martes, 26 de septiembre de 2023

El futuro de nuestros hijos y nietos

 El futuro de nuestros hijos y nietos

 mallorcadiario.com

Como padre de una niña pequeña, con frecuencia me pregunto cómo será la sociedad balear, española y europea dentro de dos o tres décadas. Sin duda se trata de un ejercicio inútil que sólo responde al hecho de ser ella mi prioridad. El futuro, por definición, es imponderable. Sin embargo, hoy podemos observar algunas tendencias que muestran claros indicios de estar arraigado, aunque, bien es verdad que pueden surgir reacciones que cambien el rumbo de esos fenómenos sociales que ahora parece que marcan un camino plenamente aceptado.

Para empezar, una parte mayoritaria de las nuevas generaciones se habrán criado con padres separados y, también, con frecuencia, sin contar con el apoyo de las familias extensas de otra época. Lo cual, por supuesto, no es ni bueno ni malo, tan sólo lo suficientemente diferente como para proporcionar una visión alternativa del mundo. De hecho, este es, quizás, uno de los motivos por los cuales está dejando de ser un anhelo personal el tener una pareja estable para todo el ciclo vital. Lo que, a su vez, puede estar influyendo en un cambio de prioridades con respecto al deseo de tener descendencia. Una tendencia que toma forma subliminal en la progresiva minusvaloración del concepto de “amor romántico” promovido por el feminismo actual.

Todo ello conduce a una sensación aparente de mayor independencia personal, con la cual se planifican los proyectos de vida personales. Aunque también a una mayor soledad ante las circunstancias adversas de la vida, que siempre existen. Esto último constituye un terreno abonado para la expansión sin límites de los estados del bienestar. De hecho, la progresiva sustitución de la familia por el Estado está, probablemente, en la raíz de una espiral por la cual lo colectivo asalta de cada vez mayores porciones del terreno personal, provocando una masiva adhesión forzada al pensamiento colectivo.

Un estado extremadamente poderoso, y controlador de los aspectos más personales de la vida, tiende a imponer sus propios mitos y dogmas para conducir la conducta de la población por él tutelada. Por ello es lógico que invada el terreno educativo, el cultural y el mediático al objeto de crear el marco mental que, siguiendo la espiral antes mencionada, refuerce su impersonal poder. Por supuesto, el hereje y el disidente es considerado un peligro tan pronto consigue un número determinado de potenciales seguidores, dificultando las propuestas alternativas. El pensamiento único se impone.

Por otro lado, para nuestra generación, el adquirir una vivienda y un automóvil supuso la motivación de algunos de nuestros grandes esfuerzos. Esto, tal vez también tiende a cambiar, pues abundan los hijos únicos o aquellos que tienen un único hermano. No serán pocos los que contarán con una casa, -o incluso con más de una-, recibida de alguno de sus progenitores. Así mismo, serán muchos menos los que tengan un vehículo en propiedad. De esta forma, sin hijos, y eliminando estos dos de los principales costes a afrontar durante la trayectoria vital, se produce un cambio de mentalidad a la hora de enfocar la participación en el mercado laboral. Se reduce la necesidad perentoria de contar con un puesto de trabajo que suponga un determinado grado de sacrificio, aumentando alternativamente el deseo de realizar únicamente tareas que produzcan satisfacciones en sí mismas.

Este fenómeno ahora ya se está dando, en parte, gracias a que los trabajos menos gratificantes los acepta, sobre todo, la población migrante. Pero es más que probable que los procesos de automatización, digitalización e inteligencia artificial lo refuercen. En cualquier caso, los empleos más cotizados, como ahora, continuarán estando en el sector público o en su entorno, por ofrecer mejores condiciones laborales; mientras que muchas de las personas sin capacidad de acceder a ellos dedicarán sus esfuerzos en un sector privado que ofrecerá empleos en condiciones cambiantes según las sucesivas regulaciones que se les impongan. Estas últimas serán las que pasarán temporadas desempleadas y, por tanto, con intentos de vincularse al Estado vía subvenciones, cursos de formación, bolsines de empleo, ventajas por ser víctimas sociales, etc.

