martes, 6 de junio de 2023

La falta de personalidad política de Armengol

mallorcadiario.com

Armengol personaliza al político profesional, es decir, a aquel tipo de persona cuyo objetivo principal es vivir el máximo tiempo posible de la política. Joan Font recordaba, en un reciente artículo, como la inquera ha ido perdiendo todas las elecciones, excepto una, a las que se ha presentado durante dilatadísima carrera política. Y, sin embargo, siempre ha tendido algún tipo de puesto de mando con poder de influencia y, por supuesto, un suculento sueldo público. Es una auténtica “funcionaria de partido”, que ha sabido aprovechar los amplios resquicios que ofrece el sistema.

De esta forma, su línea de actuación ha consistido en arriesgar poco, en nunca mostrar una línea de actuación nítida, sino, más bien en irse adaptando, de forma camaleónica, a las curvas y desniveles del camino a medida que estos se vislumbran. En hacerse amiga de los poderosos, ya sean de la prensa, de las grandes empresas turísticas o pertenecientes al alto funcionariado, favoreciéndoles en todo lo que puede estar en su mano, para conseguir su complicidad. De hecho, cuando se ha encontrado ante alguna disyuntiva, a una bifurcación, su actuación consiste en hacer un discurso, al tiempo que implementa una acción política alternativa. Una forma de cubrir todos los flancos. Es por ello que, haga lo que haga, nunca se caen de su boca las palabras “social”, “sostenible”, “medioambiente”,” resiente” y otras de similar corrección política.

Esta forma de actuar, le ha permitido ser una de las políticas más longevas del panorama balear, y quizás lo continúe siendo. Sin embargo, soy de la opinión que ha tropezado con una piedra llamada Pedro Sánchez. Pues su falta de personalidad propia, como buena funcionaria de partido, le llevó a buscar el manto protector del madrileño encumbrado en extrañas circunstancias. Y como buena funcionaria de partido no se ha despegado ni un milímetro ni de las descaradas mentiras, ni del frentismo guerracivilista, ni de la voracidad y degradación institucional de su jefe de filas. Un líder que ha resultado ser un activo tóxico para el socialismo balear.

Armengol siempre desarrollo sus ideas mirando por el rabillo del ojo lo que hacían en los del PSC y otros nacionalistas catalanes hasta que comenzaron sus desvaríos. Así tras algún tiempo de titubeo acabó aceptando la autoridad del jefe como gran referente a seguir. Era lo menos arriesgado.

Pero otros compañeros de partido, quizás con más criterio propio, tuvieron el olfato suficiente para distanciarse de Sánchez a tiempo, lo que les ha permitido salvar, no sólo los muebles, sino sobre todo los miles de buenos sueldos públicos que el triunfo electoral conlleva, además de sus políticas. Ella no se atrevió, por falta de arrojo, y ahora los suyos lo van a tener que volver a casa a reorganizarse. Le estarán agradecidos por los últimos ocho años, pero no la querrán cerca para el futuro.

El futuro sólo está escrito en las estrellas, pero lo previsible es que la socialista continúe desarrollando una anodina labor en el Congreso de los Diputados aplaudiendo su líder nacional de turno y, tal vez, haciendo alguna declaración pública siguiendo el argumentario que le hayan pasado “los de prensa”. Tal vez tenga más suerte. ¡Qui temps passa, anys empeny! dice el refrán mallorquín.

Lo malo de este relato sobre la todavía presidenta en funciones no es su personalidad ni su futuro, sino que este tipo de político, probablemente, ha sido el que más ha contribuido a configurar la realidad política isleña. Quizás por eso nuestra comunidad ha descendido en casi todos los ránquines comparativos a lo largo de la historia de la autonomía, y, sobre todo, quizás por eso nuestra pequeña comunidad no goza ni del prestigio ni de la visibilidad que podría tener en todos los ámbitos. Tal vez, al PSIB no sólo de conviene cambiar de líder, sino también de política.

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