Industria Balear
La mejor política industrial consiste en contar con un abastecimiento de energía seguro, barato y sostenible, una buena formación en cuestiones técnicas, y un coste razonable del transporte de las mercancías, además de otras cuestiones que afectan a la marcha económica general.
Baleares nunca ha tenido su fuerte en tales materias, así, aunque existan muy meritorias excepciones, por lo general la industria insular se basó, sobre todo, en la demanda del limitado mercado local. De esta forma el fenómeno globalizador supuso la casi completa desaparición del sector.
Sin embargo, la perspectiva de los últimos años ha cambiado, pudiendo llevar a pensar que, paralelamente a la producción en masa, y a gran escala, de bienes se podía desarrollar otra más centrada en las particularidades de cada mercado que, en nuestro caso ya supera con creces el millón de almas. De hecho, los procesos productivos, gracias a las nuevas tecnologías, son susceptibles de descentralización. Por añadidura, la reciente pandemia mostró lo interesante que resulta ser autosuficiente en determinados productos.
De esta forma, la llegada de nuevos competidores en transporte marítimo, manteniendo los precios a raya, junto con la solera alcanzada por las carreras técnicas de la UIB y, poco a poco, también en formación profesional, podían hacer presagiar un posible renacer del sector, pendientes sólo de contar con un sector energético menos intervenido y, por tanto, más libre de costes políticos, al tiempo que más interconectado con la península, dada la enorme importancia de las economías escala del sector.
Sin embargo, el desarrollo de la llamada “transición energética”, junto los cambios en la posición española en política exterior, unida a los últimos acontecimientos bélicos en Europa, parece que va a hacer muy complicado que tal proceso reindustrializador pueda darse. Aunque el encarecimiento generalizado de la energía, previsiblemente, afectará más a la gran industria de masas que a la potencialmente local.
Llegados a este punto de nuestra reflexión tenemos que considerar que lo auténticamente relevante siempre son los precios relativos, de manera que lo importante es que el coste de la energía en las Islas no sea superior al del continente. Lo que requiere que el mercado energético local esté bien interconectado y que no padezca de estrangulamientos monopolistas, ni de sobrecostes políticos, ni de dificultades añadidas por regulaciones excesivamente restrictivas.
Así pues, parece razonable pensar en una potencial reindustrialización balear. Lo que convierte en especialmente relevantes las decisiones que se tomen en el Parlament al objeto de facilitar, o no, su posible desarrollo.
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