martes, 4 de julio de 2023

La victoria de la derecha

 mallorcadiario.com

Hasta las pasadas elecciones del 28 de mayo era un lugar común afirmar que la derecha ganaba cuando los asuntos económicos no marchaban bien. Esta vez, pienso, no ha sido así. La victoria del bloque encabezado por el PP se fundamenta en dos factores, el primero es puramente de mecánica electoral, debido a la desaparición de Ciudadanos. El segundo es el cansancio del ultra intervencionismo sanchista-armengolista.

Es cierto que la situación económica dista mucho de ser satisfactoria, pero también lo es que las ingentes cantidades de dinero, recién impreso, llegadas de Frankfurt atenúan mucho la percepción. A lo que habría que añadir la colonización gubernamental de muchos de los estamentos capaces de realizar una correcta contabilidad de las macromagnitudes.

El neo-intervencionismo sanchista-armengolista, con y sin Covid, ha penetrado por todo, dando alas a los populismos nacionalistas y neo-comunistas. Señalando como hay que hablar y en que idioma, que es lo que se puede decir y lo que no, que es lo que se puede comer, que debemos pensar sobre el tiempo y el clima, a que temperatura debemos tener nuestros centros de trabajo y nuestros hogares, que tipos de coches se pueden conducir, que nuestro dinero lo maneje preferentemente un ministro cualquiera, que ha nuestros hijos los eduque una burocracia invasiva y, sobre todo, el intento de imposición de un neo-puritarismo sobre las relaciones humanas. La expresión “lo personal es político” ha alcanzado cotas casi asfixiantes que, en cierta medida, nos recuerdan las historias, narradas por nuestros mayores, sobre la época del nacional-catolicismo, inspirado en el extremo político contrario. Hemos podido palpar aquello que Muñoz Seca dejó escrito en forma de comedia: “Los extremeños se tocan”.

Por todo ello, los nuevos gobernantes, previsiblemente, pondrán más énfasis en la recuperación de los grados de libertad constreñidos que en la mera gestión de las cuentas y finanzas públicas, aunque una cosa esté íntimamente ligada con la otra. De hecho, así se puede interpretar el acuerdo dado a conocer la pasada semana entre el PP y Vox. Todo el documento respira ese nuevo ambiente de aire más fresco al otorgar mayor margen de maniobra a las personas, en detrimento de los estamentos políticos y funcionariales. Lo mismo se puede afirmar al escuchar el discurso de investidura de la que será la nueva presidenta.

Si el PP de Marga Prohens se ajusta la hoja de ruta cuya brújula tiene por norte la preservación de las mayores cotas de libertad individual, con la asunción de las propias responsabilidades, pienso que acaban ocurriendo dos fenómenos muy deseados. El primero es que la economía fructificará de forma equilibrada al facilitar la realización del mayor número de proyectos personales. Mientras que, por otro lado, el PP puede pasar de ser considerado, por mucha de la opinión publicada, un nasty-party que pone mucho más énfasis en el rigor presupuestario a ser considerado el partido simpático y colorido que representa la parte más alegre y confiada de la sociedad.

De hecho, el título de nasty-parte, en buena medida, ya ha pasado a los partidos de izquierda que representan ahora lo pesado, lo oprimente por cuadriculado, lo constreñido y sofocante. Dependerá de cómo ejerzan la oposición el que continúen ostentando dicho título durante mucho tiempo. Pues, lo lógico sería que el PSOE, como principal formación de la izquierda, decidiera zafarse de sus compañeros de viaje nacionalistas y neo-comunistas por ser contrarios al ambiente de libertad. Sin embargo, la barrera a la que se enfrenta el centenario partido es la de sus dirigentes. Desgraciadamente, en el interior de las formaciones no existen mecanismos claros para relevar a los líderes caídos.

Por todo eso, el interés de la legislatura se centrará tanto en que el PP siga la hoja de ruta natural que ellos mismos diseñado y por la cual han recibido el respaldo popular, sino también en la respuesta por la que opte el PSOE, puesto que, como señalamos, de nacionalistas y neo-comunistas resulta mucho más difícil esperar una mayor adaptación a la realidad social.


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