Como la mayor parte de los recursos estará asociada, o condicionada, por los gobiernos muchos de los más creativos y emprendedores canalizarán sus esfuerzos a intentar crear instituciones o identidades que les permitan acceder a ellos en condiciones ventajosas. Un proceso que ya se ha iniciado coadyuvando a reforzar la senda aquí descrita.

Los cambios en el mundo laboral tienen consecuencias en el educativo. Aunque, en este sector, el cuasi-monopolio gubernamental del mismo impide los incentivos necesarios para adecuar su oferta a la demanda existente. De hecho, soy de la opinión que únicamente con una casi imposible mayor liberalización se podrían evitar las frustraciones personales que desembocan en un incremento del número de personas que se sientan excluidas. Por supuesto, las capas sociales mejor posicionadas, y más conscientes de la importancia de esta faceta de la vida, buscarán soluciones o en el extranjero o por otras vías.

La menor familiaridad y la mayor estatalización hará que los problemas asociados a la vejez estén, muy mayoritariamente, en manos del estado del bienestar. Se hablará de la cuarta edad, puesto que la tercera se identificará exclusivamente con aquella en la que todavía se goza de facultades físicas y psíquicas suficientes. Pues bien, puede ser que no sean pocos los que no estén dispuestos a atravesar esa última dura etapa. De hecho, me inclino a pensar que es más que probable que, a través del contundente dominio mediático gubernamental, se acabe creando el mito del buen ciudadano que prefiere irse antes.

Todos estos cambios, y muchos otros, se van orientando y produciendo, de forma gradual, gracias a la difusión de consignas masivas con apariencia de buenas intenciones y de logros sociales. Poco a poco están sustituyendo el clásico pensamiento liberal que hasta hace poco constituía el horizonte que deseábamos para nuestros hijos y nietos. Por ello, y aun sabiendo que no tengo ni idea de cómo será el futuro, personalmente, me hace ilusión pensar que estoy poniendo empeño en que mi hija sea capaz de pensar por sí misma con criterio propio.

 

El futuro de nuestros hijos y nietos

mallorcadiario.com

Como padre de una niña pequeña, con frecuencia me pregunto cómo será la sociedad balear, española y europea dentro de dos o tres décadas. Sin duda se trata de un ejercicio inútil que sólo responde al hecho de ser ella mi prioridad. El futuro, por definición, es imponderable. Sin embargo, hoy podemos observar algunas tendencias que muestran claros indicios de estar arraigado, aunque, bien es verdad que pueden surgir reacciones que cambien el rumbo de esos fenómenos sociales que ahora parece que marcan un camino plenamente aceptado.

Para empezar, una parte mayoritaria de las nuevas generaciones se habrán criado con padres separados y, también, con frecuencia, sin contar con el apoyo de las familias extensas de otra época. Lo cual, por supuesto, no es ni bueno ni malo, tan sólo lo suficientemente diferente como para proporcionar una visión alternativa del mundo. De hecho, este es, quizás, uno de los motivos por los cuales está dejando de ser un anhelo personal el tener una pareja estable para todo el ciclo vital. Lo que, a su vez, puede estar influyendo en un cambio de prioridades con respecto al deseo de tener descendencia. Una tendencia que toma forma subliminal en la progresiva minusvaloración del concepto de “amor romántico” promovido por el feminismo actual.

Todo ello conduce a una sensación aparente de mayor independencia personal, con la cual se planifican los proyectos de vida personales. Aunque también a una mayor soledad ante las circunstancias adversas de la vida, que siempre existen. Esto último constituye un terreno abonado para la expansión sin límites de los estados del bienestar. De hecho, la progresiva sustitución de la familia por el Estado está, probablemente, en la raíz de una espiral por la cual lo colectivo asalta de cada vez mayores porciones del terreno personal, provocando una masiva adhesión forzada al pensamiento colectivo.

