- Se observa una variación no muy grande de la población activa.
- La reducción de la población ocupada ha sido muy significativa (-3 millones).
- Se observa un incremento de los inactivos, por el envejecimiento de la población.
- La proporción de ocupados asalariados se ha mantenido en el 82%, por lo que también se mantenido la de empleados por cuenta propia en el 18%.
- Han aumentado considerablemente los empleos de jornadas más cortas, ocupados más por mujeres.
- La proporción de empleos a tiempo completo ha disminuido desde el 88,9% al 85%.
- La proporción de ocupados a tiempo parcial ha aumentado desde 11,1% al 15%.
- El colectivo que más severamente ha sufrido el desempleo es el de entre 25 y 40 años, con una pérdida de ocupación de 2,2 millones de empleos.
- Al inicio de la crisis los empleos indefinidos fueron los que más disminuyeron debido a que la legislación laboral de antes de la reforma avocaba a las empresas al cierre antes que la reestructuración. Pero con la reforma laboral la tendencia cambió y los indefinidos se recuperan a buen ritmo. Ahora son 10,8 millones, mientras que los temporales disminuyen y son 3,5 millones, cuando en 2007 eran 5,33 millones.
- La tasa de temporalidad se ha reducido durante la crisis desde el 32% al 24,6%.
Conclusión:
La reforma laboral de 2012 ha reducido los costes laborales, aumentando la productividad empresarial que ha permitido la generación de nuevo empleo, aunque continua la dualidad entre trabajadores fijos y temporales o a tiempo parcial.
Convendría dar una vuelta de tuerca más a la reforma laboral, pues mantener la dualidad significa que por un lado unos mantienen la condiciones del llamado "empleo para toda la vida" con salarios elevados y ventajas sociales, mientras que otros se tienen que conformar con ir encontrando trabajos temporales que en el mejor de los casos alternan con períodos de paro.
Notas inspiradas en Carmen Alcaide en elpais.com.
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