martes, 17 de enero de 2023

Prima verde

 LA PRIMA VERDE

mallorcadiario.com

Se llama prima de riesgo soberano, o simplemente prima de riesgo, al sobre precio que paga un país para financiarse en los mercados en comparación con otro más fiable. En la crisis del 2008, cuando la deuda de cada estado miembro de la UE era responsabilidad propia, constituyó un indicador de la falta de responsabilidad fiscal de las naciones que la tenían que soportar, tal como fue el caso de España.

Por similitud, Bill Gates popularizado el concepto de “prima verde” al sobrecoste derivado de las tecnologías y productos ecológicos que están generando limitación de acceso a los mismos a los estamentos menos favorecidos de la sociedad, expulsándolos de la clase media. El automóvil -esa máquina que ya cambió el mundo- es el ejemplo paradigmático de lo que está sucediendo, y que, probablemente, se replicará en otros sectores.

La industria de la automoción, desde los tiempos de Henry Ford hasta hace poco, había apostado por abaratar el acceso al coche privado. Un proceso de democratización que, rápidamente, fue imitado por todos los sectores, desde la alimentación, el textil, etc., hasta el turismo. De esta forma se configuró una forma de capitalismo que consiguió sacar de la miseria secular a amplias capas de la humanidad.

Sin embargo, este proceso ha cambiado de la mano de sensibilización por el medio ambiente y la vida saludable, y, sobre todo, por la excusa que les otorga a los gobiernos para practicar duros intervencionismos de todo tipo. Qué duda cabe, que los principales demandantes de este de bienes, más sostenibles, son los sectores mejor posicionados de la sociedad, dispuestos a pagar la correspondiente “prima verde” para salvar su entorno, al planeta y así mismos. Es su demanda la que ha generado la programada agenda de la transición energética.

El sector del automóvil vuelve a ser el puntero en esta nueva etapa. Los fabricantes, con el coche eléctrico, dejan de orientarse hacia el cliente más modesto para centrarse en los de más alto poder adquisitivo. Los gobiernos, por su parte, se muestran encantados con esta nueva estrategia. De hecho, la refuerzan discriminando a favor de aquellos conductores que adquieren los modelos más caros, tal como ocurre con los tributos, las exigencias técnicas, las zonas de bajas emisiones, los sistemas de conexión, etc.  La confluencia de ambas fuerzas, la empresarial y la gubernamental, permite diseñar una estrategia que con menores volúmenes de producción que proporcionan mucha más rentabilidad. Se trata de una especie de vuelta al elitismo.

Previsiblemente, muchos otros sectores seguirán esta misma senda. De hecho, ya está pasando, alcanzando de lleno al sector turístico. Ya se puede observar cómo son los principales líderes empresariales del sector los que apelan a los gobiernos para que incrementen sus exigencias medioambientales de forma que sólo aquellos con el músculo financiero suficiente para afrontarlas puedan permanecer en el mercado. Por supuesto, los clientes a los que se dirige la nueva oferta, como en el caso del automóvil, serán exclusivamente aquellos que puedan pagarlo.

De esta forma, el capitalismo verde, fruto de confluencia del sector privado con el público, ha dejado, de momento, de ser un instrumento al servicio del gran público para centrase preferentemente en los más pudientes. La “prima verde” se ha olvidado de los hijos de la clase media que durante la generación anterior pudieron dar un salto social sin parangón en la historia.

Ahora bien, para los que creemos en las bondades del capitalismo, esto es solo una fase que no se podrá mantener mucho tiempo, pues a diferencia del comunismo o del nacionalismo el sistema económico capitalista ha mostrado sus dotes democratizadoras desde sus orígenes. Sin duda, la transición energética hubiese resultado menos traumática sin el concurso del poder estatal o, dicho con otras palabras, la “prima verde” habrán sido menor, sin embargo, y a pesar de ello, los principios básicos capitalistas tienen la fuerza suficiente como para sobreponerse.

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