Un estado extremadamente poderoso, y controlador de los aspectos más personales de la vida, tiende a imponer sus propios mitos y dogmas para conducir la conducta de la población por él tutelada. Por ello es lógico que invada el terreno educativo, el cultural y el mediático al objeto de crear el marco mental que, siguiendo la espiral antes mencionada, refuerce su impersonal poder. Por supuesto, el hereje y el disidente es considerado un peligro tan pronto consigue un número determinado de potenciales seguidores, dificultando las propuestas alternativas. El pensamiento único se impone.

Por otro lado, para nuestra generación, el adquirir una vivienda y un automóvil supuso la motivación de algunos de nuestros grandes esfuerzos. Esto, tal vez también tiende a cambiar, pues abundan los hijos únicos o aquellos que tienen un único hermano. No serán pocos los que contarán con una casa, -o incluso con más de una-, recibida de alguno de sus progenitores. Así mismo, serán muchos menos los que tengan un vehículo en propiedad. De esta forma, sin hijos, y eliminando estos dos de los principales costes a afrontar durante la trayectoria vital, se produce un cambio de mentalidad a la hora de enfocar la participación en el mercado laboral. Se reduce la necesidad perentoria de contar con un puesto de trabajo que suponga un determinado grado de sacrificio, aumentando alternativamente el deseo de realizar únicamente tareas que produzcan satisfacciones en sí mismas.

Este fenómeno ahora ya se está dando, en parte, gracias a que los trabajos menos gratificantes los acepta, sobre todo, la población migrante. Pero es más que probable que los procesos de automatización, digitalización e inteligencia artificial lo refuercen. En cualquier caso, los empleos más cotizados, como ahora, continuarán estando en el sector público o en su entorno, por ofrecer mejores condiciones laborales; mientras que muchas de las personas sin capacidad de acceder a ellos dedicarán sus esfuerzos en un sector privado que ofrecerá empleos en condiciones cambiantes según las sucesivas regulaciones que se les impongan. Estas últimas serán las que pasarán temporadas desempleadas y, por tanto, con intentos de vincularse al Estado vía subvenciones, cursos de formación, bolsines de empleo, ventajas por ser víctimas sociales, etc.

Como la mayor parte de los recursos estará asociada, o condicionada, por los gobiernos muchos de los más creativos y emprendedores canalizarán sus esfuerzos a intentar crear instituciones o identidades que les permitan acceder a ellos en condiciones ventajosas. Un proceso que ya se ha iniciado coadyuvando a reforzar la senda aquí descrita.

Los cambios en el mundo laboral tienen consecuencias en el educativo. Aunque, en este sector, el cuasi-monopolio gubernamental del mismo impide los incentivos necesarios para adecuar su oferta a la demanda existente. De hecho, soy de la opinión que únicamente con una casi imposible mayor liberalización se podrían evitar las frustraciones personales que desembocan en un incremento del número de personas que se sientan excluidas. Por supuesto, las capas sociales mejor posicionadas, y más conscientes de la importancia de esta faceta de la vida, buscarán soluciones o en el extranjero o por otras vías.

La menor familiaridad y la mayor estatalización hará que los problemas asociados a la vejez estén, muy mayoritariamente, en manos del estado del bienestar. Se hablará de la cuarta edad, puesto que la tercera se identificará exclusivamente con aquella en la que todavía se goza de facultades físicas y psíquicas suficientes. Pues bien, puede ser que no sean pocos los que no estén dispuestos a atravesar esa última dura etapa. De hecho, me inclino a pensar que es más que probable que, a través del contundente dominio mediático gubernamental, se acabe creando el mito del buen ciudadano que prefiere irse antes.

Todos estos cambios, y muchos otros, se van orientando y produciendo, de forma gradual, gracias a la difusión de consignas masivas con apariencia de buenas intenciones y de logros sociales. Poco a poco están sustituyendo el clásico pensamiento liberal que hasta hace poco constituía el horizonte que deseábamos para nuestros hijos y nietos. Por ello, y aun sabiendo que no tengo ni idea de cómo será el futuro, personalmente, me hace ilusión pensar que estoy poniendo empeño en que mi hija sea capaz de pensar por sí misma con criterio propio.

viernes, 22 de septiembre de 2023

¿Bastará la política monetaria?

ultimahora.es

Pese a los reiterados anuncios realizados por ministras y economistas de cámara sobre el fin del periodo inflacionario, los precios continúan su senda ascendente, disminuyendo los sueldos reales. Esto es, empobreciendo a la mayoría de asalariados por la puerta de atrás. Es cierto que, desde hace unos meses, el BCE está endureciendo su política monetaria mediante subidas de tipos de interés. Sin embargo, muchos gobiernos, como es el caso del español, todavía no se han decidido a llevar a cabo una política fiscal complementaria, es decir, de consolidación presupuestaria. Y eso que, de una forma u otra, las nuevas reglas fiscales de la UE están a la vuelta de la esquina.

