Entre 1873 y 1893 el nivel de precios cayó un 22% en RU y un 32% en EEUU. Utilizaban el patrón oro y la producción de bienes y servicios estaba creciendo más rápidamente que la oferta mundial de oro.
Con la deflacción los deudores comenzaron a tener problemas a la hora de devolver sus préstamos. Más tarde y como consecuencia de sus impagos también empezaron a tener problemas los acreedores.
En general, los agriculturos tuvieron muchos problemas motivados por el descenso de los precios de sus productos, mientras que sus suministros no bajaban de igual manera. Las hipotecas y otras deudas agrícolas requerían la misma cantidad de dinero que antes de iniciarse el proceso.
Otra importante deflacción ocurrió, también en EEUU, entre 1929 y 1933. El catálogo de Sears de 1931 tenía muchos precios menores a los de diez años antes; aunque algunos precios no podían cambiar por tener contratos de estabilidad (legales o no) por medio.
Fue una deflación que perjudicó a muchos, pero que también benefició a casi todos aquellos que pudieron mantener su empleo. Aunque todos aquellos que tenían deudas vieron empeorar su situación arrastrando, con ellos, a los bancos. De hecho, más de 9.000 bancos suspendieron sus operaciones por un período de cuatro años, entre 1930 y 1934.
La deflación tiende a empeorar por el hecho de que la gente retiene su dinero durante más tiempo, especialmente durante una depresión.
Entre 1929 y 1932 no sólo hubo menos dinero en circulación, sino que el poco que había circuló más lentamente, lo que redujo aún más la demanda de bienes y servicios. Que, a su vez, redujo el empleo.
El Sistema de Reserva Federal había sido establecido 20 años antes por Woodrow Willson para lidiar con los cambios en la masa monetaria de la nación. Sin embargo, el sistema no funcionó satisfactoriamente. La Reserva Federal aumentó la tasa de interés en 1931, cuando la caída de la economía estaba llegando a su punto más bajo, ocasionando la quiebra de negocios y bancos, disparando los niveles de desempleo (recordemos que los salarios son rígidos a la baja).
El patrón oro no previene la inflación ni la deflación, aunque restrige la posibilidad de los políticos de manipular la oferta de dinero y, por ende, mantien tanto la inflación como la deflación dentro de límites más estrechos.
Por último, también hay que recordar que la deflación, al igual que la inflación, tiende a afectar a distintos segmentos de población de forma distinta.
(Notas tomadas de Thomas Sowell en "Economía Básica", Deusto. Pag. 429 y siguientes)
viernes, 14 de abril de 2017
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