1.- Estamos atravesando una crisis institucional importante.
- La Monarquía ha perdido el prestigio e imagen que solía por los errores cometidos y por, lo que es peor, los escándalos de corrupción de la periferia de la familia. Lo que enturbia la buena labor del monarca, el único en la historia que devuelve la soberanía al pueblo que permanecía secuestrada desde 1939.
- Tenemos una "Oposición" hundida, sin líder, y lo que es peor, sin discurso, incapaz de encontrar el camino de su acción política. Y con muchas tentaciones de lo que podríamos resumir como..."tirarse al monte".
- Tenemos un Gobierno apoyado por un partido que también pierde apoyo electoral, como en el caso de la propia Monarquía por errores de gestión y, también, por la corrupción que anida en su seno. Pero, a pesar de todo, es la pieza más fuerte del entramando institucional, al contar, todavía, con una amplia mayoría parlamentaría que lo legitima. Quizás por eso Rajoy fue el encargado de realizar el anuncio de la abdicación real.
- La justicia tampoco pasa por su mejor momento. Hay jueces estrella y jueces estrellados, lo que resulta difícil de entender por la ciudadanía, a lo que hay que sumar la permanente sospecha de politización y doble rasero.
- Se está produciendo una auge de partidos radicalizados, añorantes de otras épocas y conductas poco democráticas.
- La propia Unión Europea, que durante tantos años fue la estrella que guiaba nuestra política; ahora está hecha un lío. Y es puesta en cuestión por muchos.
- Los representantes institucionales catalanes aseguran que la Comunidad no quiere continuar siendo España. Y lo realmente problemático es que esas instituciones están dispuestas a saltarse la ley y los principios democráticos más fundamentales.
2.- Todo esto unido la larga y agotadora crisis económica que lógicamente, genera un profundo malestar en buena parte de la población.
Una crisis cuya secuela más importante es el desempleo que excluye a muchos de la plena participación social.
Una crisis que requiere de más unidad que nunca para poder alcanzar su satisfactoria resolución.
Así que en conclusión, el momento es muy complicado. Es quizás el momento en el que los astros se han alineado de una forma más compleja.
A partir de aquí, como decíamos, tenemos un Gobierno que conserva la legitimidad que le otorga la segunda mayor mayoría absoluta de la historia; aunque a medio plazo ésta esté cuestionada, tal como han demostrado en las urnas las últimas elecciones al Parlamento Europeo.
Por tanto, hay que aprovechar el momento en el que el Gobierno conserva legitimidad, mientras que la oposición tiene un líder (Alfredo Pérez Rubalcaba) con la suficiente trayectoria como para avalar el cambio.
Por todo eso el momento, aunque no sea bueno resulta oportuno. Abre una puerta a hacer las cosas de otra forma.
El nuevo Rey lo tiene difícil, así que dependiendo de las decisiones y las actitudes que tome durante los primeros meses dependerá, en buena medida, el recuperar el prestigio de las instituciones.
Habrá que estar muy atento a lo que ocurrirá en sus primeros pasos como Rey. Todos lo vamos a someter a una escrupulosa y exigente observación.
El panorama no es alentador, pero sea como sea, nos tiene que salir bien a todos.
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