Dicho en otras palabras, la política monetaria y la fiscal parecen seguir sentidos opuestos. Hay que tener en cuenta, que, si bien inicialmente los más altos tipos suponen un freno a una inflación alimentada en gran medida por los abultados gubernamentales, esas mismas subidas de tipos, pueden acabar provocando el efecto contrario si las finanzas públicas no se ajustan.

Por otra parte, las tendencias geopolíticas apuntan a que el proceso de desglobalización no se detiene, ni tampoco las restrictivas regulaciones europeas con las que se pretende el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030. De manera que iniciamos un nuevo curso envueltos en la mayor de las incertidumbres acerca de lo que puede ocurrir. Pues no hay que olvidar que la inflación es el enemigo número uno de la actividad económica.

En resumen, mientras que el BCE está cumpliendo -a pesar de sus dudas iniciales- con su papel, la geopolítica sigue su propia dinámica, al tiempo que la UE se ha decantado por alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 abandonando cualquier alternativa más acorde con los principios económicos básicos. Así que, en cualquier caso, una vez más, vuelve a resultar trascendental ajustar la política fiscal. Ahora bien, en una comunidad de Estados, como la UE, cualquier gobierno puede optar por esperar a que sean otros los que hagan el trabajo difícil. De esta manera la gran cuestión es ¿se podrá llevar a cabo tal ajuste?

Decía Jaques Delors, en su etapa de presidente de la Comisión Europea, que los dirigentes comunitarios de época sabían lo que tenían que hacer, pero no sabían cómo tenían que hacerlo. Mucho me temo que con los nuevos políticos actuales el luxemburgués diría ahora que ni tan siquiera saben lo que hay que hacer. La inflación tiene enormes efectos redistributivos que perjudican a los ahorradores, esto es, a aquellos que apuestan por el futuro, al tiempo que beneficia a los deudores, tal como ocurre con los actuales gobiernos cortoplacistas. Por añadidura, el hecho que la banca no está remunerando adecuadamente los pasivos, tal como ocurre en nuestro país, también contribuye a disminuir los efectos moderadores de las subidas de tipos.

En definitiva, ni los gobiernos ni el sistema financiero están ayudando a moderar el incremento de precios. Tampoco, la geopolítica internacional, ni la política de la UE con respecto a los pretendidos objetivos de sostenibilidad. Así que la cuestión es ¿será suficiente la política monetaria?

martes, 19 de septiembre de 2023

Alejandro Fernández, un líder catalán

mallorcadiario.com

En el panorama actual, con una estructura de partidos que incentiva el estricto seguimiento de consignas y argumentarios, hay pocos políticos que sobresalgan por mostrar una personalidad propia. Hace falta valentía y arrojo para asumir el riesgo de salir de los cauces marcados por las burocracias partidistas, generalmente sometidas, en mayor o menor grado, a la corrección política. Alejandro Fernández, líder del PP catalán, es un claro ejemplo de cómo se puede ejercer la política, aceptando la disciplina de su organización, pero sin necesidad de convertirse en un funcionario de partido.

Los medios, a su vez, están sometidos a directrices que nada tienen que ver con la auténtica misión del periodismo, por lo que desgraciadamente las intervenciones y las ideas de estos "afuerinos" librepensadores tienen poca repercusión, aunque sus discursos sean especialmente brillantes, como es el caso de quien nos ocupa, tanto en el fondo como sus formas. La oratoria de Fernández constituye un auténtico contrapunto a la arrolladora apisonadora propagandística que maneja el nacionalismo catalán. Los constitucionalistas que lo sigan, a buen seguro, habrán encontrado en él a una de esas escasas voces capaz de denunciar las tropelías de aquellos que actúan para imponerse sobre el conjunto de la sociedad mediante técnicas de manipulación y exclusión social.

