Día de las víctimas del
comunismo
Nuestras
instituciones deberían celebrar el “Día
de las víctimas del comunismo totalitario”, tal como se celebran otras
jornadas. Ayudando, así, a que las nuevas generaciones no caigan en errores del
pasado, manteniendo viva la memoria de cómo las malas ideas pueden resultar
catastróficas para mucha gente.
Esta
es una cuestión que gana importancia estos días en los que la actitud de muchos
hacia el pasado y hacia la historia, es categóricamente negativa. Ya que la
ideología de la corrección política es
anti-pasado. Una actitud peligrosa,
pues para estos grupos la historia es el enemigo que, no se ha de estudiar
objetivamente ni tratar de comprender, sino tan sólo condenar y denunciar,
facilitando, por tanto, su manipulación.
En
cualquier caso, y más allá de esto último, la historia es una gran reserva de
conocimiento y sabiduría. Mantener el recuerdo de los grandes acontecimientos
de la humanidad, o los de nuestra pequeña comunidad, nos orienta en nuestra
acción de hoy y del futuro. Erigimos monumentos y estatuas, elegimos nombres
para las calles o los colegios, o acordamos días de conmemoración con el claro
propósito de mejorar a nuestra sociedad y a nosotros mismos.
Así,
el pasado septiembre, el propio Parlamento Europeo estableció que la especial
obligación de promover y proteger la democracia, el respeto a los derechos
humanos y el Estado de derecho, dentro y fuera de nuestras fronteras, conlleva
también la de no olvidar nuestro pasado más trágico. Preservando el recuerdo de
los crímenes cometidos por los regímenes comunistas totalitarios, así como los
del nacional-socialismo. Uniendo
ambos sistemas de gobierno en una cruel memoria.
Ciertamente,
los regímenes totalitarios comunistas no sólo han gobernado a una gran parte de
la humanidad, sino que han llegado a ser una tentación para algunas democracias
de nuestro entorno. Envueltos en una nube de propaganda, hubo que esperar hasta
el final de la guerra fría para conocer el verdadero alcance de las más
terribles atrocidades cometidas. Por eso, en 1986 en muchas ciudades del mundo
se organizaron manifestaciones bajo el lema “El día del lazo negro” con el objetivo de llamar la atención sobre
los masivos crímenes y violaciones de los derechos humanos cometidos por
aquellos totalitarios regímenes. Posteriormente se estableció el 23 de agosto
como “Día de las víctimas del Estalinismo
y el Nazismo”.
Sin
embargo, actualmente cualquiera de nuestros estudiantes de secundaria o de
universidad, si bien conoce lo ocurrido durante el Crack del 29 atribuyendo sus
males al sistema capitalista, desconoce por completo lo que significó el
genocidio ucraniano del Holodomor, o la Sistematizarea de Ceaucescu, o cuáles fueron los
terribles sucesos del Gran Salto Adelante y de la Revolución
Cultural de Mao o la ruralización
de Pol-pot…etc. Una distorsión que
puede tener graves consecuencias por la simple ignorancia del pasado.
Es
cierto que desde hace algún tiempo se realizan actos en recuerdo de las
víctimas del nacismo. Sin embargo, pocas instituciones de nuestro país, y tal
vez ninguna de nuestra comunidad ha incorporado la conmemoración promovida por
la UE a su calendario. Quizás ha llegado el momento de hacerlo, para contribuir
a apartar la propaganda desenterrando la historia.
Pep
Ignasi Aguiló, economista.
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