Ayer, en un solemne acto, organizado por
Fue un acto emotivo y entrañable, en que se reconocía el trabajo realizado por las generaciones de estudiantes, profesores y personal de administración, que durante 100 años han configurado
Nada se puede hacer sin las personas, pero nada puede perdurar y tener continuidad sin las instituciones. Por ello nuestros dirigentes deberían ser humildes, y no intentar imponer sus opciones, sino simplemente deberían preservar aquellas instituciones que han demostrado, con su permananencia en el tiempo, su utilidad social y colectiva.
La enseñanza superior no sólo son técnicas, sino sentimientos, motivaciones y valores. Que duda cabe que el sentirse heredero de una larga tradición constituye un legado de gran valor que ayuda a orientar las motivaciones y los sentimientos en la mejor de las direcciones.
La Escuela de Empresariales, como todas las obras colectivas está permanentemente inacabada y a cada generación le corresponde realizar su parte, y el actual equipo directivo está realizando una magnífica labor. Mucha suerte.
La reseña se puede ver en Última Hora; O también en el Boletín de la Cámara de Comercio.
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