El coste efectivo
El "coste efectivo" fue el resultado de un proceso de negociación política, por el cual todos los territorios con mayor capacidad de presión (política) fueron obteniendo mejores resultados. Se trataba de traspasar la competencia al coste que tenía justo antes de esa operación.
Y en cualquier caso el sistema de coste efectivo sólo tiene en consideración el pasado, por lo que no prevé las necesidades de nueva inversión. Incluye costes directos e indirectos de mantenimiento, así como los gastos de reposición de las inversiones realizadas antes del traspaso de competencias.
Considerando que no todos los territorios recibieron equipamientos públicos en cantidades y calidades equivalentes, para que mediante el método del coste efectivo se perpetúan las diferencias en los stock de capital previos al proceso descentralizador.
Con las diferentes revisiones del modelo de financiación aparece la "clausula no escrita" que garantiza que ninguna comunidad puede perder financiación. Lo que se mantienen los defectos originales del método del coste efectivo.
De esta forma, la distribución actual de los recursos continúa teniendo un fuerte componente de "criterio histórico" en la asignación territorial del gasto.
Esa vinculación con los criterios históricos impide que los recursos se distribuyan con arreglo a criterios de necesidad objetiva. Incluso aunque el Fondo de Competitividad intenta forzar cierta convergencia.
En cualquier caso el gran problema a la hora de realizar las mediciones de las necesidades de gasto ha sido el proceso de negociación política, sometido a fuertes presiones que han dificultado una medición con criterios objetivos. Y en consecuencia los resultados del sistema de financiación autonómica no han tenido un patrón distributivo claro.
Tampoco existe una metodología adecuada para cuantificar la capacidad fiscal regional. Se ha aplicado una tasa de evolución idéntica a todos los territorios ignorando que la capacidad fiscal regional no tiene porqué tener comportamientos simétricos.
Por último y no menos importante, es el que la acumulación de negociaciones políticas ha ido generando una arquitectura cada vez más compleja y alambicada, con numerosos instrumentos financieros superpuestos (fondos), que ha conllevado la pérdida de transparencia.
lunes, 17 de febrero de 2014
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