martes, 18 de octubre de 2022

Atado y bien atado

 Atado y bien atado

 mallorcadiario.com

Sánchez, a imagen y semejanza de los nacionalistas, de la extrema izquierda y de otros personajes del pasado, intentará que todo quede “atado y bien atado” en caso de enfrentarse a una derrota electoral. De ahí su propósito constante de controlar políticamente todos los poderes del Estado, incluidas las empresas públicas, organismos independientes, sindicatos, la justicia o determinadas asociaciones civiles.

Errejón lo explicó con claridad en un vídeo de 2018 que continúa circulando por las redes sociales. “Para cuando perdamos las elecciones hay que dejar sembradas las instituciones populares, donde resistir y refugiarse cuando gobierne el adversario”. En esa locución propone colonizar asociaciones de vecinos, clubes de montaña, agrupaciones juveniles, espacios culturales, asociaciones deportivas, etc. El objetivo es poder recibir subvenciones para poder acoger a una buena parte de los actuales “colocados” (él los denomina cuadros militantes) que ahora desempeñan trabajos institucionales. Incluso llega a afirmar que hay que crear una estructura económica, porque la militancia no vive ni de las ideas ni del aire. De esta forma, concluye que se gobierna desde la oposición, defendiendo las leyes y las organizaciones hasta institucionalizarse, es decir, impidiendo que el adversario consiga gobernar.

Soy de la opinión que una buena parte de la política de Sánchez encuentra su inspiración en los nacionalismos catalán y vasco. No tanto por las alianzas que mantienen, sino porqué ambas agrupaciones políticas han demostrado una enorme capacidad para mantenerse en el poder. Tanta que incluso han mantenido el control de la mayoría de sus resortes estando formalmente en la oposición. De esta forma, han sido los únicos grupos políticos que han conseguido gobernar, desde los inicios de la democracia, sin que ningún rival les haya hecho sombra. Un éxito muy correlacionado con su ambición de controlar todas las instituciones sociales, sean éstas las universidades, las cámaras de comercio, los clubes de fútbol, el mundo del cine y la televisión, los centros de estadística y opinión, etc. Son muchos los sueldos que dependen, literalmente, de la difusión del relato nacionalista, lo que, a su vez, arrincona a los discrepantes.

Actualmente, el perfil de los cargos públicos es notablemente distinto al de los inicios de la Transición, pues si entonces encontrábamos a personas que se acercaban circunstancialmente a la política provenientes del mundo profesional, en la actualidad los principales dirigentes han desarrollado la totalidad de su vida laboral en el seno de los propios partidos políticos. Lo que lleva, tanto a un incremento de la rivalidad (polarización) como, a una mayor necesidad de buscar “colocación” a los militantes más afines. De hecho, con el crecimiento del sector público-político, también crece la militancia que lo observa como una oportunidad de vida.

Sánchez está demostrando ser un alumno aventajado del pujolismo. Hasta tal punto que a la Oposición parece que le resulta difícil conseguir, no sólo un mínimo de protagonismo político, sino también un perfil propio claramente diferenciado. Lo que nos puede hacer pensar que en caso de alcanzar una victoria electoral tendrán grandes dificultades para definir e implementar una política que corrija las perniciosas derivas sanchistas, sin recibir constantes ataques desde los múltiples puestos en los que se refugien los numerosos mandamases electoralmente derrotados.

En este sentido, el ciudadano de a pie, puede estar sintiendo cierto desasosiego al observar cómo, día a día, se deterioran las condiciones económicas y sociales. Al tiempo que lo público invade más y más espacios antes considerados privados, sin la esperanza de vislumbrar la luz al final del túnel que se materializa en la alternancia política. 

España necesita reformas profundas y serías que le den renovado oxígeno al sistema democrático. Pero para eso resulta imprescindible el concurso de una amplia mayoría del espectro político, tanto de la derecha como de la izquierda. Lo que, a su vez, implica promocionar perfiles y actitudes políticas diferentes a las actuales.

No parece una tarea sencilla, ahora bien, para terminar con un rayo de esperanza basta recordar que la frase que encabeza este artículo hacía referencia a una situación mucho más difícil de cambiar, y que, sin embargo, se cambió.

 

No hay comentarios: