Varias han sido las CCAA que han planteado reformas electorales de distinto tipo en los últimos años. Cataluña, Asturias, Madrid, Andalucía y Valencia como mínimo. También, Castilla-La Mancha y Baleares con su disminución del número de parlamentarios.
El sistema electoral español busca un sistema de partidos estable, con mayorías fuertes, evitando el modelo de la segunda república. Hasta ahora lo ha conseguido, aunque desde las últimas lecciones todo está inmerso en la duda.
El sistema electoral español busca un sistema de partidos estable, con mayorías fuertes, evitando el modelo de la segunda república. Hasta ahora lo ha conseguido, aunque desde las últimas lecciones todo está inmerso en la duda.
Lo que se plantea es la posibilidad de hacer a los cargos electos representativos más receptivos a las preferencias de la ciudadanía. Ya que nuestro actual sistema electoral dificulta la rendición de cuentas de los diputados, pues éstos están mucho más atentos a las demandas de las "cúpulas de los partidos" que a las de la población. Además, se trata de evitar que cualquier discrepancia de diputados con personalidad propia acabe convirtiéndose en un nuevo partido.
En definitiva, las listas cerradas no favorecen (incentivan) la relación directa entre elector y representante. De hecho, nos podemos encontrar con que muchos de los actuales diputados a los diferentes parlamentos ni tan siquiera han participado en la campaña en que fueron elegidos.
Las posibles reformas más destacadas podrían tener tres signos claros:
- Sistema mayoritario
- La apertura de listas
- Sistema alemán
1.-SISTEMA MAYORITARIO. El sistema consiste en elegir diputados por distritos uninominales, como en el Reino Unido. Es una idea con buena acogida entre muchos economistas, ya que mueve la centralidad desde la cúpula del partido hacia los candidatos. Es decir, la persona pesa más que la organización.
Evidentemente, este sistema supone una pérdida de proporcionalidad, que perjudica a las formaciones minoritarias.
Con este sistema conlleva la pérdida de la disciplina de voto, aunque la experiencia de los EEUU e Inglaterra sugiere que entorno al 70% de las votaciones tiene el mismo sentido por el 99% de los diputados.
El principal problema es el diseño de los distritos "gerrymandering", y la consiguiente manipulación de los límites territoriales.
También existe el riesgo del "clientelismo", como en el caso del poder municipal, con la consiguiente estrategia del "gasto territorializable".
2.-LISTAS ABIERTAS. Su mejor baza es tratar de evitar unos partidos políticos excesivamente opacos y con demasiado poder concentrado en las cúpulas.
La proporcionalidad no tiene porqué verse afectada.
Al tener mayor posibilidad de elección los votantes han de quedar más satisfechos. Pues (1) sienten que tiene más poder de decisión, (2) los diputados están incentivados a buscar un mayor vínculo con los ciudadanos y (3) fomenta la moderación y la estabilidad de los candidatos.
Dentro de los inconvenientes, se puede citar que la satisfacción de marcar nombres en las listas satisface principalmente a los votantes más informados. El resto que, por el principio de ignorancia racional, no conoce los nombres candidatos no percibe mejora.
O dicho de otra forma, el coste-cognitivo tenderá a aumentar el diferencial educativo en la participación electoral. Lo que, en el extremo, puede enajenar a los ciudadanos más insatisfechos que suelen coincidir con los menos informados.
El peligro del clientelismo continua presente.
Un riesgo más es que se considere que el cambio es demasiado acomodaticio. Por eso sus partidarios suelen acompañar la propuesta con equilibrios de minorías, referendums, etc.
Una variante de este método es el DESBLOQUEO DE LISTAS, es decir, que el elector pueda afectar sólo al orden de elección, sin poder marcar candidatos de diferentes listas. Y la obligatoriedad puede ser (a) fuerte si se permite cambiar el orden o sólo las marcas o (b) débil si hay algunas posiciones fijas, como por ejemplo la primera.
Por lo demás, la experiencia demuestra que los electores no suelen modificar el orden electoral de la lista que suele ser el alfabético. Y también, que el desbloqueo tiene un efecto modesto en la sensación de representatividad.
Por último, hay que apunta que el desbloqueo reduce sólo ligeramente la disciplina de voto.
3.-EL MODELO ALEMAN O MIXTO. Este sistema combina elementos proporcionales y mixtos, y suele ser el preferido por muchos de los analistas que actualmente realizan propuestas, tanto si proceden del campo de la economía como si lo hacen desde el ámbito jurídico.
Se subdivide en dos (1) el mixto paralelo no compensado y (2) el mixto compensado. En el primer caso una parte de los diputados se elige mediante sistema mayoritario y el resto mediante sistema proporcional. Mientras que el segundo requiere un poco más de atención, ya que es defendido por combinar lo mejor de ambos mundos:
El ciudadano dispone de dos votos al mismo tiempo:
- Uno para lista bloqueada y cerrada del partido elegido, como ahora ocurre en España. Con un único distrito electoral nacional. Aunque se asignan escaños en función de los 16 landers.
- El segundo voto es para un representante directo de los 299 distritos uninominales de Alemania.
La lista marca el tope de representación para cada partido. Y los escaños se rellenan, en primer lugar, con los diputados uninominales y con el resto de lista después.
Si se diera el caso de que hubiese más escaños directos que de la lista, como se considera que éstos tienen preferencia, se aumenta el número de diputados del Bundestag; así el Parlamento Alemán cambia de número de diputados en algunas legislaturas.
Además, existe una barrera del 5% o bien ganar en 3 distritos uninominales.
Para el caso de España, quizás, lo más problemático sería la desaparición del nivel provincial y el "gerrymandering" a la hora de limitar los distritos. Además, la barrera electoral podría dejar fuera a algunos partidos que ahora gozan de representación.
La experiencia alemana parece mostrar que continúan pesando más los partidos que los candidatos. Y que la personalización sólo se da entre los partidos más votados.
Ocurre, además, que muchos de los candidatos que concurren en los distritos uninominales también van en "listas" y, por tanto, son repescados con el consiguiente desagrado popular. También es cierto que ha dado lugar a estrategias electorales poco elegantes para aprovecharse del sistema.
E igual que en el caso anterior el coste-cognitivo es importante.
El sistema mixto no compensatorio está libre de muchos de los riesgos anteriores, mientras que en términos de proporcionalidad puede arrogar unos resultados electorales similares a los actuales.
Conclusión.
Un cambio de este tipo requiere mucha más concreción por parte de sus promotores. Pero no hay que olvidar que los partidos tradicionales debe abrirse más a las nuevas corrientes sociales a costa de que surjan otros nuevos portadores de propuestas excesivamente radicales.
Sin duda, la alternancia gobierno-oposición garantiza la rendición de cuentas, aunque la aparición de nuevos partidos pone de manifiesto que no se considera suficiente. Todo indica que el sistema tradicional de partidos se está desinflando.
Por ello se puede concluir que el panorama social aconseja, al menos, discutir acerca de una posible reforma.
Una ley electoral no es ninguna varita mágica. Pero el descontento creciente, la volatilidad y la fragmentación del voto pueden ser un acicate para pensar en ella.
Notas inspiradas en la lectura de "La Urna Rota" de Politikon
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