Francia aprieta el acelerador de las reformas con su primera ley en décadas para liberalizar su anquilosada economía. El Gobierno dio ayer el visto bueno al proyecto de ley para el Crecimiento y la Actividad para “desbloquear” las trabas que frenan la apertura de comercios en domingo, la incorporación de mujeres y jóvenes a las profesiones reguladas, la apertura de empresas de transporte o la rebaja de peajes de autopistas. Es la gran apuesta de François Hollande a mitad de su mandato, el proyecto estrella del ministro estrella, Emmanuel Macron, titular de Economía, de 36 años, el más joven del Ejecutivo. El ala izquierdista del gubernamental Partido Socialista lo rechaza por “demasiado liberal”, lo que augura un duro pulso de los críticos contra Macron y el primer ministro, Manuel Valls.
“Estamos intentando cambiar el país”, aseguró Macron tras el Consejo de Ministros que aprobó su proyecto. El Gobierno lo presentó con una solemnidad inusual: en la zona noble del Elíseo, con Valls y Macron acompañados de otros siete ministros. Los dos protagonistas insistieron en la necesidad de acabar con “los cerrojos” para conseguir “liberar” la actividad, lograr más inversiones y conseguir más empleos, los tres pilares del nuevo paquete reformista.
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