Alejandro Fernández, además, es una “rara avis” que pese, a lo crispado del ambiente de su comunidad autónoma, emplea de forma habitual un fino humor británico que demuestra inteligencia y gran capacidad cultural y argumentativa. No recuerdo a ningún otro político español, ni de ésta ni de la anterior generación, que haya incorporado ningún tipo de recurso humorístico a sus exposiciones, y es que en nuestro país es francamente difícil hacerlo. Sin embargo, el humor contribuye a tomar perspectiva, propiciando la calma necesaria que evita el frentismo. Además, constituye una estrategia capaz de tender puentes con aquellos que se encuentran en sus antípodas políticas. Frente a los graves problemas que tiene ante sí nuestra nación es importante dejar buen sabor de boca, con respeto e incluso cordialidad.

Estos días no hemos enterado que Alejandro pudo dar el salto a la política nacional al haber recibido el ofrecimiento para figurar en las listas al Congreso de su provincia. Propuesta que rechazó por considerar que el origen de los más graves problemas políticos actuales tiene su epicentro en Cataluña, y, por tanto, es allí en donde debe estar. Así mismo, es también en esa comunidad en donde el principal partido del país, el PP, tiene sus mayores debilidades, tal como recordé un artículo anterior de este mismo diario digital (https://www.mallorcadiario.com/la-asignatura-pendiente-del-pp-pep-ignasi-aguilo). A la consumación de los antidemocráticos acuerdos del Tinell, hay que sumar las dudas y los errores cometidos por el propio partido.

Por todo ello, soy de la opinión que es una gran noticia, para todos aquellos que creemos en la libertad y que, por tanto, rechazamos los nacionalismos excluyentes, el que Alejandro Fernández rechace públicamente tutelas, para proponer una alternativa diáfana y propia de centro-derecha. Nadie mejor que él conoce tan bien cómo piensan y actúan sus adversarios. Por su parte, para el PP, en su papel de alternativa de gobierno en todas las instituciones, es así mismo una buena noticia que en su seno tomen cuerpo, y dinámicas diferenciadas, propuestas surgidas desde la propia Cataluña.

España es un país especialmente tolerante y libre. En gran medida lo es porque la configuración autonómica del Estado supone una división del poder gubernativo que frena los posibles intentos de abuso, tal como pudimos comprobar con la gestión de la pandemia. Dicho de una forma más clara en palabras del propio líder catalán, las comunidades autónomas son un contrapeso a las pretensiones autoritarias de Sánchez.

Por cierto, está es una de las ideas que marcan las líneas divisorias con Vox, pero que, al anunciarlas, como hace Fernández también facilita los acuerdos en aquellos puntos que sí son compartidos.

En definitiva, coincido por completo, con el político tarraconense, en que, para el bienestar general del conjunto de la nación, y de forma muy especial para Baleares, es imprescindible que el PP defina y explicite de forma clara sus propuestas de refundar una nueva Generalitat, esta vez al servicio de todos los catalanes y no sólo de una parte.

martes, 12 de septiembre de 2023

La obsolescencia obligatoria

mallorcadiario.com

Es curioso como muchos de aquellos que durante años han denunciado una supuesta mala práctica de “obsolescencia programada” por parte de empresas dedicadas a la producción de bienes de consumo, ahora aplauden la “obsolescencia obligatoria” decretada por los gobiernos, tal como ocurre, por ejemplo, con el caso de los automóviles.

Es cierto que el sistema capitalista "auténtico" está caracterizado por una destrucción creativa schumpeteriana, es decir, porque nuevos productos o procesos de producción mejorados arrinconan, y hacen desaparecer, a otros más antiguos. El capitalismo "auténtico" es permanente cambio y adaptación, de ahí su éxito en mejorar la calidad de vida de las secularmente empobrecidas masas.

