La familia de Marx era judía, pero su padre se
bautizó en la Iglesia evangélica de Prusia en algún momento entre 1816 y
1819. Karl se casó en 1843 con Jenny Westphalen, una joven de una
familia aristocrática que luego formó también parte de la Liga de los
Comunistas. Tuvieron siete hijos, de los que murieron cuatro siendo
niños y solo sobrevivieron tres mujeres, dos de las cuales terminarían
más adelante suicidándose. Desde muy pronto vivió con ellos Lenchen, una criada que heredaron
de la familia Westphalen, y que tuvo un hijo con Marx. La pobreza fue
la gran pesadilla que los acompañó durante largos trechos de su vida.
Sin la ayuda económica de Engels, que procedía de una familia de un rico
industrial, Marx no hubiera podido consagrarse a su obra.
“Era un pater familias que quería controlarlo todo”, cuenta Stedman Jones. “Una de sus hijas se enamoró de un communard
francés, pero Karl y Jenny preferían que se casara con alguien más
respetable. Así que no le permitían verlo. La muchacha tuvo que
encontrar un trabajo en Brighton para mantener la relación, pero hasta
allí llegó la mano de su madre. Y aquello no prosperó. Quisieron siempre
mantener la imagen de una familia burguesa respetable. Cuando Lenchen
quedó embarazada, los Marx decidieron contar que el responsable era
Engels. Y este, en su lecho de muerte y como no podía hablar porque
tenía un cáncer de lengua, escribió con tiza en una pizarra: ‘Yo no fui
el padre, el padre fue Marx”.elpais.com
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