Mi tesis, que defendí en solitario ayer en el Club Diario de Mallorca es que hemos vivido y, aún estamos viviendo una crisis económica, no de valores. Pues con el decrecimiento económico la economía se convierte en un juego de suma cero en donde cada grupo sabe que la única forma de mejorar es a costa del empeoramiento de otros por lo que aparece el conflicto que, cuando es suave, se manifiesta en forma de tensión política.
Por eso aparecen tensiones independentistas en Cataluña o se vuelve a pensar que el leninismo de podemos es una solución.
No obstante, en España están pendientes dos grandes reformas: La de la financiación autonómica, hacia una mayor responsabilidad fiscal de las Comunidades, y la electoral que debe tender a limitar el enorme poder que tienen las cúpulas de los partidos.
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