Ocurre lo mismo con los recursos naturales. Así, por ejemplo, se puede afirmar que fue gracias a ese tipo de capitalismo como el petróleo dejó de ser considerado como una sustancia natural repugnante y maloliente que desvaloriza los terrenos en donde se encuentra para convertirse en el oro negro que salvó a las ballenas. Efectivamente antes de la aplicación industrial del petróleo se empleaba aceite de ballena. Y lo mismo se puede decir de muchos otros elementos de los que disfruta la humanidad surgidos como resultado del sistema.

La empresa que opera en un sistema verdaderamente capitalista se esfuerza, día y noche, para ofrecer, a sus clientes, mejores y más asequibles productos, pues siempre existe el riesgo que un competidor se le adelante. De esta forma el fenómeno de la obsolescencia aparece como algo natural. Así, si en algún caso se programa en el seno de un productor, es únicamente como método para poder ocupar durante más tiempo la primera posición en esa carrera por la innovación.

Ahora bien, también es cierto que una empresa que goce de un cierto poder monopolístico, otorgado por la intervención del gobierno, puede, efectivamente, programar la obsolescencia de alguno de sus productos. En este caso la intervención estatal habría desvirtuado el sistema descrito para transformarlo en capitalismo "corporativista". Podemos recordar como Telefónica de España, por ejemplo, durante sus años de monopolio alteraba, de forma unilateral, alguno de sus productos o servicios. Lo mismo ocurrió, y continúa ocurriendo, en aquellos sectores que siguen gozando del privilegio (ley privada) de ser los únicos oferentes o de disfrutar regulación favorable.

Dicho de otra manera, la obsolescencia en el capitalismo "auténtico" es meramente el resultado del proceso de constante innovación. Por lo que intentar evitarla mediante leyes intervencionistas, a buen seguro, acaba haciendo muy difícil, sino imposible, el proceso de mejora constante de los productos. De hecho, son pocas las innovaciones surgidas en países dados al estatismo, como puede ser nuestro caso.

Sin embargo, y a pesar de lo dicho, de un tiempo hasta esta parte, y con cada vez con más frecuencia, los gobiernos se arrogan la potestad de decretar obsolescencias obligatorias de determinados bienes. El caso actualmente más visible es la prohibición de vender automóviles de combustibles fósiles a partir de una determinada fecha futura. Por supuesto, se hace en nombre del bien común, tal como siempre ocurre con las actuaciones gubernamentales, por muy desastrosas que acaben resultado.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de esa obsolescencia obligatoria? Fijémonos en el ejemplo mencionado, pues, para empezar, se puede observar cómo los fabricantes ahora ponen mucho más énfasis en vender coches de gasolina o diésel qué eléctricos (apenas ofertan algún modelo de gama alta) ya que necesitan amortizar anticipadamente las inversiones, de todo tipo, que han estado desarrollando de este tipo de vehículos. En segundo lugar, otra consecuencia es que los consumidores, de repente, tienen muchos más incentivos a alargar la vida de sus viejos vehículos dada la incertidumbre y los aumentos de costes generados. El resultado combinado ambas fuerzas necesariamente será necesariamente un empeoramiento inicial de las condiciones medioambientales que se pretendían mejorar desembocando en más prohibiciones como las de circular por los centros urbanos.

Además, el proceso de investigación y desarrollo de los nuevos automóviles se tiene que hacer de forma más acelerada, por lo que no tardarán en surgir casos de búsqueda de atajos con consecuencias indeseadas por no poder seguir los tiempos que todo desarrollo tecnológico requiere. Tal puede ser el caso, por ejemplo, de las variadas averías que pueden sufrir las carísimas baterías por usos (acertados o no) no previstos. Por último, aunque no menos importante, es que el desarrollo de las infraestructuras necesarias que, en vez seguir un orden espontáneo, y por tanto adaptado a las necesidades reales, puede desembocar en costosas inversiones que resulten poco útiles, o directamente inútiles, cuando se manifiesten las formas en que los conductores finalmente prefieran operar. Unas inversiones que, en cualquier caso, habrá que amortizar.

