El desarrollo depende principalmente de la iniciativa empresarial. El protagonista del relato shumpeteriano es el directivo visionario, pues el empresario tiene como función reformar o revolucionar el sistema de producción, explotándo un invento o, de una manera más general, una posibilidad técnica no experimentada.
El empresario (Marshall) se distingue por su voluntad de destruir las viejas pautas de pensamiento y acción, y por utilizar de forma novedosa los recursos ya existentes. La innovación implica superar obstáculos, inercias y resistencias, y requiere de capacidades excepcionales y de personas extraordinarias. Llevar a cabo un proyecto nuevo y actuar deacuerdo con uno ya establecido son cosas tan distintas como condudir una carretera y caminar por ella.
El auténtico empresario no está tan motivado por el amor al dinero, como por el afán de dominar y luchar granjeándose el respecto ajeno. Lo crucial es la alegría de crear, de llevar a cabo proyectos o, simplemente, de jercercer la propia capacidad imaginativa e inventiva.
Creando cosas buenas los empresarios hacen más por la erradicación de la pobreza que cualquier gobierno o entidad benéfica. Así, cualquier gobierno que quiera la prosperidad de los ciudadanos debe preocuparse por establecer un ambiente más favorable a la actividad empresarial. Es decir, debe asegurar los derechos de propiedad, la estabilidad de precios, la libertad de comercio, la moderación de impuestos y la homogeneidad de la legislación.
El aumento de los ingresos (crecimiento económico) fruto del surgimiento de nuevo deseos ofrecen siempre más oportunidades empresariales. De forma que el crecimiento económico no tiene límites intrínsecos, pues de hecho, las necesidades humanas son cambiantes e infinitas.
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