Desde hace unos cuentos Presidentes de los Estados Unidos, parece que se ha convertido en una constumbre que cada nuevo mandatario se apoye en un poderoso Think Tank para construir el discurso político que servirá de guía para su acción.
De esta manera Reagan se apoyó en la famosa Heritage Foundation, para llevar a cabo su programa de profundas reformas. Algo que requería la utilización de potentes argumentos, que sólo un grupo de pensamiento poderoso puede proporcionar.
Por su parte Clinton siguió la misma estela haciendo de la Brookings Institution una referencia de su acción política.
El American Enterprice Institute fundado en 1943 fue la referencia del Presidente Bush.
Por último, el actual Presidente Obama parece ya para programar su intensa campaña electoral, y ahora cuando da los primeros pasos de su mandato se apoya en el Center for American Progress.
Recordemos que se puede definir un Think Tank como fábricas de ideas servicio de las políticas públicas. No son “lobbies”, ni centros de investigación académica pura, sino “centros de inteligencia” al servicio de la producción de ideas que tienen como objetivo prioritario mejorar las políticas gubernamentales. Se trata de un sector en amplia extensión en todo el mundo.
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