De hecho, el más importante fabricante de automóviles del mundo, que, por supuesto no es europeo, sostiene que tanto medioambientalmente como económicamente es un gran error haber descartado la hibridación como pasó intermedio. Pues sostiene que con ella los recorridos cortos (urbanos) que son la inmensa mayoría de los que realizamos se hacen en modo eléctrico, mientras los largos, que son muchos menos, quedan para modo térmico. De esta forma se reducen las necesidades de las materias primas para la fabricación de baterías, facilitando la renovación del parque.

A todo eso hay que añadir casos como el del gobierno español ha declinado reducir los infinitos trámites burocráticos para la reconversión de vehículos térmicos en eléctricos, haciendo imposible un proceso de reciclaje que hubiese superado con mucho a los que tratar de promover (https://www.mallorcadiario.com/enchufar-coches-de-gasolina-pep-ignasi-aguilo).

Por todo ello, de momento podemos concluir que mientras la obsolescencia fruto del “auténtico” capitalismo produce mejores bienes, y mejor medio ambiente, facilitando el absceso masivo a los nuevos productos; la obsolescencia obligatoria, por contra, acaba generando necesariamente mayores costos que alejan los productos de los consumidores más modestos, generando un empeoramiento inicial de la situación ambiental que se pretendía corregir. Y obligando a implementar prohibiciones adicionales. ¿Quizás es esto lo que se pretende?

En cualquier caso, lo realmente triste es la paulatina transformación del capitalismo "auténtico" en un corporativismo que incrementa pautas de vida y consumo impuestas beneficiando mucho más a unos que a otros con resultados ambientales discutibles.

Un ejercicio que dejo para otro artículo es reflexionar sobre cómo hubiese sido la transición hacia el coche eléctrico sin la prohibición. ¿Tal vez hubiese resultado más rápida y completa?

martes, 5 de septiembre de 2023

La vergüenza de las Casas del Retiro y una propuesta

mallorcadiario.com

Si a la mayoría de los palmesanos le preguntamos por las Casas del Retiro, seguramente, su mente viajará a la capital del reino. Sin embargo, las Casas del Retiro son una auténtica joya en manos de Cort, situada en unos de los enclaves más maravillosos de nuestra ciudad, entre el recoleto y bellísimo oratorio de La Bonanova y el Castillo de Bellver. Ahora bien, también constituyen una auténtica vergüenza para los últimos gestores de nuestra casa consistorial, pues el grado de abandono y degradación llegó a su máximo con el ínclito alcalde Hila y su socio Noguera.

Se trata de una magnífica finca expropiada a sus antiguos dueños para uso público en tiempos del popular Fageda, quien pretendía, además de ampliar el perímetro verde del bosque de Bellver, convertirla en un albergue juvenil. Por ello procedió a realizar la inversión necesaria para su rehabilitación. Sin embargo, nunca llegaron a utilizarse esas modernizadas instalaciones. Por distintos motivos, la finca permaneció cerrada, aunque sin degradarse ostensiblemente hasta el mandato de Hila-Noguera, cuando ocupas y grafiteros se convirtieron en habituales. Finalmente, con este dúo de alcaldes el recinto acabó clausurando a cal y canto, privando a los vecinos de poder disfrutar de este magnífico espacio natural.

Por supuesto, el equipo de Hila-Noguera, acostumbrados a realizar actuaciones de cartón piedra, anunciaron una nueva rehabilitación encaminada a la creación de un Centro de Interpretación, creo que de los bosques o algo así. Como en tantas otras ocasiones no se llegó a hacer nada, así que más recientemente varias asociaciones han vuelto a demandar que se actúe para darle algún tipo de utilidad a esa joya echada a perder.

Las Casas del Retiro, junto con el Hostal Términos de la Plaza de España, las Galerías de la Plaza Mayor o Gesa, constituye uno de esos ejemplos palmarios de cómo, con frecuencia, la gestión pública puede resultar catastrófica para inmuebles especialmente emblemáticos. Esos edificios, a día de hoy, son un auténtico insulto a la ciudadanía.

Pues bien, mi propuesta es que, en ese lugar, se cree una gran biblioteca especializada en temas turísticos (https://www.mallorcadiario.com/biblioteca-central-del-turismo-pep-ignasi-aguilo), con especial atención a las obras de los emblemáticos pioneros visitantes que acudieron a nuestra ciudad durante el siglo XIX, incluyendo a aquellos que no lo hicieron por gusto, tal como fue el caso del pensador Jovellanos. Pues justamente, el asturiano Hijo Ilustre de Palma tuvo la necesidad de hacer una ruta, que tal vez pasase por este enclave para poder realizar, en Cala Mayor, beneficiosos baños de mar que mejoraran su maltrecha salud visual durante los años de su injusto cautiverio.

Así, propongo crear la “Ruta cultural Jovellanos” procurando, también, la colaboración de establecimientos privados que quisieran unirse a esta alternativa turístico-cultural, consistente en un tonificante paseo a pie, de menos de una jornada laboral de duración, que además mayormente es cuesta abajo, por lo que “los santos empujan” ampliando el espectro del público objetivo. Una ruta que comenzaría su punto más elevado, esto es, en mismísimo Castillo de Bellver para descender, primero, hasta las Casas del Retiro en donde, gracias a la emblemática biblioteca, se podría adquirir una visión suficientemente completa de cómo a lo largo del siglo XIX nuestra Isla se convirtió en un centro de atracción para de muchos europeos privilegiados deseosos de mejorar su nivel cultural realizando un “Grand Tour”, origen del fenómeno turístico y de la propia palabra.

La ruta continuaría por la calle Francesc Vidal i Sureda hasta la Saridakis atravesando el puente elevado que cruza la autopista de Andratx para llegar a la Fundación Miró, otra joya arquitectónica y pictórica poco conocida a pesar de estar también situada en un lugar excepcional. Tras la visita, la caminata podría continuar hasta por hacia la calle Bernat de Santaeugènia para, posteriormente, descender por las monumentales escaleras elaboradas en “pedra en sec” que ostentan orgullosas el emblema de los ingenieros de caminos, canales y puertos (actuales ingenieros civiles) a modo de firma de firma de una auténtica obra de arte. Una vez alcanzada la calle Joan Miró el senderista urbano se encontraría frente el hotel Nixe Palace. Establecimiento que quizás podría habilitar una sala para que los visitantes conocieran el origen de su nombre (en su web y videos promocionales se echa de menos un poco de narrativa histórica), por estar éste relacionado con la época que este pretende evocar. Recordemos que este lujoso hotel toma el nombre de la embarcación utilizada por el archiduque Luís Salvador de Austria, tal vez el visitante más destacado de aquella centuria.

Por último, y antes de llegar a la playa, en donde Jovellanos tomaba sus baños de mar, en el cruce entre las calles Joan Miro y Gavina, hay un solar de generosas dimensiones, también abandonado en estos momentos, sobre el cual el Ayuntamiento, en reiteradas ocasiones (períodos electorales), se ha comprometido a adecentar para convertirlo en un espacio verde. Pues bien, ese jardín podría estar dedicado a todos aquellos visitantes y turistas que han contribuido a mejorar nuestra ciudad con independencia de su origen. Son muchos, y Palma también es de ellos.

La ruta podría finalizar contemplando el atardecer, de forma relajada, en alguno de los bares y restaurantes que están ubicados en la mismísima Playa o en sus inmediaciones. Les aseguro que a pesar de que el lugar ha sido minusvalorado por muchos de nosotros debido a los errores urbanísticos cometidos, el espectáculo sigue siendo impresionante. Indudablemente, para los insatisfechos, la jornada se podría alargar visitando los preciosos jardines de Marivent.

Si esta senda urbana tuviera éxito, como lo tiene otras rutas y caminos, los establecimientos de la zona se podrían ir adaptándose a la demanda de un público más exigente que el actual, tanto desde el punto de vista cultural como medioambiental. Y a buen seguro florecerán nuevos negocios que contribuirán a afianzar el paseo convirtiéndolo en una alternativa a los que discurren por el centro urbano, redistribuyendo flujos, y volviendo a unir de forma clara y diáfana, como en sus orígenes, las palabras turismo y cultura.