El arte de subir los
impuestos y Sánchez.
Decía
Jean-Baptiste Colbert, el famoso
ministro de finanzas francés del siglo XVII, que el arte de subir los impuestos
es parecido al de desplumar al ganso, ya que el objetivo es obtener la mayor
cantidad de plumas haciendo el menor ruido posible. Es un arte peligroso, pues
la historia está llena de ministros, gobiernos e incluso imperios caídos por
haber fracasado en el intento.
Todos
los ministros de finanzas todos, tanto los que ocupan el cargo en tiempos de
vacas gordas como los que lo hacen en recesión, trabajan incansablemente para
aumentar al máximo los ingresos del erario público. Es decir, no cabe ningún
impuesto más porqué si cupiese ya estaría implantado. Hasta incluso Reagan justificó su contención con un
gurú que sostenía que así recaudaría más. De hecho, es una ley como la de la
gravedad que cualquier administración aumentará su tamaño mientras los
ciudadanos acepten, sin protestar, una unidad adicional de tributos.
Ciertamente,
la quiebra del Estado, no sólo se produce durante las crisis, sino que es casi
permanente. Aunque los gobiernos sólo la reconocen y actúan de forma pública y
notoria cuando no consiguen ningún tipo de crédito. Cuando eso ha sucedido en
nuestro país, los gobiernos socialistas han solido dejar paso a gobiernos
populares. Por lo que el papel de ajustadores fiscales, hasta ahora, les ha
tocado mayormente a estos últimos.
Pero Pedro Sánchez quiere mantenerse en la
Moncloa en cualquier tiempo a cualquier precio. Por lo que ya nos ha anunciado
que va subir impuestos, aunque se ha cuidado mucho de repetir que lo que se
trata es de una “reforma del sistema fiscal”, sabedor que es cierto que el
actual sistema no es sino un conjunto heterogéneo de impuestos que han crecido
de forma desordenada, con grandes ineficiencias y mal repartidos entre
administraciones.
Así
que probablemente, siguiendo el consejo,
Sun Tzu que decía que “conquista
quien utiliza el arte de la desviación”, nuestro maquiavélico presidente
usará el concepto de “reforma fiscal” para involucrar en
su propósito a las CCAA, por aquello de la corresponsabilidad y, quizás,
incluso a grandes ayuntamientos, así como a algún sector productivo de fuerte
impacto mediático al que, a cambio, prometerá proteccionismo. De esta forma,
junto con los perdedores del hachazo fiscal que será la mayor parte de la
población, rentas medias y bajas incluidas, habrá un puñado de ganadores. Por
supuesto, serán preferentemente estos últimos los que aparecerán en los
numerosos medios de comunicación que ya tiene a su servicio.
Como
su objetivo principal es continuar instalado en el poder, desplumará más en
donde el ganso haga menos ruido, con un resultado que quedará muy lejos de ser
justo, a pesar de los eslóganes que machaconamente repetirá. Los sectores de la
sociedad mejor organizados serán menos castigados que los que no lo estén. Lo
que hace pensar que preferirá subir los tributos de mayor potencia de fuego y
alcance, evitando aquellos que afecten a sectores concretos con capacidad de
respuesta. El arte de subir impuestos, como el de la guerra, lo basará en el
engaño que divide al adversario.
¿Sobrevivirá Sánchez al rejonazo fiscal que nos ha
anunciado? Ciertamente se la jugará en el envite, y puede le salga mal, pero su
trayectoria de ladino embaucador se
convierte en una ventaja para esta batalla. Más vale que todo aquel que no esté
en uno de esos pocos sectores con resortes de influencia vaya preparando su
bolsillo.
Pep Ignasi Aguiló,
economista
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