoria nuclear (suspensión de puesta en funcionamiento de 5 reactores nucleares)
- Régimen Especial (Subvenciones a las renovables antes de ser tecnologías maduras)
- Carbón Nacional (Subvenciones a tecnologías obsoletas)
- Extrapeninsulares (subvención a la producción en archipiélagos, Ceuta y Melilla)
La cuantía de los costes de los peajes de acceso resulta tan elevada que el Gobierno no permite su repercusión en el precio final de la luz, generando, de esta forma el llamado déficit de tarifa que financian las propias compañías generadoras.
El total de las subvenciones que encarecen los costes de acceso es mayor del 1% del PIB español.
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